La sierra el¨¦ctrica del Liverpool
El cuadro ingl¨¦s exhibe un juego noble con un ritmo rockero que refleja la personalidad optimista y expresiva de su entrenador
El f¨²tbol como peligro. ¡°Las im¨¢genes que conmocionan al mundo¡±, titul¨® hace un tiempo la web de un peri¨®dico deportivo para presentar un v¨ªdeo donde un equipo escuchaba la arenga guerrera de su capit¨¢n antes de un partido. Ocurri¨® en Rosario, Argentina. Maxi, el capit¨¢n de tan fascinante historia, ten¨ªa 13 a?os y se desga?itaba mientras sus compa?eros lo escuchaban abrazados, como si los esperara el pat¨ªbulo. Maxi hablaba del escudo, mientras lo sacud¨ªa como bandera que los inspirar¨ªa durante la batalla en el ya delirante duelo entre Newell¡¯s y Central. Ni una sola palabra sobre el placer y el orgullo bien entendido puestos al servicio del juego. ?13 a?os! Las im¨¢genes, difundidas como ejemplo de competitividad, eran la prueba del desprop¨®sito formativo que compromete desde entrenadores hasta padres. El f¨²tbol, as¨ª entendido, es una droga cutre que deber¨ªamos prohibir a menores de edad.
El f¨²tbol como esperanza. Se celebr¨® La Liga Promises en Arona (Tenerife), prestigioso Torneo de f¨²tbol 7 para menores de 12 a?os. Me reconcili¨¦ con la pureza de un f¨²tbol lleno de ilusi¨®n donde se r¨ªe y se llora mientras los ganadores abrazan a los perdedores. Solo dejan de ser inocentes cuando copian a los mayores (simulan faltas con una exageraci¨®n sospechosa; gritan gol dibujando un coraz¨®n con la mano). Pero sal¨ª reconfortado porque vi algo aut¨¦ntico en el patr¨®n creativo de estos chicos que a¨²n no fueron formateados por entrenamientos igualadores. Me dieron ganas de gritar: ¡°?No los toquen, d¨¦jenlos ser!¡±. Aunque no es necesario. Cuando alguno de estos chicos atraviese victorioso las dificultades y llegue a Primera Divisi¨®n, cruzaremos las im¨¢genes de su debut con la de estos d¨ªas para comprobar que, hagamos lo que hagamos, son como son.
Avistando la vieja gloria. La Premier brilla en Navidad por el apego a la tradici¨®n, su f¨²tbol intenso y el sentido de la oportunidad de los buenos negociantes. En esta ocasi¨®n la imit¨® Italia, pero el racismo manch¨® la fiesta y el experimento. De modo que la Premier se exhibi¨® sin competencia que le hiciera sombra y, como hay que ser obedientes con la actualidad, es necesario hablar del Liverpool, el equipo del momento. Tiene una ambici¨®n ganadora, pero no rapaz, y un juego noble con un ritmo rockero que refleja la personalidad optimista y expresiva de su entrenador. Presionan en el medio del campo con la eficacia de una sierra el¨¦ctrica, partiendo en dos a los rivales. Sobre todo en Anfield, donde la afici¨®n alimenta la energ¨ªa de la sierra durante los noventa minutos con una insistencia loca de entusiasmo y propia de quien, conociendo la gloria, tiene hambre atrasada de t¨ªtulos.
?Pragm¨¢ticos y divertidos! Alisson es un portero fiable comprado a precio de delantero. Tiene su l¨®gica: el Liverpool sabe bien que los aciertos y errores de un portero son de valor gol. Virgil Van Dijk, con su imponente presencia y la serenidad de los cracks, asent¨® a la defensa. Aunque ya incorpor¨® cierta pausa a su juego, el equipo es imparable cuando, tras la recuperaci¨®n, busca r¨¢pidamente a dos proyectiles que simulan ser extremos, pero que huyen constantemente de la banda para buscar la porter¨ªa. Salah es el mejor, con su paso corto y ligero de p¨¢jaro playero, la pelota pegada al pie y decidiendo entre el regate, el pase o el tiro, con menos dudas que una bala. Man¨¦ tiene menos matices, pero una decisi¨®n parecida para buscar la porter¨ªa sin irse por las ramas. Entre ellos se mueve Firmino, que conjuga un talento de estratega con otro de depredador. Dentro de un f¨²tbol tan vol¨¢til y despu¨¦s de perder con el City, queda preguntarse: ?hasta d¨®nde llegar¨¢ el momento del equipo del momento?
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