Exhibici¨®n de orgullo del Valladolid en Bala¨ªdos
El cuadro pucelano, que llegaba a la casa del Celta tras no marcar en las cuatro primeras jornadas, se destapa con tres dianas y empata un partido que se le puso cuesta arriba despu¨¦s de encajar dos goles en los ocho primeros minutos
La tarde estaba para amodorrarse, bajar el sombrero de paja sobre los ojos y buscar una sombra. Cayeron en la tentaci¨®n del sesteo ambos equipos, pero no lo hicieron al mismo tiempo y el partido vir¨® a un crescendo con suspense tras haber amanecido cristalino y sin intriga. Tuvo la victoria el Celta, pero no la guard¨® porque el Valladolid fue respond¨®n y orgulloso, tom¨® la voz para acallar sus problemas y gritar los primeros goles del campeonato, tres que no le valieron para ganar, pero s¨ª para sumar el tercer empate en otras tantas salidas lejos de Zorrilla.
En la suma final, al Celta le salv¨® una vez m¨¢s su pegada y le conden¨® su tibieza defensiva. Todo empez¨® en el ¨¢rea de su oponente, buenas noticias para los gallegos. All¨ª se muestra Maxi G¨®mez, que no deja de revalorizarse porque es joven, tiene el alma inherente a un punta charr¨²a y no cesa de mostrar registros insospechados. Como adem¨¢s este verano ha desterrado de su corpach¨®n hasta ocho kilos que no le ayudaban para trabajar en un equipo como el Celta que demanda movilidad a sus delanteros, Maxi es una joya que se agrega a Aspas para alumbrar un tesoro.
Con Aspas no hay dudas. En otro tiempo, seguramente en otro f¨²tbol, cuando un jugador superaba la treintena ya se le pon¨ªa fecha de caducidad. La costumbre marcaba que deb¨ªa renovar contrato a?o a a?o. Ahora los puntos de maduraci¨®n se retrasan. Cuando hab¨ªa cumplido 25 a?os, el chico de Moa?a no hab¨ªa jugado ni un solo partido en Primera Divisi¨®n. A los 31 no se atisba cual puede ser su tope futbol¨ªstico, empe?ado como est¨¢ en elevarlo. Una vez m¨¢s Aspas desbloque¨® al Celta, le auxili¨® en los momentos de duda y result¨® decisivo. Por el camino dej¨® adem¨¢s un par de detalles t¨¦cnicos, de ¨²tiles lujos que alertan sobre un repertorio que no deja de sorprender. Aspas y Maxi cocinaron el inicio centelleante del Celta, dos goles en apenas ocho minutos. Lo pusieron al rojo vivo en el ¨¢rea, all¨ª donde solo los mejores encuentran espacios y Maxi, que ya estaba para lo grueso y ahora tambi¨¦n aporta en lo fino, encontr¨® una ventaja para Aspas con una sutil combinaci¨®n que le dej¨® ante Masip. La definici¨®n entre puntera y empeine zurdo fue una exhibici¨®n de recursos del delantero internacional.
Golpeado de inicio, con la losa de haber llegado al partido sin haber cantado gol en las cuatro primeras jornadas, el Valladolid puso la rodilla en la lona al encajar de nuevo en la siguiente llegada a su meta. Centr¨® Aspas y defini¨® Maxi entre las protestas visitantes por un control en el que pudo ayudarse con el brazo, pero que valid¨® el tamiz del videoarbitraje.
Era pronto, pero era el momento para el Celta, que dej¨® pasar algo que ya podr¨ªa parecer la sentencia. Y el equipo que dirige Antonio Mohamed atesora una vis imprevisible que convierte cada uno de sus partidos en una monta?a rusa. No es fiable el Celta, que sube y baja, vuelve a ascender y a caer, golpea y concede. Su querencia levantisca sirve al tiempo para que su parroquia lo contemple con agrado y lo sufra afligida. Con el partido ganado de inicio transit¨® hacia un final ag¨®nico en el que su t¨¦cnico se esforz¨® desde la banda por sujetar las riendas de su purasangre mientras Bala¨ªdos callaba como si no quisiese mirar lo que suced¨ªa sobre el pasto entre acometidas del Valladolid. Al final el respetable, exigente como pocos, alz¨® la voz para despedir entre reproches a su equipo.
Porque el rival que llegaba sin gol y recibi¨® dos sopapos nada m¨¢s arribar a Bala¨ªdos supo alzarse y mostrar argumentos para imponerse y llevarse el partido. Lo hizo en cuanto encontr¨® la pelota y a trav¨¦s de ella sent¨® una interesante base futbol¨ªstica, desplegado en cuanto M¨ªchel encontr¨® espacios para darle salida en el apoyo a Borja. Despert¨® de la siesta inicial el Valladolid y el Celta recogi¨® su hamaca para acomodarse en ella, replegado sin codicia, como si esperase el tr¨¢nsito amable del cron¨®metro o una nueva aparici¨®n de sus delanteros. ¡°Nos dejamos llevar¡±, resumi¨® al final Iago Aspas. Avis¨® primero Alcaraz con un remate que se fue al palo tras una indecisi¨®n entre Junc¨¤ y Costas. No se dio por enterado el Celta, que concedi¨® un gol reivindicador a ?scar Plano tras otro nuevo error, en esta ocasi¨®n de Lobotka.
El partido ya era otro y no dej¨® de serlo hasta el final. En medio floreci¨® de nuevo Aspas para fabricar al poco de iniciarse la segunda parte un gol de la nada, un zurdazo teledirigido a la red tras un control con la suela en la frontal que remite a las tardes en las que se le pon¨ªa el sol en las pistas de Moa?a. Largas tardes las gallegas.
El cuarto tanto en las ¨²ltimas tres jornadas del faro celti?a tampoco tumb¨® al Valladolid, que jam¨¢s baj¨® los brazos. Con media hora por jugar, ?nal descont¨® al aprovechar la segunda asistencia de Nacho, que ya le hab¨ªa dado la opci¨®n del primer tanto a ?scar Plano y desde el lateral izquierdo exhibi¨® un guante en su zurda. Lleg¨® la ayuda final del meta Sergio ?lvarez para el Celta, s¨®lido en un mano a mano ante Cop; no falt¨® tampoco para los locales el auxilio del larguero, que repeli¨® un intento de M¨ªchel a diez minutos de un final en el que el Valladolid no se guard¨® nada. Acab¨® con tres zagueros tras llevar al banquillo a su mediocentro defensivo y cambiar al lateral derecho por sendos delanteros. Con todas las cartas sobre la mesa empat¨® con un remate bajo palos de Leo Su¨¢rez, otra vez con Nacho en el origen por el flanco izquierdo. La rodilla en la lona la ten¨ªa entonces el Celta, pero ah¨ª el ¨¢rbitro pit¨® el final, que hasta pareci¨® amargo para ambos porque el Valladolid sent¨ªa que ya no ten¨ªa freno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.