La hinchada del Atl¨¦tico pita a Simeone por sustituir a Jo?o F¨¦lix
La afici¨®n recrimina al entrenador el recurrente cambio del portugu¨¦s, pasado el minuto 70, para dar entrada a Llorente. El jugador pareci¨® sobrepasado por la dimensi¨®n del derbi
El primer derbi de Jo?o F¨¦lix fue discreto. Pareci¨® superarle la importancia de la cita cuando entre las virtudes que se aprecian se encuentra la de ser inmune a la responsabilidad. Apenas tuvo incidencia en el juego ofensivo del equipo y no dej¨® grandes detalles. Ten¨ªa mucho foco en su estreno en una cita de esta altura, pero no cumpli¨® con las expectativas. Simeone decidi¨® cambiarle en el minuto 70, en lo que se ha convertido ya en una rutina. En seis de los siete partidos de Liga ha enfilado el banquillo antes de la conclusi¨®n. Al parecer, que casi siempre sea uno de los elegidos para ser reemplazado no lo digieren bien en el Metropolitano. La hinchada colchonera se rebel¨® contra la sustituci¨®n. Sorprendi¨® el fuerte abucheo por inusual.
El cambio y la reacci¨®n de la parroquia rojiblanca destaparon que el discurso de la exigencia hacia una versi¨®n m¨¢s ofensiva y menos aburrida ha calado. Fue una reprimenda inesperada, porque el partido de la emergente estrella portuguesa estuvo por debajo de lo esperado. Jug¨® centrado al lado de Diego Costa, pero tuvo poca trascendencia. Jo?o F¨¦lix abandon¨® el campo al trote mientras Simeone aguant¨® estoicamente la pitada.
La primera acci¨®n de Jo?o F¨¦lix fue un control orientado para clavar a Sergio Ramos a la carrera. La secuencia retrotrajo a ese dicho tan a?ejo. Pas¨® la pelota, pero el siete rojiblanco se estamp¨® contra el fornido pectoral del central madridista, que no vio la amarilla porque el colegiado Gonz¨¢lez Gonz¨¢lez no quiso abrir la veda con apenas cinco minutos jugados. Su siguiente acci¨®n fue una carrera a la contra, lanzado por Diego Costa tras un robo de Trippier. El portugu¨¦s emprendi¨® una de esas carreras que entusiasman a la hinchada. Ramos, Varane y Nacho no pudieron darle caza y pis¨® el ¨¢rea escorado. El derechazo cruzado se le fue. La acci¨®n denot¨® una falta de precisi¨®n final que le acompa?¨® durante casi todo el primer tiempo. Otro disparo desde la media luna donde le falt¨® tacto comenz¨® a destapar que el duelo le pod¨ªa sobrepasar.
Una cadena de imprecisiones en los controles y en los pases le integr¨® en la t¨®nica general del partido. Jo?o F¨¦lix se vulgariz¨® en la mara?a t¨¢ctica y en la infinidad de balones perdidos en la que deriv¨® el encuentro. Una conducci¨®n para ense?ar el uno contra uno frente a Nacho volvi¨® a desinflar la expectaci¨®n que levanta en la grada cada vez que recibe la pelota. Cada jugada que ejecut¨® fue un pinchazo en el estado an¨ªmico de la afici¨®n rojiblanca. Metido en esa din¨¢mica fallona, se dedic¨® ya m¨¢s a trabajar la presi¨®n que a jugar. Pareci¨® alucinar con la batalla que Simeone emprendi¨® con el cuarto ¨¢rbitro. El entrenador le gritaba al juez de l¨ªnea: "?Ramos te ha dicho 'la puta que te pari¨®'! ?Y no haces nada!". Luego iba al cuarto ¨¢rbitro y reproduc¨ªa las presuntas palabras de Ramos. Y luego al ¨¢rbitro, delatando la permisividad jur¨ªdica en un carrusel fren¨¦tico.
Jo?o?F¨¦lix miraba como un marciano los aspavientos de su entrenador. Entretenido por el show del Cholo, se fue al descanso cabizbajo y emergi¨® del t¨²nel de vestuarios meditabundo. Se plant¨® en el centro de campo y deambul¨® observando sus botas blancas, como buscando una soluci¨®n a su retah¨ªla de errores que le hab¨ªa acompa?ado durante los primeros 45 minutos. Un dribbling a la carrera a Varane fue su pen¨²ltima acci¨®n rese?able. La ¨²ltima, antes de abandonar el terreno de juego, fue sacarle una amarilla al franc¨¦s, que le arroll¨® por detr¨¢s. Y ah¨ª se desat¨® esa inhabitual protesta contra Simeone. De alguna manera, la hinchada empieza a reclamar m¨¢s ambici¨®n al entrenador, y puso la figura de Jo?o F¨¦lix en medio de un debate que apunta a alargarse.
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