Boca - River: retrato de una Argentina desquiciada
La suspensi¨®n se produjo en medio de un caldo de cultivo producto de una seria crisis de autoridad cuyas causas m¨¢s importantes incluyen el v¨ªnculo obsceno entre el poder pol¨ªtico y el delito
La escandalosa suspensi¨®n del partido de futbol m¨¢s importante de la historia argentina no fue un accidente, un error policial o la consecuencia del exabrupto de veinte inadaptados. La suspensi¨®n se produjo en medio de un caldo de cultivo producto de una seria crisis de autoridad cuyas causas m¨¢s importantes, incluyen el v¨ªnculo obsceno entre el poder pol¨ªtico y el delito, ¨²ltimamente vinculado al narcotr¨¢fico. En ese contexto en el que cualquier cosa puede pasar.
Para entenderlo hay que remitirse a varios antecedentes pr¨®ximos. El martes pasado se jug¨® un partido de segunda divisi¨®n. La barra brava del local, All Boys, intent¨® entrar al vestuario de los jugadores visitantes para golpearlos. Los polic¨ªas que intentaron intervenir debieron huir de una manera vergonzosa: estaba claro qui¨¦n era la autoridad. Como fue denunciado en m¨²ltiples notas period¨ªsticas, la barra brava de All Boys est¨¢ vinculada directamente a grupos que distribuyen droga en un barrio de la Capital de la Argentina. Nadie los molesta: tienen protecci¨®n.
Esa misma polic¨ªa, que debi¨® huir, era la que ten¨ªa que garantizar que todo transcurriera correctamente en el Boca-River m¨¢s importante de la historia. Pod¨ªa no haber pasado nada, o pod¨ªa haber sido mucho peor. Era una loter¨ªa.
Estas cosas ocurren peri¨®dicamente. Veinte d¨ªas antes del esc¨¢ndalo, otro cl¨¢sico deb¨ªa jugarse en Argentina, entre Rosario Central y Newell's Old Boys, los clubes m¨¢s populares de Rosario, una de las ciudades m¨¢s pobladas del pa¨ªs. Se jug¨® sin espectadores, a cientos de kil¨®metros de la ciudad, para evitar muertos. Las barras bravas de ambos clubes est¨¢n dominadas por el poderoso narcotr¨¢fico local.
Entre uno y otro episodio hubo tiroteos entre facciones de la hinchada de un club barrial, llamado Deportivo Laferrere: uno de los hinchas fue filmado mientras disparaba con una ametralladora. El l¨ªder de la banda hab¨ªa sido detenido un par de semanas antes, por sus obscenos v¨ªnculos con la venta de droga y con la pol¨ªtica local. Sus sucesores decidieron disputar a tiros su lugar.
Eso pas¨® solo en un mes. Basta guglear "barras bravas Argentina droga" para comprender la magnitud del fen¨®meno.
?Por qu¨¦ raz¨®n ha ocurrido esto? ?Por qu¨¦ no sucede como en Europa donde los violentos fueron marginados? Precisamente porque no son marginales: est¨¢n enquistados en lo m¨¢s alto del poder.
En Argentina, por ejemplo, es casi imposible adquirir por internet una entrada para estos espect¨¢culos. En el segundo que salen a la venta, desaparecen. ?Hacia d¨®nde van? Esta semana, el jefe de la barra brava de River Plate fue encontrado con cientos de entradas, que se venden en paralelo, a diez veces el valor oficial. As¨ª es todo.
Para tener una evidencia de lo alto que llega la protecci¨®n es necesario detenerse en tres personajes. Uno es el presidente actual, Mauricio Macri. Antes de llegar al poder, Macri fue presidente de Boca Juniors. Quien lo sucedi¨® en ese cargo fue Daniel Angelici, un empresario de los juegos de azar. Angelici controla a los funcionarios del ¨¢rea de seguridad de la ciudad de Buenos Aires y a un sector de la Justicia local. Cada vez que la barra brava de Boca tiene un problema, el hombre se los resuelve. La barra de Boca es una federaci¨®n de grupos que controlan barrios enteros. All¨ª trabajan para pol¨ªticos, sindicalistas, y distribuyen droga. Entre sus integrantes hay gente que estuvo presa por homicidio.
El segundo personaje es Cristina Kirchner, la presidenta anterior a Macri. Durante su mandato los barras bravas fueron felicitados por ella misma en un recordado discurso y financiados de manera obscena y abierta. A cambio, garantizaban controles territoriales, levantaban banderas en contra de los enemigos del Gobierno y ten¨ªan impunidad garantizada. Los efectos de esos pactos fueron terribles: m¨¢s muertes en los estadios que nunca, hasta que se suspendi¨® la participaci¨®n de las hinchadas visitantes. El tercer personaje es Hugo Moyano, el sindicalista m¨¢s poderoso del pa¨ªs, cuyo yerno es el presidente de la Asociaci¨®n de Futbol. Moyano preside el Club Independiente, uno de los m¨¢s grandes de Argentina. El jefe de la barra brava de ese club fue detenido despu¨¦s de haber sido mimado durante a?os por Moyano y su familia. El guardaespaldas de Moyano era uno de los hombres clave de la barra del club.
Es sobre ese barril de p¨®lvora sobre el que se jugaba el supercl¨¢sico. Lo sorprendente no es que terminara mal esta vez. Lo sorprendente es que alguna vez las cosas terminen bien.
El m¨¦todo que se aplica para gobernar el f¨²tbol no es muy diferente del que se recurre para gobernar el pa¨ªs. Tal vez en el esc¨¢ndalo del Boca-River haya alguna explicaci¨®n para el deterioro progresivo de un pa¨ªs. Ojal¨¢ hubiera sido, apenas, un hecho aislado.
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