Peter ¡®Hulk¡¯ Sagan explota en Colmar
Victoria en sprint b¨¢rbaro del eslovaco la v¨ªspera de los Vosgos y la Planche des Belles Filles
Al mediod¨ªa, las ciudades despiden a los ciclistas, que se van con el Tour a otra parte y transforman las vallas que han delimitado la carrera en cercos para sus canchas de petanca bajo los pl¨¢tanos. Los m¨¢s audaces se han ido al amanecer casi a las cunetas de hierba suave y han plantado sus sombrillas y hamacas, que vuelan y derriban corredores a veces. Ven pasar el Tour, despu¨¦s ven el Tour por la tele. En las terrazas a la sombra comen los jugadores y despu¨¦s se tumban en el sof¨¢ para ver la etapa. Del sopor les sobresalta como una explosi¨®n y abren los ojos con el tiempo justo para ver a Sagan, de verde como siempre, haciendo el Hulk a 60 kil¨®metros por hora en la l¨ªnea de meta, y dicen, ¡°?jop¨¦! ?Qu¨¦ b¨¢rbaro!¡±
Ellos son el Tour.
La misma admiraci¨®n incondicional, de aficionados con la boca abierta, que empieza a ganarse Alaphilippe, a¨²n de maillot amarillo, la disfruta desde hace a?os Sagan, un imprescindible del Tour.
Las victorias de Sagan, sus exhibiciones de potencia bruta transformada en velocidad de pedaleo en d¨¦cimas de segundo, forman parte ya de la rutina espectacular del Tour en los ¨²ltimos ocho a?os, y con esta alsaciana de Colmar entre vi?as de Riesling y pinot gris y colinas duras de asfalto ¨¢spero, ya son 12. Se esperan y se celebran, y cuando llegan tranquilizan a la gente del Tour, a la que no le gusta el Sagan serio y morugo de los d¨ªas que no gana, desganado y sin ganas de chistes en la zona mixta. ¡°Hay que entenderlo. Peter suele estar tenso los primeros d¨ªas de Tour, solo m¨¢s tarde se relaja y es m¨¢s ¨¦l. Y cuando gana ya cambia, claro¡±, dice su m¨¢nager, el exsprinter Giovanni Lombardi, tambi¨¦n agente de Viviani el ganador del d¨ªa anterior, quien los d¨ªas inspirados es un or¨¢culo infalible en las salidas de las etapas. ¡°El Deceuninck va a dejar irse la fuga fingiendo que no quiere defender el maillot de Alaphilippe, as¨ª que los dos que quieren ganar la etapa, y la disputar¨¢n como una cl¨¢sica, el Bora de Sagan y el Sunweb de Matthews, trabajar¨¢n a tope para llegar al sprint, donde ganar¨¢ Peter, claro¡±, anticipa Lombardi cuatro horas antes de que suceda tal cual, y quien le oye se maravilla y hasta piensa que el italiano se cuela en las reuniones de los equipos y los esp¨ªa y as¨ª sabe lo que van a hacer.
No es as¨ª, claro. Lombardi solo dice en alto lo que toda la gente del ciclismo sabe, una de las leyes cl¨¢sicas: el mejor equipo es aquel que mejor sabe hacer que sean los rivales los que hagan el trabajo que a ellos m¨¢s les conviene. O, dicho en su argot: antes de ponerte a comer de tu plato, come del plato del vecino. El ciclismo, el ¨²nico deporte en el que los que trabajan lo hacen para los suyos y para los dem¨¢s, que se aprovechan.
La prensa francesa, a¨²n fascinada por la alegr¨ªa de su Alaphilippe, el hijo del director de orquestina de sal¨®n de baile que toca la bater¨ªa, que danza cuando pedalea y que sube a la carrera, de dos en dos escalones, la escalera que lleva al podio, le pide que ataque todos los d¨ªas, que gane m¨¢s tiempo, que llegue hasta el final de amarillo, o hasta d¨®nde sea. El equipo responde casi como preguntando si se han vuelto todos locos. El Tour es largo, el Tour es inteligencia, el Tour es no gastar al equipo y a los corredores tontamente en etapas que no son nuestras: el Tour es tambi¨¦n Enric Mas.
El Deceuninck no es el ¨²nico que maneja la regla de que todo derroche innecesario conduce a la melancol¨ªa. Dan Martin, el irland¨¦s, ha intentado dar menos pedaladas estresadas que nadie viajando casi siempre a cola de pelot¨®n mientras los dem¨¢s se pegan por ir en cabeza. Es una loter¨ªa ¨Cun corte, una ca¨ªda delante, acaba con las esperanzas--que le sali¨® bien a Pantani en el 98. Simon Yates pierde todos los d¨ªas tiempo para estar m¨¢s fresco el d¨ªa que toque ayudar a su gemelo Adam.
El d¨ªa puede ser este jueves: llegan Los Vogos y La Planche des Belles Filles. Se espera a todos y m¨¢s que nadie a Egan Bernal, el colombiano de 22 a?os que estrena ruedas ligeras y parece que ha nacido en el Tour, as¨ª habla. ¡°Es solo su segundo Tour¡±, dice su compa?ero de habitaci¨®n, Castroviejo. ¡°Pero aprende muy r¨¢pido. Ya sabe m¨¢s que casi todos¡±.
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