Muere Felice Gimondi, el gran rival de Merckx
El exciclista italiano, ganador de un Tour, tres Giros y una Vuelta, sufri¨® un infarto mientras nadaba en el mar
En Giardini Naxos, una playa de Sicilia se ha muerto, de un infarto, Felice Gimondi, el ciclista italiano que m¨¢s hizo sufrir a Eddy Merckx. Ten¨ªa 76 a?os. Hab¨ªa comenzado a montar en bicicleta a los 10, con la bici de su madre, Angela Salvi, la cartera de Sedrina, el pueblo de la provincia de B¨¦rgamo en el que hab¨ªa nacido el 29 de septiembre de 1942. Como los m¨¢s grandes, como Merckx, como Coppi, como Anquetil, Gimondi gan¨® el Tour en su primera participaci¨®n. Fue en 1965, a los 22 a?os, al a?o siguiente de ganar el Tour del Porvenir.
Despu¨¦s lleg¨® Merckx.
Es uno de los siete ciclistas capaces de lucir las tres Grandes Vueltas en su palmar¨¦s
¡°Le he complicado la vida, lo s¨¦¡±, escribi¨® Merckx en el pr¨®logo de una autobiograf¨ªa de Gimondi. ¡°Pero parece que ninguno tiene en cuenta cu¨¢nto me la ha complicado ¨¦l a m¨ª. Para derrotarlo muchas veces me he tenido que castigar el alma. Adem¨¢s, un joven que llega al profesionalismo y gana enseguida el Tour, y luego la Par¨ªs-Roubaix y la Par¨ªs-Bruselas, y luego el Giro y la Vuelta y Dios sabe cu¨¢ntas carreras m¨¢s, y el Giro de Lombard¨ªa y la Mil¨¢n-San Remo, no puede ser considerado un campe¨®n como tantos. Es un fen¨®meno¡±.
El Can¨ªbal le gan¨® siempre, salvo en una ocasi¨®n. En agosto de 1973, Gimondi gan¨® en el circuito de Montju?c, en Barcelona, el campeonato de mundo. Fue, sorprendentemente, el m¨¢s r¨¢pido de un cuarteto que resum¨ªa toda una ¨¦poca del ciclismo: les gan¨® a Merckx, a Freddy Maertens y a Luis Oca?a.
Gan¨® tres Giros (1967, 1969 ¨Caquel en el que Merckx fue descalificado por un control antidopaje positivo-- y 1976), y gan¨® la Vuelta de 1968. Solo otros seis ciclistas en la historia (Merckx, Anquetil, Nibali, Hinault, Contador y Froome) han ganado las tres grandes por estapas, y aquella victoria en la ronda espa?ola, por delante de P¨¦rez Franc¨¦s, le hizo tan popular que en los pueblos a los F¨¦lix los amigos empezaron a llamarles Feliche, tal como se pronuncia el feliz Felice del hijo de la cartera de Sedrina, una mujer inconformista, la ¨²nica mujer que en su ¨¦poca se atrev¨ªa a andar en bicicleta por el pueblo, eran los a?os 20 y 30 del siglo pasado, y que muri¨® a los 103 a?os. ¡°Y lo ve¨ªan tan escandaloso que el p¨¢rroco del pueblo me dijo que si me hubiera visto montando en bicicleta me habr¨ªa tirado¡±, contaba la madre de Felice, a quien oblig¨® a montar en bici para que le echara una mano repartiendo el correo sobre todo por las calles m¨¢s empinadas. ¡°Y Felice termin¨® siendo tambi¨¦n cartero efectivo y en bicicleta¡±.
Solo el d¨ªa despu¨¦s de ganar el Tour, renunci¨® Gimondi al puesto de cartero de Sedrina. Ya fue entonces plenamente ciclista profesional con el Salvarani, y marc¨® una ¨¦poca. ¡°Fue mi rival m¨¢s duro sencillamente porque era el que m¨¢s se parec¨ªa a m¨ª¡±, abunda Merckx en su prefacio. ¡°No se contentaba nunca, no se rend¨ªa nunca¡±. Gimondi fue el prototipo del ciclista completo: excelente rodador, buen escalador y dotado de una buena punta de velocidad imbatible cuando la carrera hab¨ªa sido dura. Testarudo, aplicado y con un sentido innato de la carrera, las caracter¨ªsticas ideales de los corredores por etapas. Fue profesional 15 a?os, y siempre estuvo en el mismo equipo, que en 1973 dej¨® de llamarse Salvarani para pasar a ser el Bianchi, y casi siempre con el mismo director, Giancarlo Ferretti.
Tiziana se llama su mujer y Federica y Norma, sus dos hijas.
Era de Bianchi, de la bici celeste, como de Bianchi fue Coppi y lo fue despu¨¦s Marco Pantani, que gan¨® el Tour de 1998 pedaleando sobre una Bianchi, y fue el primer italiano que ganaba el Tour despu¨¦s de Gimondi. Y Gimondi, ejecutivo y embajador de la Bianchi, estuvo en Par¨ªs felicit¨¢ndole en el Arco del Triunfo, y unos meses m¨¢s tarde, el primero de junio de 1999, estaba tambi¨¦n en el hotel de Madonna di Campiglio del que sali¨® Pantani escoltado por carabinieri despu¨¦s de haber sido expulsado de un Giro que ten¨ªa ganado. Con la mirada y los pasos perdidos Gimondi, como todos, andaba e iba y volv¨ªa por el peque?o vest¨ªbulo, sin parar, desorientado pero elegant¨ªsimo, como siempre. Contemplaba el fin de una ¨¦poca del ciclismo, un deporte que no volvi¨® a ser lo mismo por lo que ¨¦l hab¨ªa luchado.
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