Valverde: ¡°Leo llegar¨¢ a los 500¡±

La rutina fue la de siempre, no hab¨ªa porqu¨¦ cambiar. Lleg¨® al Camp Nou con Luis Su¨¢rez, que le ceb¨® un mate (a?adir agua calienta a la yerba mate y pas¨¢rselo al compa?ero) nada m¨¢s comparecer en el Estadi, todav¨ªa vestido con ropa de calle. ¡°No le presta atenci¨®n a los r¨¦cords, no lleva la cuenta, pero siempre hay alguien que se lo recuerda. Eso no quiere decir que no le gusten¡±, dicen los que lo conocen. Lionel Messi estaba a pocas horas de marcar su gol n¨²mero 400 en LaLiga ¡ªpor supuesto, todos con la camiseta del Barcelona¡ª y estaba como si nada. Sonre¨ªa y charlaba con el delantero uruguayo. Una jornada de f¨²tbol m¨¢s para el rosarino, 13 a?os, ocho meses y 14 d¨ªas despu¨¦s desde que Ronaldinho le cediera el bal¨®n para que marcara su primer gol en la ¨¦lite de Espa?a, tambi¨¦n en la casa azulgrana.

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Si en 2005, ante el Albacete, la asistencia para su primer grito de gol se la dio uno de sus grandes valedores como Ronaldinho, frente al Eibar el pase fue de su amigo Luis Su¨¢rez. ¡°Trato de hacer lo mejor para el equipo y en este caso el pase fue para Leo, mejor as¨ª¡±, se arranc¨® el 9 azulgrana; ¡°es para estar orgulloso. Partido a partido demuestra lo grande que es. Feliz, contento por ¨¦l y por la historia que est¨¢ marcando en el club¡±.

No parec¨ªa la tarde de Messi en el Camp Nou. Estaba apagado, especialmente poco participativo en el juego. Finaliz¨® el duelo 41 toques, el que menos de los que disputaron los 90 minutos. Luis Su¨¢rez, por ejemplo, que no acostumbra a bajar a asociarse en la medular, cerr¨® la planilla ante el Eibar con 47 toques. Ocurre, sin embargo, que no conviene subestimar las expresiones corporales del 10, por momentos ausente, siempre atento cuando el bal¨®n cae en su bota izquierda, mucho m¨¢s cuando est¨¢ cerca del ¨¢rea. ¡°?Decir algo sobre Messi?¡±, cuestion¨® Valverde. ¡°Lo mismo que en los otros 399. Sus n¨²meros hablan por s¨ª solos. Son datos que parece dif¨ªcil que alguien pueda superar, son datos de un fuera de serie¡±, a?adi¨® el preparador azulgrana.

Es curiosa la relaci¨®n de Messi con el gol. Nunca afloja. Tard¨® 2.029 d¨ªas desde su primera diana hasta que marc¨® la 100, y a partir de entonces no se ha tomado m¨¢s de tres temporadas en cantar el centenar: 799 d¨ªas para firmar los 200, 1.116 para los 300 y 1.061 para los 400. A sus 31 a?os, el rosarino mantiene intacto su ritmo goleador. Nadie tan Pichichi como ¨¦l en Espa?a, seguido por Cristiano Ronaldo (311), Telmo Zarra (251, al que el 10 le hab¨ªa quitado el r¨¦cord en 2014), Hugo S¨¢nchez (234) y Ra¨²l (228). ¡°Tal y c¨®mo est¨¢ Leo marcar¨¢ muchos m¨¢s. Le queda cuerda¡±, subray¨® Guillermo Amor, responsable de Relaciones Institucionales del club.

Los m¨¢s grandes

En las grandes ligas de Europa, Messi ya tiene en la mirilla al alem¨¢n Uwe Seller (406 goles). En Italia (Silvio Piola, 274), en Inglaterra (Jimmy Greaves, 357) y en Francia (Delio El Tano Onnis, 299 goles) ya miran desde lejos al 10 azulgrana. El rosarino, sin embargo, est¨¢ s¨¦ptimo en la tabla de los m¨¢ximos goleadores de Europa por detr¨¢s de Josef Bican (518, 71 los marc¨® en la liga austr¨ªaca y 447 en la checa), Puskas (514, 356 en Hungr¨ªa y 156 en el Madrid), Schlosser (417), Cristiano Ronaldo (412, tres en Portugal, 84 en la Premier, 311 en LaLiga y 14 en la Seria A), McGrory (410) y Seller.

¡°Es incre¨ªble lo de Leo, ser¨¢ complicado que alguien lo pueda repetir. Esperamos que sean muchos m¨¢s¡±, analiz¨® Ter Stegen. Y Valverde mir¨® al futuro: ¡°Tengo la sensaci¨®n que alcanzar¨¢ los 500 goles, pero marcar 400 es una barbaridad. Uno no se hace la idea de lo dif¨ªcil que es hasta que los pone uno detr¨¢s de otro. Y no es que sea solo un goleador. Es todo lo que genera, todo lo que hace¡±.

Messi necesit¨® 435 partidos para firmar 400 redes, partidos en lo que tambi¨¦n cedi¨® 159 asistencias. Suma cinco Balones de Oro y se acaba de consagrar como el m¨¢ximo ganador de la Bota de Oro (cinco). Y ya va por el sexto, este curso lleva 17 dianas, como nadie en Europa. Otro r¨¦cord en el horizonte, aunque a Leo le d¨¦ lo mismo. O no.