Fama y dinero antes que f¨²tbol
La brasile?a Marta le habl¨® a una ¨¦poca en la que el esfuerzo, la disciplina y la dedicaci¨®n plena a una pasi¨®n han perdido importancia
Se busca. La Copa Am¨¦rica, pariente pobre del f¨²tbol europeo, sigue adelante con un f¨²tbol al que, salvo excepciones como las de Brasil y Colombia, le sobra coraje y le falta criterio estrat¨¦gico. En el centro del campo no hay espacios para un bal¨®n ni tiempo para un pesta?eo. Sin embargo, los campos miden lo que han medido toda la vida, de modo que las explicaciones hay que buscarlas en otra parte. Se corre m¨¢s y se sofisticaron las t¨¢cticas destructivas. Pero hay otra raz¨®n m¨¢s preocupante: escasean los mediocampistas que le daban elasticidad, sensatez y atractivo al juego de los equipos. Hoy son jugadores m¨¢s lentos que r¨¢pidos y m¨¢s peque?os que grandes, como Kroos, Cazorla o Bernardo Silva, los que llevan la bandera del f¨²tbol. Pero era en esta parte del mundo donde crec¨ªan los Ardiles o Falcao que aterrizaban en Europa para dar c¨¢tedra. ?D¨®nde est¨¢n? ?Cu¨¢ndo perdimos la pausa, la distracci¨®n y los amagues que envolv¨ªan el verdadero f¨²tbol?
El futbolista y el contexto. Hay un mundo entre la versi¨®n que algunos jugadores muestran con su selecci¨®n y la que muestran en sus respectivos equipos. Si es un problema de confianza, est¨¢ claro que Messi la pierde con Argentina y Alexis S¨¢nchez la gana con Chile. Hay m¨¢s casos. Vemos a Otamendi, Fernandinho o Ag¨¹ero en el City y son jugadores de primer nivel internacional, pero en sus selecciones parecen desamparados. Con Guardiola tienen referencias claras que les aportan seguridad y en la selecci¨®n, sin esa br¨²jula, se pierden en la intrascendencia. No hay dos casos iguales. James encuentra con Colombia una libertad que dota de poderes desequilibrantes a su f¨²tbol. El jugador de t¨¦cnica impecable pero algo t¨ªmido que vimos en el Bayern se transforma en un tipo decidido que pide la pelota con desesperaci¨®n para ganar los partidos. La Copa Am¨¦rica demuestra que el futbolista es poca cosa sin un entorno favorable.
Siempre. Uruguay tiene, en el sentido com¨²n y la humildad personalizados en el Maestro Tab¨¢rez, un recordatorio del sentido colectivo y la competitividad que, desde el fondo mismo de la historia, desaf¨ªa toda l¨®gica demogr¨¢fica. El resto de los pa¨ªses sudamericanos son m¨¢s reconocidos por la procedencia de los jugadores que triunfan en el f¨²tbol europeo que por el prestigio actual de sus selecciones. Argentina es Messi, Colombia es James, Brasil es Neymar, Chile es Arturo Vidal¡ Uruguay tambi¨¦n tiene celebridades como God¨ªn, Su¨¢rez o Cavani, pero se ponen la Celeste y se convierten en un equipo que nos remite a tiempos gloriosos, cuando grandes clubes sudamericanos jugaban de igual a igual frente a los europeos. Sin GPS que los controlen ni drones que los vigilen, Uruguay es el eslab¨®n perdido entre el f¨²tbol de antes y el de ahora. Uruguay es siempre.
Las palabras importan. Cuando Brasil qued¨® eliminada de la Copa del Mundo, Marta Vieira, la gran figura del equipo, solt¨® un alegato a las j¨®venes que tienen que proyectar el futuro del f¨²tbol femenino. Las declaraciones llevaban una carga de emoci¨®n y otra de indignaci¨®n: ¡°Quieran m¨¢s, entrenen m¨¢s, para jugar 90 minutos y 30 m¨¢s si es necesario¡¡±. Creo que su discurso no tiene sexo. Marta le habl¨® a una ¨¦poca en la que el esfuerzo, la disciplina y la dedicaci¨®n plena a una pasi¨®n, que son el cimiento de cualquier actividad, han perdido importancia. Roberto Perfumo, jugador argentino de los a?os sesenta y setenta, dec¨ªa: ¡°Nosotros solo ten¨ªamos el f¨²tbol y, si te iba bien, luego llegaba la fama y el dinero. Ahora creen que la fama y el dinero les traer¨¢ el f¨²tbol¡±. Chicas y chicos, en estos d¨ªas no hay nada m¨¢s f¨¢cil que confundirse. Para que el f¨²tbol femenino ¡°sobreviva¡± y el masculino no decaiga, escuchen a los cl¨¢sicos.
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