Griezmann: la buena mesa y la mala educaci¨®n

El anzuelo era de un dulce embriagador y Griezmann no lo dej¨® escapar: s¨ª, se siente un miembro de pleno de derecho en la mesa de los elegidos, nada m¨¢s y nada menos que junto a Leo Messi y Cristiano Ronaldo, los dos grandes terratenientes de la ¨²ltima d¨¦cada. Es el tipo de pregunta que nunca reh¨²san los futbolistas modernos, encantados ante cualquier forma de adulaci¨®n pero visiblemente inc¨®modos frente a las espinas, como esos ni?os que solo se comen el pescado cuando se les presenta en forma de golosina. Pic¨® el delantero franc¨¦s del plato propuesto porque su ego no desmerece en nada a su calidad como futbolista pero tambi¨¦n por su car¨¢cter pr¨¢ctico y consecuente, buen conocedor de que la atenci¨®n del gran p¨²blico no solo se disputa, hoy, sobre los terrenos de juego.

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Adem¨¢s del aspecto deportivo, la correcta explotaci¨®n de una marca aconseja cuidar otras muchas vertientes. Una buena parte de los galones medi¨¢ticos todav¨ªa se cimientan sobre el rendimiento profesional pero tambi¨¦n en las ruedas de prensa, las redes sociales, las peluquer¨ªas, las tiendas de moda, los salones de tatuaje o los concesionarios de coches. ¡°Te tienes que ganar el sitio hasta en el aparcamiento de la cancha¡±, advert¨ªa Charlie a su hermano Ariel en Saber perder, la novela de David Trueba. Y eso lo sabe bien el propio Griezmann, como demostr¨® este mismo verano, protagonista de un vodevil televisivo en el que anunciaba su renovaci¨®n por el Atl¨¦tico de Madrid pero sin dejar de sacar provecho al inter¨¦s, p¨²blico y notorio, del F¨²tbol Club Barcelona.

La importancia del m¨¢rquetin tampoco escapa al entendimiento de un Sergio Ramos que respondi¨® al franc¨¦s desde su actual escaparate: el del gran capit¨¢n. ¡°La ignorancia es muy atrevida", dijo el defensa. La velocidad a la que se desatan los acontecimientos en el f¨²tbol moderno tiene la ventaja de enterrar cualquier pasado en un tiempo r¨¦cord y Ramos es, a d¨ªa de hoy, un veterano de mil guerras capaz de aleccionar a sus tropas delante de un micr¨®fono pero tambi¨¦n a las enemigas. Su respuesta a las palabras de Griezmann destila madurez y sentido com¨²n, un doble etiquetado que marca distancias con el chico que un d¨ªa fue, aquel joven visceral y de mal perder que apenas reconoc¨ªa m¨¦rito alguno en sus rivales. Acordarse de Andr¨¦s Iniesta y Xavi Hern¨¢ndez para desmontar la boutade del franc¨¦s le honra, al tiempo que revaloriza una marca -la DSRG (Don Sergio)- m¨¢s global y exportable que la anterior.

El ¨¦xito empresarial se impone hoy frente a cualquier filosof¨ªa del juego, los valores propios del deporte o la buena educaci¨®n. Los trofeos individuales se cuantifican en los contratos de un modo tan generoso que los colectivos se antojan un premio menor, casi un mal necesario. La gloria de la Copa del Mundo, la Liga de Campeones o los torneos dom¨¦sticos ya no parecen suficiente para¨ªso para las nuevas figuras de un deporte cegado por los flases y asediado por mercaderes. Se impone, qui¨¦n nos los iba a decir, aquella fea costumbre tan arraigada en los pueblos de anta?o: autoinvitarse a las bodas.