Carlsen aburre, y casi pierde
El campe¨®n sufre con blancas en la 6? partida (6,5 horas) ante Caruana tras un inicio sopor¨ªfero (3-3)
Mirar c¨®mo crece la hierba es solo un poco m¨¢s aburrido que gran parte del 6? asalto de los doce previstos en el Mundial que Magnus Carlsen y Fabiano Caruana disputan en Londres: cuatro horas de sopor, dos y media apasionantes y otro empate (3-3). El noruego, convencido de que doblegar¨¢ al estadounidense en un eventual desempate de partidas r¨¢pidas, huy¨® del riesgo a pesar de tener la ventaja de las piezas blancas, que volver¨¢ a conducir el domingo en la 7? partida. Y luego estuvo a punto de perder, ante la tremenda presi¨®n del estadounidense
La doctora Jana Bellin, encargada de los controles antidopaje de la Federaci¨®n Internacional de Ajedrez (FIDE) caminaba por los pasillos: se?al inequ¨ªvoca de que Carlsen y Caruana tendr¨ªan que producir una muestra de orina tras la partida. Por otro lado, World Chess, la empresa concesionaria del Mundial, anunciaba sofisticadas medidas de prevenci¨®n y detecci¨®n de posibles trampas con ayuda de artilugios electr¨®nicos: detectores, barridos y comprobaciones de todo tipo (incluso un detector de mentiras en casos muy extremos). Pero no era el d¨ªa apropiado para hablar de tales sofisticaciones: la posici¨®n que Carlsen y Caruana ten¨ªan ante el tablero incitaba m¨¢s a echar la siesta que esos documentales de leones tumbados en la sabana bajo un sol de justicia. Ni el estimulante m¨¢s explosivo ni la computadora m¨¢s poderosa del mundo servir¨ªan para ganar una partida narc¨®tica.
Era el d¨ªa ideal para que el campe¨®n luchase con denuedo para apuntarse su primera victoria: conduc¨ªa las blancas; el d¨ªa anterior se fue exultante al hotel tras jugar muy bien con negras; Caruana sufr¨ªa la carga adicional de recomponer su repertorio de defensas con negras tras la publicaci¨®n por error de una parte de su repertorio secreto. De hecho, hab¨ªa un inter¨¦s mayor que en otras partidas por saber c¨®mo iba Carlsen a iniciar esta.
Dado que las armas desveladas de Caruana eran una variante muy concreta de la Defensa Petrov contra 1 e4 y otra del Gambito de Dama Rehusado frente a 1 d4, no pocos esperaban que el escandinavo abriese con cualquier otra jugada distinta de esas dos, como hace con frecuencia. De ese modo hubiera logrado dos cosas: convertir en in¨²til todo el trabajo urgente de preparaci¨®n de Caruana y su equipo durante los tres anteriores; y quedar como un se?or que no intenta aprovechar una peque?a desgracia sufrida por su rival.
De hecho, lo que ocurri¨® fue algo parecido, pero con cierto suspense: el campe¨®n jug¨® 1 e4, y el aspirante respondi¨® con la Petrov, pero Carlsen opt¨® entonces por una variante rar¨ªsima (67 partidas en la base de datos contra 38.000 de la l¨ªnea principal) y sos¨ªsima: forzaba al cambio de damas, eliminando as¨ª de cuajo la posibilidad de que Caruana pudiese buscar complicaciones, y convert¨ªa la lucha en algo parecido a un partido de f¨²tbol en el que ambos equipos mantuviesen el bal¨®n siempre en la zona central, siempre con pases horizontales, sin dar nunca uno en profundidad.
Y as¨ª nos dieron las cuatro, las cinco y las seis (hora de Londres), mientras la hierba crec¨ªa de manera casi imperceptible para el ojo de un aficionado normal, aunque con fin¨ªsimos matices de cierto inter¨¦s para los de un gran experto. De pronto, cuando ya eran cerca de las siete, Carlsen cometi¨® peque?as imprecisiones -quiz¨¢ v¨ªctima del aburrimiento que ¨¦l mismo hab¨ªa provocado-, lo que permiti¨® que Caruana lograse la iniciativa y peque?as posibilidades de victoria.
Por fin despert¨® el genio, ante la perspectiva de una derrota vergonzosa y humillante, hizo unas cuantas jugadas defensivas con precisi¨®n y arranc¨® el ansiado empate, tras seis horas y? media, y sufriendo mucho; tanto, que lleg¨® a estar perdido en un momento, seg¨²n las m¨¢quinas. Esta sexta partida supone una inyecci¨®n de moral para Caruana, quien ha visto que el campe¨®n no quiere ganarle en plan campe¨®n, sino por aburrimiento. Y tambi¨¦n que su poder de concentraci¨®n y control de los nervios parecen mejores que los de su rival. Si no pierde el domingo la s¨¦ptima partida, el papel de favorito puede cambiar de lado.
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