Naufragio y quimera en Vallecas
El Madrid cae contra el Rayo en un partido en el que no encontr¨® soluciones ante un equipo desesperado que empez¨® el partido a nueve puntos de la salvaci¨®n
En la rara traves¨ªa de final de curso del Real Madrid hacia no se sabe d¨®nde, este domingo le toc¨® naufragio en Vallecas. El Rayo se aferr¨® a lo imposible, dar un pasito hacia la permanencia pisando sobre la baldosa del viejo rey de Europa, un equipo al que no hab¨ªa podido ganar en los ¨²ltimos 22 a?os. Con cuatro jornadas por delante, los de J¨¦mez empezaban el partido como colistas, a nueve puntos de la salvaci¨®n. Y lo imposible, la quimera, se impuso al absurdo de un equipo que no encuentra por qu¨¦ jugar. Ni casting, ni imagen, ni comienzo de reconstrucci¨®n. Aparecen en el campo para tachar fechas que no se cumplen suficientemente r¨¢pido. Y a¨²n quedan tres.
El Rayo se presentaba en Vallecas ante una de sus ¨²ltimas y remotas opciones y J¨¦mez decidi¨® que iban a apurarla de manera salvaje desde el principio. Y sobre todo, sin mirar atr¨¢s. Salida de toque desde el portero, defensa muy adelantada y presi¨®n al centro del campo, sobre cuya pasarela comparecieron Marcos Llorente y Ceballos despu¨¦s de jornadas descartados. El Rayo jugaba y el Madrid corr¨ªa, confiado en que Bale y Mariano, la delantera de la noche despu¨¦s de la lesi¨®n de Benzema, acabar¨ªan recolectando algo en el amplio latifundio que dejaba a sus espaldas la defensa rayista.
Todo eso se vio resumido en los minutos que rodearon al gol con el que Embarba adelant¨® a los locales. Mario Su¨¢rez lanz¨® por la banda izquierda a ?lex Moreno, que puso el bal¨®n en el centro del ¨¢rea, adonde llegaba Javi Guerra medio enganchado con Jes¨²s Vallejo. Guerra cay¨®, el central despej¨® la pelota, y de ah¨ª naci¨® un contrataque fulgurante que termin¨® con Bale, tras galopada a campo abierto y despoblado, a solas ante Alberto. El gal¨¦s remat¨® con el exterior al cuerpo del portero. La reanudaci¨®n del juego fue un lanzamiento de penalti en el otro extremo del campo, despu¨¦s de que Gonz¨¢lez Fuertes revisara la pantalla del VAR y determinara que Vallejo hab¨ªa tirado a Javi Guerra con un agarr¨®n. Embarba bati¨® a Courtois, bastante acertado en su estreno con Zidane.
Despu¨¦s del VAR, se puede decir que la ocasi¨®n de Bale, aunque a?adiera otra capa al poso de frustraci¨®n del futbolista, a efectos administrativos no existi¨®. Como mucho de lo mejor del Madrid. Tambi¨¦n una vistosa vaselina de Mariano, que marc¨® despu¨¦s de una pared con Bale, pero que lo hizo en fuera de juego. El Rayo solo conced¨ªa al Madrid esa zona situada en la trampa del fuera de juego, donde suced¨ªan cosas que en realidad no contaban. Pese al riesgo permanente de que los blancos rompieran ese delicado equilibrio.
Pero Bale y Mariano no atinaban a sincronizar sus carreras con la l¨ªnea trazada por los defensas. Adem¨¢s, el se?uelo del espacio a las espaldas contribu¨ªa a desactivar el centro del campo de cuatro que hab¨ªa dispuesto Zidane. No agarraron el partido casi en ning¨²n tramo y apenas Kroos aport¨® limpieza a la salida del bal¨®n.
Siempre al asalto
Su¨¢rez y Uche controlaron el territorio, y a partir de ellos Beb¨¦, Pozo y Embarba amenazaron al Madrid. Despu¨¦s del gol, los de J¨¦mez no se dedicaron a guardarse. Mantuvieron el asalto, tal vez la mejor manera de defenderse ante un rival que, bajo ese arrojo que exigi¨® varias veces a Courtois, no encontraba el modo de desactivarlos.
Ante el bloqueo, Zidane alist¨® a los regateadores. El primer llamado fue Brahim, que sustituy¨® a Ceballos y se sum¨® a la delantera deshaciendo la media de cuatro inicial. El ex del City hizo lo que ha hecho en los pocos ratos que ha tenido: enfilar hacia la porter¨ªa cada vez que recib¨ªa la pelota. Valent¨ªa, car¨¢cter y una pizca de picante, que llama mucho m¨¢s la atenci¨®n en estos tiempos en los que el Madrid, tan plano, apenas hace cosquillas. En un plato as¨ª, la determinaci¨®n, incluso sin premio, destaca como si lo ¨²nico que se mordiera fuera la guindilla. Pero as¨ª han sido las peque?as alegr¨ªas del madridismo este curso: los lances de Brahim, la insistencia de Vinicius.
Tambi¨¦n comparecieron en el ¨²ltimo tramo Isco y Lucas V¨¢zquez, malabarismo y verticalidad que terminaron de empujar al Rayo a su propia ¨¢rea. Cuando lleg¨® ese momento, los de J¨¦mez se defendieron con la misma desesperaci¨®n con la que antes hab¨ªan atacado. Empujados por una grada que conserva una fe muy por encima de las sugerencias de la aritm¨¦tica, el mismo equipo que hab¨ªa perdido 5-0 solo tres d¨ªas antes contra el Sevilla en el S¨¢nchez Pizju¨¢n.
As¨ª se llevaron por delante al Madrid, siempre a punto de perderlo todo. Sin embargo, se ganaron unos d¨ªas m¨¢s de sue?o, porque el s¨¢bado que viene les espera en Valencia el Levante que, con Celta y Girona, marca la l¨ªnea de la salvaci¨®n, seis puntos por encima que podr¨ªan quedar en tres.
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