Simon Yates frustra a Pello Bilbao y los favoritos piensan en la contrarreloj
Triunfo del mejor de los hermanos gemelos el primer d¨ªa de Pirineos, en el que no hubo ataques entre los mejores
El Tour es la carrera de la paciencia y de los lamentos y, en el coche de sus amigos del Jumbo, Louis van Gaal, lo apunta todo en su cuaderno. M¨¢s paciencia que nadie tiene Pello Bilbao, de pedalada de pistard en las pendientes, y para ¨¦l parec¨ªa designada la victoria, pero perdi¨® porque uno con fama de impaciente, Simon Yates, supo ganarle en su terreno.
M¨¢s pacientes que nadie, excepto quiz¨¢s los espectadores, que descubren muchas tardes de julio la infinitud de la virtud que alimenta la espera, los corredores del Ineos pastorearon un pelot¨®n sin prisas y a su lobo de amarillo, Julian Alaphilippe, sonriente en la traves¨ªa al trantr¨¢n de los primeros Pirineos, del hist¨®rico Peyresourde, de la Hourquette d¡¯Ancizan sobre valles muy verdes y una bruma escondiendo las monta?as. Imagina, como todos, que despu¨¦s de defenderse dignamente en la contrarreloj el viernes, en el Tourmalet el s¨¢bado volver¨¢ a sorprender. Y que el Tour seguir¨¢ vivo. Sue?a.
Ten¨ªa una excusa y una raz¨®n el mejor de los gemelos Yates: justo hace tres a?os, su hermano Adam descend¨ªa el Aspin por la misma carretera, junto al lago Payolle, que enlaza luego con el ¨²ltimo descenso del padre Tourmalet hasta lanzado hacia una victoria que le rob¨® el cielo hundido justo sobre su cabeza en forma de arco hinchable con tri¨¢ngulo rojo que se deshinch¨® a su paso veloz. Una forma tan peligrosa de se?alar el ¨²ltimo kil¨®metro desapareci¨® del Tour, y nada cay¨® sobre el cabez¨®n encasquetado de Simon cuando lanz¨® tranquilo su sprint para acabar con las ideas de sus dos acompa?antes, los ¨²ltimos fugados, Bilbao y el austriaco M¨¹hlberger. Se adelant¨® lo justo para pasar el primero por la ¨²ltima curva, indesbordable ya en los ¨²ltimos 200m. Despu¨¦s de un Giro complicado, el ganador de la Vuelta est¨¢ en el Tour casi de vacaciones. Todos los d¨ªas rueda a cola de pelot¨®n y no le importa perder tiempo. Dice que ha venido a ayudar a su hermano, pero no deja pasar la oportunidad si ve que puede demostrar su clase.
Hay sinton¨ªa: la visi¨®n cuadriculada de Van Gaal, uno al que no le gusta el ciclismo --y no se sabe si le gusta el f¨²tbol, no hay pruebas de ello--, cuadra guay con la de los t¨¦cnicos del Jumbo, que llevan meses demostrando que ni hay que entender de ciclismo, o ni siquiera apreciarlo, para conseguir victorias por todas partes. Hablan de tecnolog¨ªa, de iPads implantados en todos los niveles de decisi¨®n y en varios veh¨ªculos escalonados por las etapas, con las tripas cargadas con los datos m¨¢s ¨ªntimos de los corredores, sus vatios, sus pulsaciones y su ritmo respiratorio, y de su entorno, velocidad del pelot¨®n, viento, pendiente... Un algoritmo propio decide cu¨¢ntos kil¨®metros podr¨¢ mantener a ese ritmo cada uno de sus corredores y dicta el proceder a los directores, que lo convierten en ¨®rdenes para escaladores, sprinters y contrarrelojistas. Y ganan mucho. Y el ciclismo se borra, como se borr¨® el f¨²tbol de Cruyff en el Barcelona: el golpe de genio que romp¨ªa todos los esquemas est¨¢ prohibido porque el esquema es sagrado.
No se sabe si los del Ineos de Thomas y Bernal andan por el mismo nivel de tecnolog¨ªa y de consumo de cuerpos cet¨®nicos que tanto adelgazan pues su opacidad informativa es proporcional al n¨²mero de comunicados de prensa que emiten, tantos, pero nadie en el pelot¨®n olvida que su filosof¨ªa Tour es similar y el que instauraron en 2012, y lo recuerdan entrando en Bagn¨¨res de Bigorre, al pie de la ¨¦pica del Tourmalet, tan lejana, los ocho juntitos, uno tras otro, de Dylan, como Bob, van Baarle hasta Moscon, al frente de un pelot¨®n que cruza la l¨ªnea de meta casi 10 minutos m¨¢s tarde que los fugados. Detr¨¢s de ellos, todos dec¨ªan, ufff, y ma?ana contrarreloj. Solo Landa, ilusionado, a?ad¨ªa, ¡°y el s¨¢bado Tourmalet, la etapa que tengo so?ada¡±.
A la contrarreloj todos la temen salvo los Ineos, acostumbrados a decidir en ellas no solo la jerarqu¨ªa global del Tour ¨Cel colchoncito de segundos que les permite recorrer luego todas las monta?as bloqueando la carrera con su magn¨ªfico juego defensivo¡ªsino la interna. Si Thomas queda por delante de Bernal, lo que parece inevitable, el colombiano lo tendr¨¢ complicado para gozar de libertad.
Los solo 27 kil¨®metros totales y ¨²nicos de contrarreloj individual que se disputar¨¢n este Tour es el n¨²mero menor de los ¨²ltimos 60 a?os, y, sin embargo, todos temen, y el viernes por la tarde ser¨¢ el momento de los lamentos, que sean tan decisivos como los 150 kil¨®metros que se disputaban en los Tours de LeMond, los 120 en los a?os de Indurain, los 125 de cuando Ullrich y los 100 del a?o Wiggins.
Nairo correr¨¢ con molestias porque no podr¨¢ apoyar bien el codo herido y doloroso en los acoples de la cabra; a Landa no le importa mucho, pues ha dado por perdida su batalla por la general. Solo entre los espa?oles, el debutante Enric Mas, un ciclista Tour, un hombre de la paciencia, mira el perfil, tan subibaja y abigarrado alrededor de Pau, y piensa que tampoco le van tan mal pues hay muchas zonas t¨¦cnicas y de relanzamiento en la que los escaladores no estar¨¢n tan perdidos, y, se muestra preparado para el desaf¨ªo, y dice que no, que no todo est¨¢ perdido.
Los del Jumbo y Van Gaal sonr¨ªen, miran sus ordenadores y proclaman: que sue?en todos, ser¨¢ el d¨ªa de Van Aert.
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