Jakob Fuglsang, un favorito herido el primer d¨ªa de Tour
El holand¨¦s Teunissen, primer l¨ªder al derrotar a Sagan en Bruselas en el sprint de una etapa marcada por las ca¨ªdas
¡°N¨ªquel¡±, dice la encargada de seguridad que registra mochilas en el Tour, y sonr¨ªe, casi sorprendida de haber usado esa palabra. N¨ªquel como lo mejor, como lo m¨¢s limpio, como el maillot blanco con las bandas del arco¨ªris, nuevo, fl¨¢man, que Alejandro Valverde estrena en el Tour y le gusta tanto ir vestido as¨ª, arco¨ªris del casco a las zapatillas, los calcetines y hasta los guantes, y la bicicleta nueva, que no lo cambiar¨ªa por nada. ¡°Ni por el maillot amarillo lo cambio, ?d¨®nde vas a comparar?¡±, dice Valverde, plantado en la Plaza Real de Bruselas, nada menos, leyendo un L'?quipe vintage de p¨¢ginas amarillas, antes de la salida de la etapa, rodeado de 175 corredores m¨¢s con maillots n¨ªquel tambi¨¦n, a estrenar, reci¨¦n sacados de la bolsa, pero mucho m¨¢s feos, claro. Comienza el Tour, un viaje circular que podr¨ªa ser definido como el proceso qu¨ªmico que transforma el n¨ªquel en sangre, suciedad y barro antes de volver a convertirse en n¨ªquel de nuevo, tres semanas despu¨¦s, cuando todos rodean felices el Arco del Triunfo de Par¨ªs, con maillots limpios. Los maillots vuelven a ser los mismos despu¨¦s del giro de 360 grados que ha durado tres semanas, pero ellos, los ciclistas que terminan, no. Ya pasada la felicidad del d¨ªa de estreno son otros. Ya lo saben, por eso corren el Tour.
Corren para ganar at¨®micos bajo el Atomium, como Mike Teunissen, un holand¨¦s que desborda a Sagan con un golpe de ri?ones despu¨¦s de un sprint salvaje en remontada. A Teunissen nadie le esperaba. Tiene 26 a?os y m¨¢s que sprinter es uno de esos capaces de atacar a un kil¨®metro de la meta y ganar a veces. Es el lanzador oficial del sprinter oficial del Jumbo, su compatriota Dylan Groenewegen, quien no pele¨® en el sprint restringido porque se cay¨® a algo m¨¢s de dos kil¨®metros de la meta, maillot, roto, sangre, dolor. En el jaleo de la ca¨ªda, una explosi¨®n en medio de la parte delantera del pelot¨®n en las amplias avenidas de Bruselas que lanz¨® al suelo a media docena de corredores, Geraint Thomas, el dorsal n¨²mero uno, estuvo a punto de darse un golpe, pero lo evit¨® con pericia (aunque dice que otro ciclista le golpe¨® con su bici) como tambi¨¦n lo evit¨® Nairo. Ambos y muchos m¨¢s frenaron a tiempo.
Teunissen, el primer holand¨¦s que lidera el Tour desde el Breukink que gan¨® el pr¨®logo de Luxemburgo hace 30 a?os, recibi¨® el maillot amarillo de manos de Eddy Merckx, quien hizo la etapa asomado por el techo del director de la carrera saludando incr¨¦dulo a los miles de belgas que salieron a las cunetas de las carreteras m¨¢s ciclistas del mundo, las rutas en las que en primavera se cruzan los recorridos de todas las cl¨¢sicas veneradas.
Por delante, un pelot¨®n compuesto de corredores al borde del ataque de ansiedad al que parec¨ªa que no le costaba trabajo aparentar calma y serenidad. Parec¨ªa que hasta disfrutaban de los paisajes a vista de p¨¢jaro que saturan las transmisiones como lo hac¨ªan los abuelos sentados ante el televisor, como si en vez de ser forzados apelotonados agarrados por la fuerza de la gravedad a un asfalto que detestan fueran p¨¢jaros volando en bandadas, y sintieran hasta un aire de libertad. Y hasta parec¨ªa que los cortes que el viento como un cuchillo hizo en el grupo tras el kil¨®metro de pav¨¦s y antes del le¨®n que le ruge a Francia desde la colina c¨®nica de Waterloo, fueran parte de una exhibici¨®n ben¨¦fica de habilidades sobre los pedales.
De la ilusi¨®n les sac¨® un estruendo, unos frenazos y unos gritos, y la imagen de Fuglsang, uno de los grandes favoritos, golpe¨¢ndose contra una acera, y la sangre manando de su ceja de boxeador machacado y empapando su maillot desgarrado, tan nuevo que estaba. El parte m¨¦dico del dan¨¦s, que termin¨® con el grupo, habla de golpes y de unos ex¨¢menes radiol¨®gicos previstos para ver si se hab¨ªa roto algo. A Vinok¨²rov, el jefe de su Astana, le preocupaba, sobre todo, la rodilla derecha de su l¨ªder.
A Merckx no le habr¨ªa gustado o¨ªr a Valverde poner al arco¨ªris por delante del amarillo. ?l era capaz de vestir de todos los colores, y no ten¨ªa problemas de elecci¨®n. Particip¨® en el Giro y el Tour del 72 vistiendo el arco¨ªris que gan¨® en el 71, y no le import¨® taparlo con la maglia rosa y el maillot amarillo unos d¨ªas en Italia y otros en Francia. Sab¨ªa, claro, lo que ning¨²n otro humano pod¨ªa saber, que terminar¨ªa ganando las dos grandes, que sus maillots rosa y amarillo no ser¨ªan solo adornos sin peso.
Por mucho dolor que le suponga, Valverde deber¨¢ volver al azul Movistar para la contrarreloj por equipos de hoy. Ser¨¢ un suspiro de 27 kil¨®metros que Landa dice que sufrir¨¢ como nada m¨¢s sufrir¨¢ en el Tour. Para eso es ciclista, claro.
Hubo alg¨²n a?o en el que el Movistar pens¨® que pod¨ªa ganar la contrarreloj por equipos y seleccionaba a sus mejores contrarrelojistas. Otras veces llevaba a todos sus percherones por el miedo a perder el Tour nada m¨¢s empezarlo. No en 2019. El equipo de Eusebio Unzue no tendr¨ªa posibilidades de ganarla ni con sus ocho mejores ni tampoco los 27,6 kil¨®metros de este domingo por el centro de Bruselas amenazan con ser un desastre para nadie. Exceptuando ca¨ªdas o aver¨ªas, ninguno perder¨¢ el Tour el segundo d¨ªa. Ser¨¢ muy r¨¢pida, de a 55 por hora, e igualada. Los t¨¦cnicos calculan un abanico de 30s entre los mejores. A las 14.30 saldr¨¢ el primero, el Ineos; el Jumbo, ¨²ltimo, a las 16.15. El Movistar, sexto, a las 14.55.
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