El ¡®cruyffismo¡¯ sin Cruyff
Hoy la filosof¨ªa del holand¨¦s se extiende por la explanada del Camp Nou, por los murales de la Ciudad Deportiva, por el nuevo estadio en el que jugar¨¢n el filial, el juvenil y el femenino
A falta de la auditoria creativa que pidi¨® Ferran Adri¨¤ sobre Johan Cruyff, el legado del Flaco se petrifica en Amsterdam y muy especialmente en Barcelona. Mucho mejor, y sobre todo m¨¢s sencillo, encargar una escultura que una Bullipedia futbol¨ªstica sobre una figura f¨¢cil tambi¨¦n de caricaturizar y dif¨ªcil de traducir, ya idolatrada seguramente por m¨¢s conversos que por convencidos, porque nada resulta m¨¢s f¨¢cil que ser cruyffista sin Cruyff.
El motor del cruyffismo nunca fue la unanimidad sino la contraposici¨®n, estimulado por los antagonismos, una manera de ser descrita de forma precisa y preciosa por su amigo Sergi P¨¤mies el martes en La Vanguardia. Quiz¨¢ P¨¤mies, ¨²nico para explicar el barcelonismo ¡ª¡°igual que existe una manera nu?ista de ser cruyffista, no creo que exista una manera cruyffista de ser nu?ista¡±¡ª, sea el artista que necesita Adri¨¤.
El recuerdo de Cruyff figuraba hasta hace poco en un c¨®rner del museo N¨²?ez. Hoy, en cambio, se extiende por la explanada del Camp Nou, por los murales de la Ciudad Deportiva, por el nuevo estadio en el que jugar¨¢n el filial, el juvenil y el femenino, por las camisetas de la serie ¡°gallina de piel¡± y por la segunda indumentaria que se empez¨® a comercializar con De Jong. El barcelonismo est¨¢ impregnado de Cruyff.
Aunque es mejor ser selectivo que excesivo, el despliegue de la directiva de Bartomeu es aplaudido por la familia Cruyff. Merece por tanto un respeto desde que ambas partes, antes tan distanciadas que se llegaron a negar y hasta pedir su desaparici¨®n del barcelonismo, se reconciliaron en vida de JC despu¨¦s de la intervenci¨®n del vicepresidente Jordi Cardoner y en especial de Jaume Gir¨®, director general de la Fundaci¨® La Caixa.
La Bullipedia de Cruyff ser¨ªa su Fundaci¨®n, raz¨®n de m¨¢s para que la del club y la del banco colaboren econ¨®micamente en su difusi¨®n y expansi¨®n, sobre todo a partir de las Cruyff Courts. Asegurada la pedagog¨ªa por parte de la familia, el desarrollo de la marca est¨¢ garantizada por el Bar?a. El estilo, en cambio, es un intangible de dif¨ªcil aplicaci¨®n por m¨¢s que se pueda hacer de forma individual con Guardiola o colectiva a trav¨¦s de La Masia.
El actual Bar?a, por el contrario, se aleja del ideario cruyffista escenificado en aquel campo de La Masia ahora convertido en aparcamiento del Camp Nou. A partir del rondo y el tri¨¢ngulo, Cruyff edific¨® el Dream Team con decisiones que sacudieron a todos los estamentos del Bar?a. Su obra se explica a partir de sus partidos y tambi¨¦n de su orden y mando ante el poder de N¨²?ez.
Alcanza con recordar c¨®mo desafi¨® a la directiva cuando subray¨® la capitan¨ªa de Alexanco despu¨¦s de que el jugador fuera denunciado en Papendal, o la manera en la que desautoriz¨® al vestuario el d¨ªa que le quit¨® el brazalete a Zubizarreta para d¨¢rselo a Bakero. Tambi¨¦n se las tuvo con Lo Pelat ante la sorpresa del Camp Nou. Y convendr¨ªa recordar que prefiri¨® a Julio Salinas antes que a Txiki Begirista¨ªn para la final de Wembley 92.
Cruyff eligi¨® a Milla como la piedra angular de su proyecto nada m¨¢s llegar y no dud¨® en prescindir del ma?o despu¨¦s de ser tentado y comprado por el Madrid. La alternativa era Molby y, ante la negativa de la directiva a contratar al dan¨¦s, apareci¨® Guardiola, m¨¢s cruyffista que Cruyff. Tambi¨¦n apost¨® por Danny Muller en lugar de Tito Vilanova en una dial¨¦ctica que acab¨® con la destituci¨®n de Llu¨ªs Pujol.
Hab¨ªa t¨¦cnicos del f¨²tbol base que le tem¨ªan tanto que sospechaban que mandaba a su esposa para que controlara quien le pasaba la pelota y quien no a su hijo Jordi. A la esposa de Johan le llamaban entonces Marilyn en el palco del Miniestadi. A Cruyff se le admiraba despu¨¦s de haberle aguantado, sufrido y soportado sus discusiones y entendido que se manejaba estupendamente en la tensi¨®n, manifiesta en un estadio caliente como el Camp Nou.
Hubo muchos desencuentros antes de que el cruyffismo se impusiera como una religi¨®n reconocida incluso por el Madrid, el enemigo natural del Bar?a. Nadie defini¨® mejor su herencia que Romario: ¡°El f¨²tbol se mira con los ojos de Cruyff¡±. As¨ª que se necesita tanto la retina como el cerebro para sentir y querer el juego de la misma manera, un ejercicio imposible para c¨ªnicos y fr¨ªvolos, dif¨ªcil de copiar si no se ha vivido en el Ajax o el Bar?a.
A juzgar por su trayectoria, la actual directiva no acaba de creer en Cruyff por m¨¢s que ahora le exhiba como ¨ªdolo y muestre como una fortuna a siete jugadores de La Masia en el partido con el Betis. Antes que por el equipo y los t¨¦cnicos, Rosell y Bartomeu han apostado por los futbolistas, se han felicitado por fichar a Ronaldinho y Neymar y ahora quieren complacer a Messi.
No entienden que el capit¨¢n es la sublimaci¨®n de una manera colectiva de entender el f¨²tbol porque si no ser¨ªa Maradona. Tampoco parece la mejor soluci¨®n reproducir el tridente de Berl¨ªn 2015 para reconquistar la Champions en 2020. A Bartomeu quiz¨¢ le valga una entrevista de Marca de junio del 2013 para saber qu¨¦ har¨ªa Cruyff: ¡°Con Neymar fichado, yo me habr¨ªa planteado la posibilidad de vender a Messi¡±. Una afirmaci¨®n tremenda si no se acaba de leer el texto: ¡°Por eso yo no habr¨ªa tra¨ªdo a Neymar¡±. Ahora es Messi quien quiere al brasile?o y el presidente se desvive por complacer al 10. Hoy los protagonistas son los jugadores, mientras el presidente practica la cultura de la apariencia para quedar bien con todo el mundo, tambi¨¦n con Cruyff. Bartomeu est¨¢ en su derecho siempre que no manche la memoria del mayor icono del Bar?a
La exhibici¨®n de cruyffismo no exime, sino que obliga al consejo a ser m¨¢s respetuoso que nunca con su legado, cosa que por otra parte parece haber comprendido cuando decidi¨® poner el nombre de JC al campo de la ciudad deportiva y no al Camp Nou. Messi juega todav¨ªa una Liga diferente de la de Ansu. La auditoria de Adri¨¤ puede aguardar porque de momento no se habla de f¨²tbol sino del show Neymar. O si no haber dejado en paz ¡ªo sin tanto boato¡ª a Johan Cruyff.
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