El poder y el escudo
Es el signo hist¨®rico, emocional y aglutinador de los hinchas, el coraz¨®n gr¨¢fico que distingue a cada club de los dem¨¢s
Nadie duda de la representatividad simb¨®lica del escudo. Es el signo hist¨®rico, emocional y aglutinador de los hinchas, el coraz¨®n gr¨¢fico que distingue a cada club de los dem¨¢s y, por lo tanto, la se?al b¨¢sica de pertenencia a un equipo, aunque eso nunca ha evitado retoques y variaciones de toda clase en los escudos. Probablemente no existe un equipo en Espa?a que no haya modificado su principal recurso simb¨®lico. El Bar?a lo ha redise?ado 11 veces en 119 a?os. Es decir, un repaso est¨¦tico cada 10,8 a?os, promedio que se puede calificar de bastante ligero. El domingo, sin embargo, la asamblea de compromisarios, representante legal de los 120.000 socios del club, rechaz¨® de tal manera la propuesta de modificaci¨®n del escudo que no se lleg¨® a votar. El presidente Bartomeu orden¨® una retirada estrat¨¦gica y apart¨® el conflictivo punto del orden del d¨ªa. Este lunes declar¨® la defunci¨®n del nuevo escudo. Ha muerto antes de nacer.
Pocas veces ha sido m¨¢s previsible una derrota. La directiva no entendi¨® que el rechazo no ten¨ªa nada que ver con las emociones, ni con la est¨¦tica, aunque lo pareciera. Se trataba de una cuesti¨®n de poder. Lo que ocurri¨® est¨¢ relacionado con la dif¨ªcil supervivencia de las viejas estructuras societarias en el modelo actual del f¨²tbol, edificado sobre las sociedades an¨®nimas y no sobre la propiedad popular, sin ¨¢nimo de lucro mercantil, como ocurre en Espa?a con el Real Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna, ¨²nicos exonerados por la ley que consagr¨® el nacimiento de las Sociedades An¨®nimas Deportivas en 1990.
El caso del Real Madrid y del Bar?a es m¨¢s relevante que nunca. Todas las ventajas de su peculiar estructura, comenzando por un presunto mayor control social y un grado superior de actividad democr¨¢tica dentro de los clubes, se encuentran m¨¢s cuestionadas que nunca por la transformaci¨®n del f¨²tbol en una apabullante plataforma de negocios. Frente a los nuevos depositarios del poder ¡ªbanqueros estadounidenses, jeques ¨¢rabes y oligarcas rusos¡ª, los dos grandes clubes espa?oles afrontan el futuro con un margen de maniobra cada vez menor. Entre otras cuestiones, est¨¢n limitados por un modelo que impide ampliaciones de capital salvajes, especular con las acciones y entregar el club a un solo inversor. Es posible que estas limitaciones tengan algo que ver en la misteriosa aton¨ªa del Real Madrid en los tres ¨²ltimos mercados de verano.
Hace tiempo que el Bar?a y el Real Madrid mantienen una delicada convivencia con la estructura econ¨®mica dominante en el f¨²tbol. Con toda seguridad esa relaci¨®n se transformar¨¢ pronto en resistencia y qui¨¦n sabe si en capitulaci¨®n, aunque suene a quimera. El f¨²tbol se mueve a la velocidad de la luz en todos los ¨¢mbitos: en las reglas que lo transforman en el campo de juego y en las decisiones que se?alan su futuro empresarial. En medio de este agresivo panorama, el viejo modelo se resiste como puede. Esa fue la cuesti¨®n que se dirimi¨® en la asamblea del Bar?a, con el escudo como coartada.
Aunque a trav¨¦s de una decepcionante participaci¨®n ¡ª600 compromisarios representaron la opini¨®n de 120.000 socios¡ª, la asamblea utiliz¨® el debate sobre el escudo para proclamar su poder y colocar a los dirigentes en una situaci¨®n de derrota s¨®lo posible en el viejo modelo que sostiene al Real Madrid, Bar?a y Athletic. Cuando los representantes de los socios observaron la magnitud de su victoria, se crecieron y torpedearon el nuevo l¨ªmite de deuda que pretend¨ªa fijar la junta de Bartomeu, t¨ªpica propuesta que las directivas saben tramitar en las asambleas con una buena dosis de vaselina. Esta vez, no. Los socios comienzan a comprender que su modelo est¨¢ en grave peligro y que no hay mejor resistencia a los tiempos que vienen que proclamar su poder, si es necesario a voz en grito.
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