Una pedrea o el cop¨®n
El Bar?a afronta la final de Copa sin esconder su depresi¨®n tras el desastre de Anfield, mientras que para el Valencia resultar¨ªa un t¨ªtulo may¨²sculo en su centenario
La Copa, tan zarandeada en multitud de ocasiones, tiene contrastes elocuentes. Tan querida como malquerida. Este s¨¢bado (21.00, La1), unos la jugar¨¢n con la cabeza en Anfield ¡ªel Bar?a¡ª y otros con los mil sentidos en Sevilla ¡ªel Valencia¡ª. A la vista, un t¨ªtulo de poca consolaci¨®n para los de Ernesto Valverde y una cumbre may¨²scula para los de Marcelino Garc¨ªa Toral. La euforia valencianista contra la depresi¨®n azulgrana. Si el f¨²tbol es un estado de ¨¢nimo, el Valencia parte como favorito frente a un Bar?a que a¨²n ¡ªy lo que le queda¡ª se carcome por su espanto en Liverpool. Y, mucho m¨¢s, al o¨ªr a Messi: ¡°Si ganamos la Copa terminar¨ªamos bien el a?o... dentro de lo que cabe¡±.
A tenor del sentir de los barcelonistas, no hay Copa posible que cicatrice tal batacazo. El Bar?a ha metabolizado hasta el tu¨¦tano la apocal¨ªptica noche de Anfield. Lo mismo da que el club pueda encadenar cinco Copas y festejar el noveno doblete de su historia, lo que en otros tiempos hubiera sido un himno. Pero ya no habr¨¢ un Joan Manuel Serrat que le cante a este Barcelona de Messi como inmortaliz¨® al de Kubala.
Con un Bar?a tan moh¨ªno, con Luis Su¨¢rez program¨¢ndose para la Copa Am¨¦rica, Demb¨¦l¨¦ de pupa en pupa y Coutinho y Arthur renqueantes, el Valencia llega por las nubes, enchufado tras su extraordinaria segunda vuelta. Si a este Bar?a de lamento en lamento tras su desdichado pulso con los reds 31 Copas posibles ya le parecen una rutina, a los valencianistas una octava le sabr¨ªa a gloria bendita.
Los del murci¨¦lago no levantan un trofeo desde 2008. Curiosamente, con Ronald Koeman en el banquillo. Vilipendiado en Mestalla pese a aquel trono, fue el holand¨¦s quien en 1992, con un golpeo heroico, abri¨® paso al Bar?a en esa Copa de Europa que ahora es objeto de sus lamentos. El club se pas¨® 36 a?os sin catarla y hoy no sabe vivir sin ella, todo lo dem¨¢s le parece poco. La conmemorada victoria de estos d¨ªas en la Recopa de Basilea de 1979 no le ha servido de referencia para concienciar a las nuevas generaciones de d¨®nde viene.
A la espera de lo que dicte sobre el campo el desventurado Messi que se expuso ayer en la conferencia de prensa, el Valencia se presenta a lo Valencia. Con todas sus armas, que no son pocas, y a hombros de una hinchada consciente del barbecho de los ¨²ltimos tiempos. Tiene motivos para creer. Y no solo por los pla?idos rivales. Tambi¨¦n desde lo futbol¨ªstico. El Bar?a no le ha ganado ninguno de los dos partidos ligueros, y solo Messi ¡ªautor de los tres goles encajados por los levantinos¡ª ha escapado a su radar. Gay¨¤, Parejo, Guedes, Soler, Rodrigo... No son credenciales cualesquiera. Se trata de un equipo cuajado, bien pertrechado en la retaguardia y muy da?ino a campo abierto, cuando acelera a toda mecha. Enfrente, un conjunto cul¨¦ sin m¨¢s combusti¨®n ofensiva aparente que la de Messi. Cierto que decir solo Messi es decir mucho, pero el Bar?a precisar¨¢ de una versi¨®n coral. Y con Liverpool en las entra?as habr¨¢ que medir su reacci¨®n ante cualquier contratiempo. ¡°La mayor¨ªa de los entrenadores no sabemos c¨®mo parar a Messi¡±, dijo Marcelino, convencido de que su equipo deber¨¢ apelar a tres atributos: ¡°Talento, coraje y atrevimiento¡±.
Si Marcelino rest¨® trascendencia al varapalo azulgrana en Anfield, su colega Valverde, defendido por Messi, no pudo esquivar las referencias: ¡°Tras un batacazo tan duro hay que afrontar las cosas con entereza, no podemos desaparecer del mapa y escurrir el bulto; queremos un t¨ªtulo que perseguimos desde el duro mes de enero¡±. Al contrario que los valencianistas, con el plantel en plenitud ¡ªsalvo Kondogbia¡ª y el ¨¢nimo sobresaliente, Valverde habr¨¢ tenido que operar en doble direcci¨®n. En la pizarra, por las bajas. En el div¨¢n, por el bajonazo de todos los bajonazos. El Todo para un Valencia centenario y de Champions. Y una pedrea para el Bar?a de tron¨ªo de las ¨²ltimas d¨¦cadas, sabedor de que esta Copa no ser¨¢ el cop¨®n. Pero sin ella, el diagn¨®stico puede ir a peor.
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