Adri¨¢n le da vida al Oporto

El Oporto perdi¨® su primer partido en esta Liga de Campeones, pero salv¨® el desastre cuando hab¨ªa recibido dos goles en la recta final del partido y las sensaciones eran a¨²n m¨¢s p¨¦simas que el marcador. Marc¨® entonces Adri¨¢n L¨®pez, una decepci¨®n en Oporto, donde no ha conseguido establecerse y encaden¨® cesiones, la ¨²ltima la pasada campa?a para firmar un descenso con el Deportivo. El delantero asturiano llevaba tres a?os sin marcar en Europa, pero su gol alumbra la remontada para los portugueses, que la buscar¨¢n en su feudo dentro de tres semanas.

Fue un buen premio en un mal partido. En la ecuaci¨®n que combina orden y talento, el Oporto suma m¨¢s de lo primero que de lo segundo, as¨ª que tom¨® el carril de la prudencia y procur¨® no salirse de ¨¦l con el plan de acunar la pelota sin demasiada intenci¨®n de profundizar y bajarle el ritmo al partido. La Roma deb¨ªa operar en sentido contrario, pero durante bastantes minutos fue incapaz de hacerlo. La primera parte le pas¨® en un visto y no visto, entre empellones e imprecisiones, sin mucha capacidad para dar un paso al frente, apenas con un resplandor de Dzeko, en un control , recorte y disparo al poste cuando ya estaba pr¨®ximo el descanso.

Falt¨® rebeld¨ªa en un partido que no sali¨® de la pizarra. Nada que incomodase al Oporto. Pero la Roma es pasi¨®n, la que le imprime su gente, que transita por la Liga de Campeones con el combustible de ilusi¨®n que gener¨® su trayectoria hasta las semifinales la campa?a pasada. En cuanto subi¨® la velocidad para circular la pelota y ajust¨® la precisi¨®n le gener¨® problemas a su chato rival, que a¨²n sin que le sobrase f¨²tbol se mantuvo en el partido porque supo gestionar el partido en esa aton¨ªa que tanto agradec¨ªa y rebaj¨® a los romanos cuando estos amagaron con apretarles. Olfate¨® el gol adem¨¢s el Oporto tras un saque de esquina que desemboc¨® en un remate de cabeza del excelente mediocentro Danilo Pereira.

La Roma necesitaba que alguien tocase un interruptor, que pasase algo. Ocurri¨® en el ecuador de la segunda parte cuando se lesion¨® Brahimi, la Roma no devolvi¨® la pelota y Casillas tuvo que desactivar un remate de Pellegrini. Se mont¨® una gresca que ejerci¨® de reactivo porque tras el armisticio la Roma encontr¨® a Dzeko, un delantero que marca diferencias y domina los rudimientos del juego de espaldas a porter¨ªa. Primero ejerci¨® de pivot ante el aclarado de sus compa?eros, la marca de Pepe y las ayudas de los zagueros portistas, que olvidaron a Zaniolo, un talentoso zurdo que estaba varado como extremo derecho y marc¨® con la diestra. Cinco minutos despu¨¦s Dzeko se fabric¨® un nuevo remate al palo y Zaniolo lo empuj¨® a la red, ahora con su sedosa siniestra.

Pero el Oporto respondi¨® de inmediato con un gol afortunado, un churro de Tiquinho que arregl¨® Adri¨¢n con un contundente remate, un golpe en la mesa, una ilusi¨®n para el partido de vuelta en la casa del drag¨®n.