Victoria pasional de Mikel Iturria en la etapa de Urdax
El ciclista guipuzcoano del Euskadi Murias se impone a una fuga numerosa con un ataque a 25 kil¨®metros de la meta en la frontera
En la salida de Saint Palais, en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, a los ciclistas los despiden en euskera, el idioma con el que recibe, ongi etorri el alcalde de Espelette a las seis primeras damas del G7 que pasean por la comarca y compran pimientos mientras sus hombres y Angela Merkel arreglan el mundo en Biarritz. Despu¨¦s les dice welcome con su acentazo y ellas se r¨ªen, y ¨¦l piensa que mejor le va tratando con ciclistas, como los que en su pueblo se jugaron el Tour del 18 o como los que pasan por sus carreteras al mediod¨ªa calurosas de un d¨ªa de septiembre y puro verano camino de la muga de Dantxarinea en la etapa de la Vuelta.
La carrera espa?ola le manda de avanzadilla un grupo de fugados poco ilustres, como si los grandes l¨ªderes de la Vuelta hubieran querido tomarse un d¨ªa de descanso tras las emociones de la contrarreloj enviando a sus acompa?antes, pero no, los 14 no son primeras damas, son puros contrabandistas que en la frontera navarra, por los caminos complicados de las colinas, se mueven con sabidur¨ªa y decisi¨®n, como se mueve Mikel Iturria, que triunfa junto al puente de piedra bajo el que desciende el Orabideko en tumulto.
La victoria, la primera de su carrera profesional, de Iturria, guipuzcoano de Urnieta, 27 a?os, justifica la existencia de su equipo, el Euskadi Murias, cuyo director y promotor, Jon Odriozola, vive un sinvivir esperando la campana salvadora que a ¨²ltima hora detenga el tiempo y le anuncie que hay apoyo econ¨®mico para seguir un a?o m¨¢s. Y ni siquiera la victoria tan celebrada y sentida, un acto puramente emocional, deber¨ªa ser necesaria. ¡°Somos un equipo con vocaci¨®n de cantera, y sacamos corredores buenos, pero tambi¨¦n queremos pesar cada vez m¨¢s en las carreras¡±, dice Odriozola, quien en la salida anima a coger la fuga a su l¨ªder, el navarro ?scar Rodr¨ªguez que gan¨® el a?o pasado en La Camperona, y a 25 kil¨®metros de la frontera le marca la estrategia a Iturria, un di¨¦sel di¨¦sel al que le cuesta responder r¨¢pido en los cambios de ritmo inevitables cuando los fugados abandonan la fase de colaboraci¨®n necesaria para garantizar que habr¨¢ bot¨ªn a la de lucha feroz individual, guiada por la testosterona y la adrenalina, para quedarse uno solo con el bot¨ªn.
¡°T¨², hazte el muerto despu¨¦s de un ataque, d¨¦jate llevar de nuevo al grupo con calma y cuando llegues, arranca con todo¡±, le chilla por el pinganillo Odriozola a Iturria, y luego el director lo traduce en mariachi, porque su equipo es eso, un derroche emocional y cada victoria una conquista pasional, ¡°arranca con alma y coraz¨®n¡±, e Iturria arranca sobre todo con unas piernas magn¨ªficas que sorprenden a sus compa?eros, todos m¨¢s cotizados que ¨¦l por los apostantes. Y mientras pedalea por su tierra, el guipuzcoano, que como amateur ya triunf¨® en las carreteras navarras, y gan¨® su Vuelta, y como profesional sale a entrenar, casi de paseo por los mismos caminos, se monta en su interior una pel¨ªcula de suspense con final infeliz ¡ª¡°me capturar¨¢n a 100 metros de la meta¡±, teme¡ª, que le motiva, pero cuando ve la repetici¨®n de su gran ataque, su gran victoria, su gran d¨ªa, dice, ¡°ah, pues ha sido todo mucho m¨¢s tranquilo¡±.
Tranquilo como nunca fue el pelot¨®n guiado al tran tran por los Jumbos del l¨ªder Roglic, que llegan a 18 minutos, y se preparan, porque los temen, para los muros de la llegada a Bilbao.
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