Espa?a se libera sin ¡®nueve¡¯
Luis Enrique resuelve su primera alineaci¨®n trazando un camino que remite m¨¢s a Luis Aragon¨¦s que a Lopetegui y derrota a Inglaterra en Wembley (1-2) con goles de Sa¨²l y Rodrigo
La Roja derrot¨® a Inglaterra en Wembley pero el resultado no fue lo m¨¢s importante. Pocas decisiones en la historia reciente del f¨²tbol espa?ol han tenido tanto peso como la primera alineaci¨®n de Luis Enrique. Despu¨¦s de cinco a?os de deterioro progresivo del estilo que situ¨® a la selecci¨®n a la vanguardia mundial, la esperanza del retorno a la grandeza se disipaba. Es ilusorio que el f¨²tbol ofrezca posibilidades infinitas solo porque el calendario prev¨¦ infinitos partidos futuros. Las generaciones se agotan, las sociedades cambian y las ideas pierden fuerza. El nuevo seleccionador se encontraba ante un camino que se bifurca. Reincidir en la mezcla emprendida por Del Bosque, Lopetegui y Hierro y afrontar un largo invierno nuclear, o devolver al equipo a la senda emprendida por Luis Aragon¨¦s en 2007. La presentaci¨®n en un partido oficial contra el cuarto clasificado del Mundial no ofrec¨ªa m¨¢s salida que poner las cartas boca arriba. La respuesta fue la m¨¢s dif¨ªcil y la m¨¢s acertada. Desde 1981 no ganaba Espa?a en el santuario del f¨²tbol ingl¨¦s. Lo consigui¨® bajo una lluvia de centros de un rival vigoroso pero atropellado. Gracias a dos paradas de De Gea y a la anulaci¨®n discutible de un gol de Wellbeck.
Eliminar al punta de referencia y situar a Aspas en el ¨¢rea fue la declaraci¨®n de intenciones m¨¢s trascendental que tom¨® Luis Enrique. Colocar a Rodrigo como extremo derecha y a Isco pegado a la raya izquierda ¡ªobligado a recibir arriba¡ª profundiz¨® en la idea. La segunda medida en la escala de relevancia, fue apostar por Busquets, Sa¨²l y Thiago, los centrocampistas m¨¢s ¨¢giles que ofrece la larga n¨®mina espa?ola cuando se trata de confrontar rivales replegados.
La defensa inglesa, tan laureada en Rusia ante selecciones sin creatividad, se mostr¨® desorientada. La riada de gente capaz de controlar y pasar r¨¢pido en espacios reducidos oblig¨® a Stones y Maguire a retroceder y a perder el hilo del juego hasta que la pelota no pas¨® por Kane, cosa que sucedi¨® siempre como por casualidad.
El partido oblig¨® a un ejercicio de aprendizaje r¨¢pido a los espa?oles, que formaron tres l¨ªneas in¨¦ditas de defensas, volantes y delanteros. Tambi¨¦n los forz¨® a rebelarse. A los 10 minutos Inglaterra se adelant¨® en un contragolpe. El bal¨®n dividido que perdi¨® en el c¨ªrculo central Thiago ante Henderson acab¨® en los pies de Kane, que no tard¨® en encontrar el hueco y el pase largo. Shaw colg¨® el centro y Rashford remat¨® a bocajarro. El desajuste en la l¨ªnea de zagueros de Espa?a fue evidente. Los muchachos se est¨¢n aclimatando.
Es incierto que los equipos puedan jugar a una cosa y a la contraria. No existe uno solo del que se pueda decir que gan¨® un Mundial jugando alternativamente a tener el bal¨®n o cedi¨¦ndolo para contragolpear. Espa?a intent¨® esta pirueta desde 2014 con los resultados conocidos. Diego Costa, un nueve</CF> extraordinario para correr por las grandes praderas, sucumbi¨® ante la necesidad de hacer combinaciones r¨¢pidas de toques y desmarques. Luis Enrique sospecha que necesita otra cosa. Sus primeros titulares en el ataque le ofrecieron movilidad. A los dos minutos del gol de Rashford, la din¨¢mica dio sus frutos. Fue Carvajal el responsable de la rebeli¨®n. En un rapto de coraje, el lateral arremeti¨® por la banda, se fue de Shaw y se asoci¨® con Rodrigo mientras Aspas arrastraba a los centrales al primer palo y abr¨ªa un espacio precioso. El centro de Rodrigo cay¨® en tierra liberada. Ah¨ª apareci¨® Sa¨²l con la convicci¨®n del especialista. Sa¨²l imagin¨® muchas veces que met¨ªa goles de esta especie. En Wembley inaugur¨® su cuenta personal. El 1-1 convalid¨® el dominio. Rodrigo sorprendi¨® a la defensa inglesa a la salida de una falta para meter el definitivo 2-1.
Durante una hora Inglaterra vivi¨® sometida. Tuvo m¨¦rito. Nada es m¨¢s dif¨ªcil que hacer lo que pretende Espa?a. El Mundial fue una procesi¨®n de pragm¨¢ticos que apostaban por la simplificaci¨®n y renunciaban al control del bal¨®n como quien se quita un peso de encima. Triunfaron, como casi siempre, y contra corriente cobra valor la intenci¨®n de Luis Enrique. Sin apenas entrenamientos para adiestrar y coordinar una plantilla in¨¦dita, los sobresaltos fueron predecibles. Los cambios de Asensio, Roberto y Mart¨ªnez por Isco, Thiago y Alonso, no ayudaron a que el equipo templara la presi¨®n en contra.
El arrebato final de Inglaterra propici¨® el lucimiento y los accidentes de De Gea. Con el tiempo reglamentario cumplido el portero descolg¨® un centro, cay¨® sobre Wellbeck y dej¨® escapar la pelota de sus manos. El delantero del Arsenal la empuj¨® a la red y el ¨¢rbitro anul¨® el tanto. Sobre la bocina, Espa?a sali¨® victoriosa y renovada
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