Dos centros y poco m¨¢s en las tablas del Girona con el Getafe
En un duelo sin ritmo ni f¨²tbol de calidad, los dos equipos sellan el empate gracias a los balones colgados al ¨¢rea
No hab¨ªa topos por el campo, tampoco era un patatal ni se apreciaban clapas significativas. Pero a los jugadores del Girona y del Getafe, que priorizaron no encajar un gol antes que descoser a la porter¨ªa rival, les cost¨® horrores jugar por abajo, enlazar pases en campo contrario, alcanzar la porter¨ªa rival. Tedio que Antunes se encarg¨® de negar con su poder¨ªo en las ¨¢reas y con un centro que ?ngel emboc¨® a gol; bodrio que Bernardo arregl¨® en los ¨²ltimos compases cuando atac¨® con tino un centro con miel de Granell. A falta de f¨²tbol, bien valen dos centros.
Quiso el Getafe cobrar el protagonismo con la pelota entre los pies, c¨®modo con el juego desde atr¨¢s, reacio al pelotazo. Pero su salida limpia se tornaba en continuidad turbia porque en campo ajeno no daban dos pases seguidos, perdidos ante el achique del rival y con escaso atrevimiento a jugar al abordaje, siempre con ?ngel y Molina como llaneros solitarios. Y, aunque en ocasiones se bastaban para ganarse una ocasi¨®n ¨Ccomo ese bal¨®n que Molina le sis¨® a Juanpe que Bono acab¨® por absorber-, echaron en falta un quarterback que les filtrara balones, un enlace que se subrayara en las zonas calientes. Algo de lo que tambi¨¦n careci¨® el Girona porque con su ataque por los costados no le alcanz¨® ni para hacer temblar al Getafe.
Decidi¨® Eusebio darle el carril izquierdo a Granell, sorpresa morrocotuda porque el medio no es r¨¢pido ni de gran recorrido, tampoco tiene un regate virtuoso; pero le vali¨® con centrar para conectar a sus compa?eros, por m¨¢s que no encontrara a Stuani y, por lo tanto, tampoco la v¨ªa del gol. Por la derecha, sin embargo, el Girona se mostr¨® mucho m¨¢s profundo con Pedro Porro ¨Ces el claro ejemplo de que con minutos se puede moldear a un futbolista para la ¨¦lite-, que devoraba metros por costado para actuar de aspersor. En uno de esos, le peg¨® con el exterior al segundo palo y Stuani atac¨® el bal¨®n, pero con demasiada tibieza porque Soria lo atrap¨® sin apuros. Poca cosa que paladear; nada que celebrar. Ni siquiera Portu hizo diana cuando lo ten¨ªa todo a favor, cuando Borja le puso un pase por encima de la defensa para dejarle ante Soria, que gan¨® la partida en primera instancia y despu¨¦s se dej¨® ayudar por Antunes, que milagrosamente despej¨® a tiempo la segunda intentona de Portu, desesperado porque hace tiempo que su relaci¨®n con el gol est¨¢ marchita.
Poco cambi¨® el segundo acto, con m¨¢s desprop¨®sitos que otra cosa, como la lesi¨®n de rodilla de Djen¨¦ que lleg¨® por un pisot¨®n de su compa?ero Arambarri, como ese casi gol en propia puerta de Ramalho al intentar despejar un centro lateral. Faltaba pausa en el duelo, demasiado de ida y vuelta sin nadie que sacara la escuadra y el cartab¨®n para trazar pases que descontara l¨ªneas de presi¨®n. Lo intent¨® el Girona con su as bajo la manga con Granell, con esas faltas laterales que pone teledirigidas. Bernardo lleg¨® desde atr¨¢s y cabece¨® con fuerza, remate precioso solo superado por la estirada de Soria, que enmudeci¨® a una grada que ya festejaba el gol que nunca fue. Pero el que s¨ª cont¨® fue el del Getafe, que evidenci¨® una vez m¨¢s que su juego no necesita de alhajas sino un buen centro al ¨¢rea. Como ese de Antunes, que la puso a la llegada de ?ngel y de ah¨ª a la red.
No fue, en cualquier caso, el punto final porque Granell volvi¨® a plantar la pelota ¨Cesta vez en el lado contrario- y sac¨® una falta medida a la llegada de Bernardo, que bati¨® a Soria y a un Getafe que se las promet¨ªa muy felices en un duelo que casi se lleva sin atacar, pero que el Girona empat¨® sin juego pero con centros.
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