Un partido horroroso entre vecinos
El Eibar es mucho mejor que el Athletic en Ipur¨²a, pero su falta de filo le condena al empate
A veces, las declaraciones de intenciones se las lleva el viento, o desaparecen sin m¨¢s, que el viento sopl¨® poco en Ipur¨²a. Fue llegar al campo eibarr¨¦s, olfatear el ambiente fabril, escuchar la sirena y cambiar de opini¨®n. Berizzo asegur¨® el s¨¢bado que el Athletic tratar¨ªa de imponer su estilo al Eibar, pero quienes le escucharon, creyeron que se refer¨ªa al que el t¨¦cnico argentino intenta implantar en el equipo rojiblanco, y no a ese otro, quiz¨¢s m¨¢s tradicional, pero mucho m¨¢s ¨¢rido, del patapum hacia delante, de los tiempos en los que el sudor y el talento circulaban por v¨ªas paralelas y no acababan de encontrarse nunca. Berizzo asegur¨® que quer¨ªa poner la pelota en el piso. Lo que no dijo es en qu¨¦ piso. Era el quinto, por lo menos.
Hasta ahora, los ejercicios a domicilio del Athletic hab¨ªan conseguido menos puntos que reconocimiento, pero en plazas como el Villamar¨ªn y el Camp Nou se pudo ver a un equipo valiente, que presionaba por todo el campo, como si a los jugadores les fuera la vida en ello. En Eibar, sin embargo, el Athletic mud¨® su piel. Frente a un rival que, bajo los mandos de Mendilibar, siempre hab¨ªa tenido un cierto respeto reverencial hacia su antiguo club, se arrug¨® desde el inicio, renunci¨® a tener la pelota, o la mand¨® a los cielos eibarreses. Afortunadamente para la navegaci¨®n a¨¦rea, la aproximaci¨®n al aeropuerto de Bilbao comienza unas millas m¨¢s adelante.
El Eibar, en esa tesitura, no le hizo ascos a la pelota, y aunque sin demasiado acierto, comenz¨® a agobiar la porter¨ªa de Herrer¨ªn. En una de esas, el VAR volvi¨® a dejar en evidencia a I?igo Mart¨ªnez por segunda jornada consecutiva. M¨¢s de un minuto despu¨¦s del derribo a Sergi Enrich, el ¨¢rbitro se?al¨® el punto de penalti despu¨¦s de pasarse un buen rato ante la pantalla. Charles adelant¨® al Eibar.
Arbilla, el especialista, pudo ampliar la diferencia en una falta que pas¨® muy cerca de la cruceta, pero un minuto despu¨¦s fue el Athletic el que golpe¨®. Otra vez en un bal¨®n largo del portero, tras el amago de Aduriz, la peinada de Ra¨²l Garc¨ªa y la carrera de Williams, en la ¨²nica acci¨®n coordinada de los rojiblancos, que encontraron una veta de oro casi sin propon¨¦rselo.
En esa jugada se acab¨® el Athletic. Ni una alegr¨ªa m¨¢s dieron los hombres de Berizzo a los mil seguidores que hicieron el c¨®modo viaje dominguero desde Bilbao. Se acabaron las noticias en el ¨¢rea de Riesgo ¨Cque sustituy¨® a un Dmitrovic tocado¨C, mientras que en la de Herrer¨ªn se suced¨ªan los sustos uno tras otro, porque en el medio campo naufragaron Dani Garc¨ªa, Unai L¨®pez y Muniain. Como si a los futbolistas del Athletic les afectara el virus FIFA, que no es el caso, y siguieran bajo los efectos de un jet lag de viaje intercontinental, que tampoco, parec¨ªan abducidos por el Eibar. No pasaban de medio campo, perd¨ªan balones en una sangr¨ªa continua y esperaban, desde mucho tiempo antes, el final del partido.
Al Eibar le falt¨® tener el cuchillo afilado, porque Enrich y Orellana no estaban finos. El equipo armero se comi¨® al Athletic con patatas y guarnici¨®n, pero no consigui¨® que le sirvieran el postre. El partido se hizo infame, de apagar el televisor y coger un buen libro, o de salir del campo y buscarse un plan alternativo con los amigos, pero nadie se fue hasta el final, tal vez porque la incertidumbre pesaba m¨¢s que el juego, y el ambiente era bueno. Y pegaba el sol en la grada. Lo parad¨®jico es que despu¨¦s de noventa minutos desastrosos y un cambio de Berizzo ¨Cque ped¨ªa con gestos el final¨C para perder tiempo, el reci¨¦n incorporado, Nolaskoain, pein¨® un bal¨®n que lleg¨® hasta San Jos¨¦. Su remate puso los pelos de punta a Mendilibar. En el ¨²ltimo instante el Athletic pudo ganar el partido.
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