El Real Madrid es una moneda al aire
El conjunto blanco vuelve a mostrar sus dos caras despu¨¦s de dominar por tres goles de renta al Granada y sufrir en la ¨²ltima media hora
Escaldado por el morat¨®n del Brujas, el Madrid resopl¨® ante el Granada despu¨¦s de complicarse un partido que acometi¨® con tino hasta que volvi¨® a desinflarse a falta de media hora. No aprende el Madrid a coronar los puertos, y solo la falta de punch del conjunto de Diego Mart¨ªnez le salv¨® de un nuevo pinchazo, y de una ampliaci¨®n traum¨¢tica de una temporada sin pausa para el esp¨ªritu de un equipo todav¨ªa indescifrable. Su enorme potencial ofensivo desenton¨® con una flojera defensiva que entreg¨® al Granada una botella de ox¨ªgeno cuando encajaba tres goles en contra y a punto estuvo de costarle el bot¨ªn. En un partido lleno de agudos, Hazard luci¨® su buen pie estren¨¢ndose como goleador, al mismo tiempo que Areola reabri¨® el debate de la porter¨ªa tras un fallo grosero que dinamit¨® esa aura que le situaba como ni?o bonito del Bernab¨¦u.
Despu¨¦s del patinazo europeo, Zidane muscul¨® el centro del campo del Madrid dando entrada a Valverde, su mayor y mejor experimento. El uruguayo contrapuso con kil¨®metros la delicadeza de Kroos y liber¨® a Casemiro de parcelas de las que ocuparse. Entre los tres enmara?aron a un Granada pantanoso, que por momentos perdi¨® el tino y vio c¨®mo los pases se le acumulaban delante de las narices. Para cuando quiso hacer pie Benzema envi¨® a la red un prodigioso pase de Bale con el exterior de la bota izquierda. El gal¨¦s es ahora un futbolista imprescindible para el Madrid, y mucho m¨¢s para Benzema, siempre necesitado de conversadores de pie r¨¢pido.
Revitalizado por el gol, el Madrid convivi¨® con la pelota e interpret¨® por momentos un juego voraz no exento de belleza. Ni siquiera la salida de Kroos, lesionado a la media hora de juego, empa?¨® un gran arranque en el que las combinaciones con Carvajal en la banda izquierda llevaron al espa?ol, que remend¨® de nuevo la ausencia de Marcelo, ante Rui Silva en m¨¢s de una ocasi¨®n. Tibio en la marca, al Granada se le nubl¨® la vista lo justo para perderse en las transiciones, desacompasadas tras la lesi¨®n de Montoro y la entrada de Gonalons, un futbolista con m¨¢s f¨ªsico que tobillo.
No perdi¨® el aire, sin embargo, el equipo de Diego Mart¨ªnez, siempre peligroso en las aperturas a banda, y con Yangel Herrera acompa?ando el ataque. Aguant¨® bien el tipo Odriozola, otra de las novedades, de manera m¨¢s efectiva cuando la jugada exig¨ªa carreras antes que bailes agarrados, a pesar de que su salida de bal¨®n no estuvo exenta de regalos espor¨¢dicos. Aunque el partido entr¨® en el fango en varias fases, y el juego perdi¨® orden y velocidad, de esos parones sali¨® reforzado el Madrid, bien situado en el campo y sin descomponerse en las transiciones defensivas, su asignatura pendiente durante todo el curso. Trataba de ganar posiciones el Granada pero su voluntad topaba con la realidad de que quien no define no asusta del todo. Y las llegadas del conjunto andaluz perd¨ªan fuelle a medida que se recortaba la distancia hacia la porter¨ªa de Areola.
Tan err¨¢tico como voluntarioso, Hazard no repeli¨® el foco y mostr¨® su buena disposici¨®n ofensiva. En la en¨¦sima recuperaci¨®n de Valverde, el uruguayo le coloc¨® el bal¨®n con un pase picado para que el belga resolviera con enorme categor¨ªa ante Rui Silva envi¨¢ndole el bal¨®n por encima. Estall¨® el p¨²blico y crey¨® el Madrid que la monta?a ya estaba coronada. M¨¢s todav¨ªa cuando Modric, con un zapatazo desde fuera del ¨¢rea, enviaba de nuevo el bal¨®n al fondo de la porter¨ªa de Rui Silva. Pero no hay pedaleo sencillo en el Bernab¨¦u, ni momento sin drama en su ¨¢rea. Areola, confiado, retras¨® innecesariamente un pase burocr¨¢tico a Carvajal y cuando Carlos Fern¨¢ndez le reba?¨® la pelota este ya ten¨ªa la pierna cargada y lo derrib¨® grotescamente. Mach¨ªs convirti¨® el lanzamiento y el Granada se despert¨®. Con la defensa grogui y despu¨¦s de que Varane despejase a c¨®rner un bal¨®n que se colaba de nuevo en su porter¨ªa, Duarte golpeaba al Madrid al resolver desde el ¨¢rea peque?a el saque de esquina lanzado por V¨ªctor D¨ªaz.
Entr¨® en p¨¢nico el conjunto de Zidane, desordenado y sin pausa, alocado en la creaci¨®n e inestable en su zaga. Solo Valverde, desaforado en su voluntad de desplegarse por todo el campo, parec¨ªa capacitado para enfrentarse a todo el Granada. Solo respir¨® el uruguayo cuando James resolvi¨® a placer en el ¨²ltimo minuto una internada por la banda derecha de Odriozola. Volc¨¢nico de nacimiento, acentuado por una estabilidad que le resulta esquiva, el Madrid volvi¨® a coquetear con el desastre y sali¨® victorioso. El azar es caprichoso y tiene memoria, y al equipo de Zidane le convendr¨ªa evitar retar a la suerte con tanta frecuencia.
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