Tensar la cadena
El rencor no es un sentimiento infinito en un entrenador como Luis Enrique, que tiene alma de ciclista
Pocas veces suscit¨® tanta unanimidad el nombramiento de un entrenador en el Camp Nou como el d¨ªa que se anunci¨® la contrataci¨®n de Luis Enrique. El aficionado del Bar?a se debat¨ªa entre la lealtad al discurso oficial y la evidencia de que Gerardo Martino no era el t¨¦cnico apropiado para continuar la labor de Pep Guardiola y Tito Vilanova, mucho menos el arquitecto a quien confiar la evoluci¨®n de un modelo de juego que ni siquiera parec¨ªa comprender del todo. Lo advirtieron antes que nadie los jugadores, que se miraban at¨®nitos cuando alg¨²n ayudante del argentino confund¨ªa a Xavi Hern¨¢ndez con Andr¨¦s Iniesta. Y ahondaron en esa percepci¨®n algunos periodistas, a los que Martino despachaba en rueda de prensa acus¨¢ndolos de miopes, racistas o barrabravas, dependiendo del d¨ªa y del periodista. El desconcierto era tal, que en el estadio se pitaba a Messi solo unos minutos antes de despedir al equipo con una gran ovaci¨®n, nada menos que por dejar escapar el t¨ªtulo de Liga en la ¨²ltima jornada y frente al Atl¨¦tico de Madrid.
En ese estado de enajenaci¨®n mental colectiva desembarc¨® el asturiano en Barcelona, rodeado de palmas y aclamado como el nuevo Mes¨ªas, algo similar a lo que ahora mismo sucede con su llegada a la selecci¨®n espa?ola, salvando las distancias. Y digo similar porque la labor a desempe?ar se antoja la misma: sustituir a un falso creyente, ahondar en las claves de un pasado exitoso y ser capaz de dar un paso adelante que nos ahorre quebrantos como los de este mismo verano. En el otro lado de la balanza pesan un cierto hooliganismo y sus controvertidas opiniones en temas de suma sensibilidad, (declar¨® no reconocerse con la camiseta del Real Madrid en los cromos, afirm¨® que la sociedad catalana es m¨¢s avanzada que la del resto del pa¨ªs¡), peque?os inconvenientes que impiden una aceptaci¨®n absoluta pero que tampoco parecen suficientes para justificar, con aut¨¦nticas razones de peso, la inconveniencia de su nombramiento.
El asturiano desembarc¨® en?un Bar?a en estado de enajenaci¨®n mental, rodeado de palmas y aclamado como un Mes¨ªas, algo similar a lo que ahora sucede con su llegada a la selecci¨®n, salvando las distancias
Sus primeras decisiones como seleccionador nacional no han dejado indiferente a nadie ¨C cab¨ªa esperarlo- y la ausencia de Jordi Alba planea hoy sobre Las Rozas como un asunto de honor, una respuesta sobre bandeja de plata que nada tiene que ver con el rendimiento deportivo. ¡°Hombre, seguro que mejor ir¨¢¡±, valoraba el lateral la llegada de Ernesto Valverde al banquillo del Bar?a mientras el asturiano tomaba nota desde su voluntario retiro. As¨ª las cosas, y vistas con una cierta perspectiva, parece hasta l¨®gico que a Luis Enrique no le haya temblado el pulso a la hora de cobrarse la factura, una minucia si se compara con aquel empe?o suyo por expedientar a Leo Messi tras un doloroso encontronazo en Anoeta.
No parece prioritario para el seleccionador explicar en p¨²blico las razones que se intuyen tras el ostracismo de Alba pero tampoco conviene descartar su regreso a futuras convocatorias. Aquel abrazo con Messi en el Ol¨ªmpico de Berl¨ªn, una vez completada la triple corona de 2015, deber¨ªa servirnos como prueba de que el rencor no es un sentimiento infinito en un entrenador con alma de ciclista. Y es que una cosa es tensar la cadena en el llano y otra, muy distinta, romperla cuando toca subir el Tourmalet.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.