Poulidor y la guerra entre espa?oles
El franc¨¦s, que nunca gan¨® un Tour, s¨ª venci¨® en la Vuelta de 1964, marcada por los celos entre los ciclistas locales
Raymond Poulidor, que no s¨®lo no gan¨® nunca el Tour, sino ni siquiera visti¨® un solo d¨ªa el maillot amarillo en 14 participaciones, s¨ª gan¨® la Vuelta a Espa?a. Fue en 1964, en medio de un tremendo conflicto entre el pelot¨®n espa?ol. Aquel fue el a?o de Los XXV A?os de Paz y hab¨ªa especial inter¨¦s en que lo ganara un espa?ol. Pero en la Vuelta lo que hubo fue guerra y victoria de un franc¨¦s.
La carrera sali¨® de Benidorm, entonces lanzada en el papel de punta de lanza tur¨ªstica de Espa?a, de la mano de su c¨¦lebre alcalde Pedro Zaragoza. Luego sub¨ªa por la costa, en los Pirineos tomaba a la izquierda y recorr¨ªa todo el Norte hasta Avil¨¦s, para luego bajar por Le¨®n y Valladolid hasta Madrid. Junto a Poulidor hab¨ªa otra gran figura extranjera, Van Looy, formidable espr¨ªnter. En esos a?os se daba un minuto de bonificaci¨®n al ganador de etapa, y medio al segundo. Sufr¨ªa en la monta?a, pero acumulando bonificaciones pod¨ªa compensarlo. Por Espa?a, ausente el siempre d¨ªscolo Bahamontes, la figura era P¨¦rez Franc¨¦s, corredor completo, todo clase. Corr¨ªa para el Ferrys. El otro gran grupo espa?ol era el Kas, equipo coral, dirigido por Langarica, m¨¢s interesado en la clasificaci¨®n por equipos que en trabajar para un l¨ªder. El l¨ªder era el equipo, por as¨ª decirlo.
Tras la segunda etapa, Van Looy ya era l¨ªder. A media etapa, se parti¨® el pelot¨®n, quedando arriba un grupo de 14 con todos los favoritos. Hubo gran alarma cuando Van Looy, P¨¦rez Franc¨¦s y dos corredores menores violaron con audacia un paso a nivel cerrado. Pero los dos acompa?antes no pudieron mantener el ritmo, Van Looy y P¨¦rez Franc¨¦s quedaron solos, y la persecuci¨®n, encabezada por el Kas, acab¨® con la aventura. Van Looy gan¨® el sprint y visti¨® el amarillo.
L¨ªder segu¨ªa cuando se cay¨® en la quinta etapa, Barcelona-Puigcerd¨¤. Se da?¨® el hombro, se temi¨® fractura, pero no la hubo. La ma?ana siguiente le esperaban en la salida¡ pero no compareci¨®. Con las primeras luces, y acompa?ado de su dom¨¦stico de confianza, Sorgeloos, que le hizo de ch¨®fer, se fue a casa. P¨¦rez Franc¨¦s cog¨ªa el amarillo y lo llevar¨ªa por Jaca y Pamplona. Poulidor no se daba a ver, siempre entre el cuarto y el sexto de la general.
El conflicto entre espa?oles hizo crisis en la Pamplona-San Sebasti¨¢n. Un grupo en el que hab¨ªa tres kas lanz¨® gran ataque, al que se sum¨® Ota?o, lugarteniente de P¨¦rez Franc¨¦s, de secante. Pero Ota?o acab¨® por escaparse del resto, lleg¨® solo a San Sebasti¨¢n y se puso l¨ªder. Vaya l¨ªo. Ota?o hizo protestas de fidelidad, dijo que hab¨ªa visto la etapa a mano (era su tierra, adem¨¢s), y que en el futuro ayudar¨ªa a P¨¦rez Franc¨¦s. Pero en esas surgi¨® otro gallito del Ferrys, Manzaneque, que dijo que ¨¦l tambi¨¦n se iba a dedicar a ir por libre y que con ¨¦l no contaran.
Los excompa?eros de Van Looy se ofrecieron a Dami¨¢n Pla, director del Ferrys, para apoyar a su equipo por 100.000 pesetas. Lo rechaz¨®. No ven¨ªa del ciclismo, era gerente de la empresa (de textiles) y le cay¨® el encargo del equipo. Las malicias del ciclismo le eran extra?as. Era un hombre eficaz, noble y conciliador al que le explot¨® un gallinero en las manos.
Ota?o recorri¨® el Cant¨¢brico como l¨ªder. En la Avil¨¦s-Le¨®n se escap¨® Julio Jim¨¦nez, que coron¨® Pajares con cuatro minutos, ventaja que duplic¨® en la bajada y en el llano, algo sorprendente, pues era un formidable escalador que llaneaba muy mal. El Kas no apret¨®, porque Julio Jim¨¦nez era suyo. El Ferrys era un galimat¨ªas. Poulidor echaba sus cuentas¡ As¨ª que Julio Jim¨¦nez se vio l¨ªder casi sin quererlo.
Le iba a durar poco, porque el d¨ªa siguiente toc¨® contrarreloj de 73 kil¨®metros, con llegada a Valladolid. Una distancia ahora inimaginable. Mal rodador, Jim¨¦nez fue el decimosexto. Gan¨® Poulidor, el ¨²nico d¨ªa que tuvo que esforzarse de veras, y cogi¨® el amarillo. P¨¦rez Franc¨¦s, que se hab¨ªa castigado mucho al salir una y otra vez a ataques sin apoyo, s¨®lo fue sexto. Y tercero en la general, de la que Ota?o quedar¨ªa segundo.
Y as¨ª hasta Madrid, donde cuando Poulidor levant¨® el trofeo, acompa?ado de Lina Morgan y Mary Santpere vestidas de chulaponas, la afici¨®n abronc¨® a los espa?oles. Sus peleas de celos ya proverbiales desde antes nunca hab¨ªan alcanzado un tono tan esperp¨¦ntico. P¨¦rez Franc¨¦s acus¨® al Kas de haberle hecho el trabajo a Poulidor, Langarica respond¨ªa que ni P¨¦rez Franc¨¦s ni el Ferrys sab¨ªan correr.
P¨¦rez Franc¨¦s gan¨® el maillot verde. Julio Jim¨¦nez, la Monta?a. Kas, por equipos. Del puesto dos al diez, todos fueron espa?oles. Pero la Vuelta de los XXV A?os de Paz la gan¨® Poulidor, sin necesidad de apretar m¨¢s que en la contrarreloj de Valladolid. Gan¨® a lo Anquetil.
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