El Bar?a es hoy la nada
La derrota contra el Granada denota que hay s¨ªntomas de decadencia. La plantilla est¨¢ viciada, acostumbrada a hacer lo que le da la gana
Hay derrotas injustas, algunas se pueden tolerar, tambi¨¦n se cuentan las que son aceptables o si se quiere asumibles y despu¨¦s est¨¢n las que no tienen perd¨®n como la de Granada. La ca¨ªda en Los Nuevos C¨¢rmenes delata que hay s¨ªntomas de decadencia en el Bar?a. Acostumbra a ocurrir cuando el entrenador renueva a destiempo y de mala gana, a veces para complacer a una directiva desnortada y en ocasiones para satisfacer a una plantilla empachada y viciada, acostumbrada a hacer lo que le da la gana, como ser¨ªa la del Camp Nou. La ¨²ltima temporada de Rijkaard fue un calvario y tambi¨¦n cost¨® digerir el cuarto a?o de regalo de Guardiola o el tercero de Luis Enrique. Los s¨ªntomas ahora mismo son que ser¨¢ duro para Valverde aguantar y para la junta sostenerle despu¨¦s que su destituci¨®n fuera anunciada y al mismo tiempo desmentida d¨ªas m¨¢s tarde de la humillaci¨®n de Anfield.
Aquella herida abierta en Roma sangr¨® en Liverpool y supura despu¨¦s de derrotas humillantes como la de Granada, la segunda en cinco jornadas de Liga, un dato sorprendente en el curr¨ªculo azulgrana de Valverde. Aunque su juego fuera cuestionado, el Bar?a siempre hab¨ªa sido un equipo fiable y competitivo en el campeonato espa?ol, ganador de los dos ¨²ltimos t¨ªtulos, ocho sobre 11, 10 de 15 desde el debut de Messi. Ahora ya lleva ocho puntos descontados y nueve goles a cuestas despu¨¦s de una actuaci¨®n lamentable en Los C¨¢rmenes, mucho peor que la de Pamplona o Bilbao, maquilladas la mayor¨ªa por la irrupci¨®n de Ansu Fati, un juvenil de 16 a?os que ya discute con Griezmann y Luis Su¨¢rez y se asocia con Messi. Ansu Fati volvi¨® a ser el mejor junto con De Jong en Granada. Ambos suponen aire fresco en un vestuario que corre el riesgo de pudrirse si no media ya Valverde.
Ya no alcanza con prescindir de Ale?¨¢, no contar con Rakitic, administrar a Busquets o sustituir a Junior. El 2-0 exige decisiones duras que afecten al n¨²cleo duro y apuestas inequ¨ªvocas para activar a un equipo inanimado con o sin Messi. El partido del s¨¢bado fue la nada si se except¨²an dos remates f¨¢ciles para Rui Silva. A los errores individuales, manifiestos en Junior y Arturo Vidal, sigui¨® una decepcionante actuaci¨®n colectiva por la falta de esp¨ªritu y sentido de equipo en el plantel de Valverde. No se han corregido las disfunciones estructurales, especialmente visibles en los laterales, y no funciona el tridente: Griezmann, al que se supone v¨¢lido para jugar en el puesto de Messi o de Luis Su¨¢rez, es invisible en los costados y al uruguayo le pesan los a?os y los partidos, siempre titular y dif¨ªcil de sustituir para no molestar a Messi.
El capit¨¢n no solo ha enmascarado durante tiempo los males colectivos sino que con sus goles ha dado una imagen falsamente agrandada del Bar?a. A sus 32 a?os, retiene y conduce la pelota m¨¢s de la cuenta porque acaba de salir de una lesi¨®n y todav¨ªa no puede regatear ni desequilibrar con sus cambios de ritmo y explosividad, menos r¨¢pido y sin embargo igual de absorbente, porque el equipo se ha acostumbrado a descansar y a vivir de Messi. El drama llegar¨¢ si el conformismo y la falta de car¨¢cter general afectan tambi¨¦n al 10, si dice basta o no puede m¨¢s, punto y final para bien y para mal del Bar?a. Mal asunto si Messi duda hasta cuando renueva y se desmarca del mandato de Bartomeu. A Messi le cuesta menos marcar goles que hacer equipo, circunstancia que condiciona su liderazgo en un momento de mucha intranquilidad en el inestable Camp Nou.
A Messi le tocar¨ªa ejercer de capit¨¢n en un vestuario disgustado por el no fichaje de Neymar, fracturado por la llegada de Griezmann y conforme con Valverde. Al Txingurri, supuestamente rendido a la plantilla, le conviene hacer de entrenador si es que su apuesta era precisamente Griezmann y rez¨® para que no llegara Neymar. El enredo es may¨²sculo ante la inanici¨®n de la secretar¨ªa t¨¦cnica y el desgobierno de la directiva del presidente y vicepresidente deportivo Bartomeu. Ante la falta de autoridad, al Bar?a le han perdido el respeto tambi¨¦n en la Liga. A base de intensidad y ritmo, los rivales le sacan de los partidos, falto de chispa y desalmado; plano e inocuo con la pelota; partido en la cancha, sin unidad en su juego, reiterativo en las concesiones defensivas, sin gol a pesar de juntar a cuatro delanteros en Los C¨¢rmenes.
El Bar?a ha tocado fondo y necesita un punto de inflexi¨®n para romper la inercia y combatir una rutina que amenaza con atrapar a los noveles despu¨¦s de paralizar a los veteranos a la espera de la respuesta de Messi, decisivo ya en la famosa crisis de enero de 2015. El rosarino se tir¨® entonces a un costado para que Luis Su¨¢rez jugara de 9 y completara el famoso tridente con Neymar mientras Bartomeu convocaba elecciones y destitu¨ªa a Zubizarreta. No ser¨ªa nada extra?o que se activara el se?uelo de Neymar para continuar el parip¨¦ en enero de 2020. Vive el Bar?a atrapado por los recuerdos antag¨®nicos de Berl¨ªn y Liverpool.
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