Nairo se al¨ªa con el viento para recuperar lo perdido en la monta?a
El colombiano del Movistar recupera m¨¢s de cinco minutos en un gran abanico y vuelve a ser segundo, a 2m 24s de Roglic, y Valverde es tercero
A la Vuelta la mueven, y le dan su car¨¢cter tan suyo, los golpes inesperados, como a los ¨¢rboles altos los mueve el viento y a los enamorados, el sentimiento, que canta el ni?o en su habitaci¨®n, y la sonrisa de Wilfried Peeters toma un tinte maligno cuando pasea por Burgos el martes y ve los ¨¢rboles tan movidos, el viento tan soplando y sus sentimientos se disparan y se le afilan los colmillos draculianos, y no puede evitar decirle a un amigo periodista, ¡°y camino de Guadalajara habr¨¢ tambi¨¦n viento, jeje, va a ser un d¨ªa de nervios, ya ver¨¢s¡±.
Peeters es belga, ha sido ciclista y dirige el Deceuninck, el equipo por cuyas venas corren el viento y en su ADN, como recuerda su Philippe Gilbert, triunfador de nuevo, est¨¢n grabados los abanicos que organiza por puro placer, por divertirse, por hacer da?o sin m¨¢s. ?No se divierten los escaladores machac¨¢ndolos a los suyos en las monta?as? Peeters manda a sus mec¨¢nicos montar platos de 55 dientes, gigantescos, para aprovechar el viento favorable con el que Aranda lanza al vac¨ªo al pelot¨®n, y a sus chicos ponerse delante ya en la neutralizada, y cuando se quieren dar cuenta, nada m¨¢s llegar al kil¨®metro uno, miran a su alrededor y son siete del Deceuninck y 40 m¨¢s los ciclistas que est¨¢n delante y toman ventaja y toman ventaja en un abanico formado casi espont¨¢neamente. Y entre ellos est¨¢ Nairo con tres compa?eros de equipo que no dudan y hacen saltar las alarmas.
Es la etapa m¨¢s larga, 220 kil¨®metros. El primer d¨ªa, en muchos, sin un solo paso de monta?a puntuable. El d¨ªa m¨¢s duro de toda la Vuelta, y Nairo, en la furgoneta del equipo, est¨¢ tan cansado, m¨¢s que en cualquier d¨ªa de monta?a, y su pelo tan revuelto que dice que no puede ni llegar al hotel, a dos kil¨®metros, en bicicleta, que le lleven en la Vito.
Los recuerdos de Formigal y la esperanza de Navacerrada
La etapa de Guadalajara quedar¨¢ fija en la memoria como qued¨® el ataque de Perico y la dejadez de Robert Millar en la sierra de Guadarrama en 1985, y como fijo qued¨® el d¨ªa de Formigal en el que Nairo derrot¨® a Froome para ganar la Vuelta del 16. Y elementos de ambos d¨ªas, d¨ªas que marcan el car¨¢cter imprevisible de la Vuelta m¨¢s que los d¨ªas mon¨®tonos se?alan su a veces pesadez, se encontraron entre Soria y Guadalajara, por Sig¨¹enza, Atienza y Jadraque. El primero, la falta de concentraci¨®n del l¨ªder, Roglic, que no se enter¨® de c¨®mo delante de sus narices se formaba una fuga de 47 con Nairo y un abanico. El segundo, la t¨¢ctica de Arrieta de hacer acelerar al grupo de atr¨¢s para aislar al l¨ªder como ya hizo, camino de Formigal, Valverde para reventar a Froome. Entonces, el ingl¨¦s no encontr¨® aliados y sucumbi¨®; ayer, Roglic goz¨® de la ayuda de todos los equipos que hab¨ªan dejado atr¨¢s a sus l¨ªderes y, destacadamente, del Astana de Superman, que se dej¨® todo en la carretera para defender el cuarto puesto del asalto de un compatriota.
¡°La t¨¢ctica sali¨® bien, aunque la ayuda que le dio Astana a Roglic hizo que no logr¨¢ramos sacarle m¨¢s que cinco minutos y poco¡±, dice Arrieta. ¡°Pero si no los rompemos, llegan a tres minutos¡±.
Las decisiones del Movistar, que no deja de pelear, y la voluntad de sus chicos, y las narices de Nairo, han contribuido como ninguna otra raz¨®n a lo que Gilbert, belga nacido de viento y abanicos, llama ¡°un d¨ªa hist¨®rico¡±, y proclama: ¡°En 17 a?os de carrera profesional nunca hab¨ªa disputado una etapa tan loca y tan divertida como esta¡±.
Solo 49 corredores, disgregados en m¨ªnimos grupos, llegaron a menos de 15 minutos. Y no se divirtieron. Hoy se regresa a Navacerrada, donde Millar se despist¨® y Dumoulin perdi¨® la Vuelta del 15, que ya ten¨ªa ganada. Nairo no sabe c¨®mo estar¨¢, si ser¨¢ el Nairo de la monta?a o el Nairo del viento, pero tuite¨®: ¡°Nunca debemos dar nada por perdido, ni en el ciclismo, ni en la vida¡±.
