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Un chispazo de Odegaard tumba al Mallorca
La Real Sociedad se lleva los puntos de Son Moix en un partido muy espeso

El f¨²tbol anda espeso a estas alturas de la temporada porque todos los futbolistas est¨¢n frescos como lechugas reci¨¦n cogidas en la huerta, las piernas responden de maravilla, y como en el comienzo de una gran vuelta por etapas, el pelot¨®n todav¨ªa est¨¢ compacto. En el c¨¦sped eso se traduce en pocos espacios, en las sombras de los rivales que oscurecen a quienes tratan de controlar la pelota y pensar antes de soltarla, as¨ª que es o una cosa u otra; o pensar o soltarla, y como nadie quiere que se le tome por tonto cuando intenta hacerse el listo, entre las dos opciones, la de deshacerse de la pelota es la m¨¢s elegida.
Como aseguran en los anuncios de pasta de dientes sobre los dentistas, en el f¨²tbol, nueve de cada diez especialistas escogen el pelotazo. Los otros dos; Salva Sevilla en el Mallorca y Odegaard en la Real, a contracorriente, intentaban pensar adem¨¢s de correr y soltar la pelota, pero casi nadie les acompa?aba en Son Moix. La ¨²nica emoci¨®n en la primera parte lleg¨® en el primer minuto y en el ¨²ltimo. Una vez en cada porter¨ªa. Al inicio, con el remate de cabeza de Lago Junior, que muy solo en el ¨¢rea, golpe¨® la pelota a las manos de Moy¨¢; al final, en un instante de clarividencia de Illarramendi, que encontr¨® la conexi¨®n con Oyarzabal, que lanz¨® a porter¨ªa para que Reina tocara con la punta de los dedos para desviarla al poste.
El relleno del pastel, durante los 45 minutos entre una acci¨®n y la otra fue una bazofia incomible, complicada de digerir. La Real hac¨ªa como que mandaba en el campo, con un insulso manejo del bal¨®n de un lado a otro. Cuando le llegaba parec¨ªa que pod¨ªa pasar algo, pero nada pas¨®. El Mallorca pretendi¨® jugar como una semana antes frente al Eibar, pero el f¨²tbol de cadena de montaje no suele ser lo m¨¢s adecuado para ganar un partido, que en la segunda parte se desorden¨®. El maltrato a la pelota alcanz¨® proporciones estratosf¨¦ricas, aunque el choque se hizo m¨¢s entretenido. A los 22 que pululaban por el campo se les olvid¨® que estaban all¨ª para jugar al f¨²tbol, y no para retozar por un c¨¦sped bien cuidado, pero la pelota se paseaba m¨¢s por las ¨¢reas. De todas formas, parec¨ªa que este desprop¨®sito pod¨ªa beneficiar m¨¢s a una Real que se manejaba mejor en el caos.
Un disparo al poste de Lumior, que casi sorprende a Moy¨¢, fue la mejor opci¨®n local. Era el minuto 77, y la jugada anim¨® al Mallorca, que adelant¨® las l¨ªneas. Esa confianza, sin embargo, fue letal para ellos. Martin Odegaard rob¨® un bal¨®n en su campo e inici¨® un contragolpe que Portu, experto en estos asuntos, negoci¨® con solvencia. Vio llegar al futbolista noruego, que segu¨ªa la jugada, y que entr¨® al ¨¢rea para controlar el bal¨®n y batir a Reina con la tranquilidad de un veterano. Fue el mejor chispazo de la calurosa tarde isle?a, que daba los puntos a la Real Sociedad, porque lo intent¨® el Mallorca en los minutos finales, pero entonces apareci¨® el mejor Moy¨¢ para amargarles la merienda a sus paisanos.
A Vicente Moreno no le salieron los planes. Sus jugadores se pasaron el partido apretando tornillos, pero acabaron pas¨¢ndose de rosca.
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