El peso del apellido
Ser hijo de una leyenda del f¨²tbol no significa que vayas a igualar sus logros. Eres uno m¨¢s, pero lo doloroso es que no te vean como uno m¨¢s
"Puedes estar tranquilo, aqu¨ª no vas a tener presi¨®n. Nosotros te cuidaremos. Tenemos muchos futbolistas j¨®venes como t¨² y entre todos te ayudaremos en tu integraci¨®n¡±. Sir Alex Ferguson pronunci¨® las palabras que necesitaba escuchar aquella tarde de domingo en la que se present¨® en Barcelona con dos directivos del Manchester United. Estaba a punto de firmar con el Ajax al d¨ªa siguiente, pero Ferguson me llev¨® a visualizar el escenario ideal en el que lograr¨ªa desprenderme de la etiqueta de ser el hijo de¡, algo a lo que se daba especialmente mucho bombo en Espa?a y que tambi¨¦n me podr¨ªa condicionar en Holanda. Sent¨ª que en Inglaterra ser¨ªa uno m¨¢s, gracias a ese manto protector caracter¨ªstico del f¨²tbol ingl¨¦s, sumado a ese punto paternalista con el que el t¨¦cnico escoc¨¦s sol¨ªa seducir a jugadores para su causa.
Fue en el Manchester United donde firm¨¦ mi primer contrato profesional a mis 21 a?os. Durante los tres a?os que entren¨¦ con el primer equipo del Bar?a, mi padre evit¨® por todos los medios que yo tuviera un m¨ªnimo privilegio que levantara sospechas de favoritismo. Incluso fren¨® en seco cualquier propuesta de renovaci¨®n esos tres a?os. Todo ese tiempo tuve contrato del Bar?a B: ¡°Cr¨¦eme, es mejor as¨ª¡±. A m¨ª me molestaba, pero con el tiempo lo entend¨ª. Tambi¨¦n busc¨® concienzudamente el consenso de todo su cuerpo t¨¦cnico antes de darme la alternativa, posiblemente con el ¨ªntimo deseo de que cualquier atisbo de duda me ahorrar¨ªa un foco medi¨¢tico sofocante.
Por n¨²meros, hice una transici¨®n aceptable para cualquier canterano en sus primeros pasos hacia la profesionalizaci¨®n. Ven¨ªa de haber marcado m¨¢s de 20 goles en el sub-19 y de ser el m¨¢ximo goleador del filial junto a ?scar Garc¨ªa en Segunda Divisi¨®n. En mi primer a?o, hice nueve goles siendo un jugador de banquillo, igualando la marca de los m¨¢ximos anotadores esa temporada, Hristo Stoichkov y Ronald Koeman. Y tambi¨¦n me vi en la tesitura de tener que elegir entre las selecciones sub-21 de Holanda y Espa?a, con el aliciente de formar parte de la selecci¨®n ol¨ªmpica espa?ola en Atlanta 96 antes de decantarme por el combinado holand¨¦s y disputar la Eurocopa del 96.
Luego vino un mal a?o a nivel deportivo. Mi padre no era una persona f¨¢cil con los directivos y su salida me coloc¨® en el disparadero. Fue una situaci¨®n inc¨®moda para todos, porque el Bar?a negociaba al mismo tiempo mi renovaci¨®n y mi salida, pero tomamos la mejor decisi¨®n para todos. En una semana vertiginosa, me contactaron los dos equipos de Madrid interes¨¢ndose por mi situaci¨®n, estuve a un paso del Ajax y acab¨¦ march¨¢ndome a Manchester. As¨ª se rompi¨® el sue?o de continuar mi carrera en un gigante como el conjunto blaugrana, pero no tuve la oportunidad de crecer poco a poco como cualquier canterano. Sinceramente, muchas veces he pensado que una cesi¨®n me hubiera librado de esa sensaci¨®n. De hecho, mi padre tambi¨¦n se preocup¨® de que el club mantuviera a raya mi cl¨¢usula del filial para que yo tuviera la libertad de elegir mi propio camino. ¡°Nunca se sabe¡±, me dijo. Tambi¨¦n ten¨ªa raz¨®n.
Cuanto m¨¢s grande es un equipo, m¨¢s complicado es progresar si cuentas con la presi¨®n a?adida de un apellido ilustre del f¨²tbol que, desde fuera, se observa como un privilegio. Por eso he rescatado estos recuerdos a colaci¨®n del caso Luca Zidane del que tanto se ha opinado y, posiblemente, sin conocer de cerca su desempe?o bajo palos. Yo mismo me incluyo en esa ignorante mayor¨ªa. Pero s¨ª estoy convencido de que Zinedine Zidane, como cualquier padre que ama a su hijo, nunca lo empujar¨ªa al fracaso. Ser¨ªa una decisi¨®n cruel. El entrenador del Real Madrid es un tipo humilde que no necesita alimentar su ego, ni aumentar la fortuna de su familia. Estar¨¢ seguro de que va a cumplir.
Ser hijo de una leyenda del f¨²tbol no significa que vayas a igualar sus logros. Eres uno m¨¢s, pero lo doloroso es que no te vean como uno m¨¢s. A m¨ª me reconfort¨® llegar a la conclusi¨®n de que pertenezco a los futbolistas del mont¨®n, el 99,9% de los mortales, y Johan Cruyff a un reducido n¨²mero de inmortales como Maradona o Pel¨¦. Y seguir mi propio camino profesional despoj¨¢ndome del peso del apellido.
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