Menos histri¨®nico que Peeters, pero con igual nivel de ansiedad e impaciencia, Eusebio Unzue asoma la nariz por la ventanilla y les dice a sus chicos, los ciclistas del Movistar, antes de salir: lo que no nos dio la monta?a nos lo dar¨¢ el viento; los mec¨¢nicos no les pueden poner platos de 55 porque Campagnolo, su marca, solo fabrica hasta 54, pero Arrieta, el director, les recuerda, como lo recuerda Gilbert, que los abanicos no son cuesti¨®n solo de fuerza, sino m¨¢s de t¨¦cnica y mucho m¨¢s de atenci¨®n, y les recalca lo que puede pasar, les dice que en los kil¨®metros seis, 12, 40, 120 y en Jadraque se puede organizar alguna emboscada y, como el sargento de Los blues de Hill Street, les suelta a la carrera con un ¡°y mucho cuidado ah¨ª afuera¡±. Todos salen atentos y preparado, y Nairo, veloz, no deja escapar la ocasi¨®n.
A los ciclistas, que son pasi¨®n, les mueven le viento huracanado por el sentimiento, el placer del desaf¨ªo a la naturaleza que les quiere llevar de un lado a otro, y es su aliado y es tambi¨¦n su enemigo, y mueve tambi¨¦n airadamente, con furia, a los matojos humildes del borde la carretera, subiendo hacia Jadraque, a los que echa una carrera Imanol Erviti con alegr¨ªa infantil, goz¨¢ndola en cabeza del pelot¨®n, porque Erviti, un navarro grandote disfruta con el viento, y disfruta cuando con sus pedaladas ataca, y lleva a su amigo Nairo a su rueda, y detr¨¢s le protegen otros dos compa?eros, Oliveira, el rodador portugu¨¦s, y Rojas, el capit¨¢n de ruta de Mula.
Nairo, escaladorcito colombiano, sufre con el viento, que con un soplo fuerte le desarma, y sopla fuerte del norte-noreste, con r¨¢fagas de hasta 70 por hora que llegan libres, sin obst¨¢culos que las detengan, a la carretera del altiplano que de Aranda y atravesando Soria entra en la parte m¨¢s dura de Guadalajara, pero Nairo est¨¢ all¨ª delante, donde no han podido estar ni Roglic ni Valverde ni Pogacar ni Superman. Nairo est¨¢ en la gran fuga que es un terremoto y que puede hacerle l¨ªder (despu¨¦s de todos sus resfriados, mala contrarreloj, malos d¨ªas en monta?a, est¨¢ a 7m 43s en la general, y la fuga alcanza una ventaja de 6m a 80 kil¨®metros de la meta), como est¨¢ en fuga medio pelot¨®n (47 corredores en su momento de m¨¢ximo nivel), como persigue el otro medio, como persigue Roglic, perdiendo la respiraci¨®n, perdiendo un compa?ero de equipo en cada repecho y perdiendo poco a poco la esperanza hasta que se refugia, y se salva, en la capa de Superman, a quien los Astana, fieles y resistentes, no le dejan solo. Y ni siquiera le abandonan cuando, llegando a Jadraque, donde la sobriedad es un tesoro como sobrio es Roglic, que ni parpadea ni deja traslucir su miedo a perderlo todo ni se derrocha en aspavientos, es su vida, llegando al repecho de cuatro kil¨®metros Arrieta manda tirar del grupo de detr¨¢s a Pedrero, Arcas, Soler y Valverde.
Es un movimiento arriegado, leninista. Manda a los suyos recortar la ventaja de Nairo un minuto para ganar tres, o el para¨ªso. Un paso adelante dos pasos atr¨¢s y la revoluci¨®n. Si quieren romper la cuerda y que la ventaja de la fuga se dispare incontrolable necesitan aislar del todo a Roglic, a Pogacar a Superman. Necesitan someterles a tal estr¨¦s que terminen cediendo. La ventaja desciende a 4m, pero Astana no cede. Y les refuerza Luisle, que se suelta de la fuga. Pero el movimiento no es vano. A la meta, 4h y 20m despu¨¦s de la salida, 220 kil¨®metros corridos sin respiro a m¨¢s de 50 kil¨®metros por hora por los p¨¢ramos sorianos y alcarre?os, Roglic, Superman y Pogacar llegan a 5m 19s de Nairo, que vuelve a ser segundo en la general. ¡°Y si no los rompemos, llegan a tres minutos¡±, dice Arrieta, cuyas decisiones, y la voluntad de sus chicos, y las narices de Nairo, han contribuido como ninguna a lo que Gilbert, belga nacido de viento y abanicos, llama ¡°un d¨ªa hist¨®rico¡±, y proclama: ¡°En 17 a?os de carrera profesional nunca hab¨ªa disputado una etapa tan loca y tan divertida como esta¡±.
Solo 48 corredores, disgregados en m¨ªnimos grupos, llegaron a menos de 15 minutos. Y no se divirtieron. Este jueves les espera la monta?a.
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