¡®Gurucetazo¡¯ de Brito en Barcelona
En 1989, el ¨¢rbitro tinerfe?o se?al¨® un penalti a favor del Sevilla que toda Espa?a vio en el televisor que hab¨ªa sido fuera del ¨¢rea
Era el 30 de diciembre de 1989, se acababa el a?o y con ¨¦l la primera vuelta de la Liga, segunda de Cruyff como entrenador del Bar?a. Iba segundo junto al Atleti y al Valencia, a cuatro puntos del Madrid. Ese d¨ªa recib¨ªa al Sevilla, con televisi¨®n. Arbitrar¨ªa Brito Arceo, el ni?o prodigio del arbitraje espa?ol. Tinerfe?o, ten¨ªa 26 a?os y hab¨ªa llegado a Primera a la ins¨®lita edad de 24.
Ni N¨²?ez, ni Gaspart, su segundo, recortaron sus vacaciones navide?as por el partido. La crisis les pillar¨ªa fuera.
Entre el p¨²blico nace cierta irritaci¨®n con Brito cuando luego se?ala un penalti a favor del Bar?a, pero rectifica para se?alar fuera de juego instancias del linier. No mucho despu¨¦s se le pidi¨® un penalti a Koeman. Pero, con todo, a un cuarto de hora del final el Bar?a ganaba 3-1. Aquello parec¨ªa tr¨¢mite resuelto.
En eso, la bomba. En el 79¡¯, un saque largo del meta Dassaev lo persigue Polster, en ventaja con Serna, que al llegar a la corona del ¨¢rea le derriba. Brito, que persegu¨ªa la jugada desde lejos, pita penalti. Es claramente fuera, toda Espa?a lo ve en el televisor.
Y se desata la tormenta. En el alma colectiva del barcelonismo resucita el penalti de Guruceta ante el Madrid, del a?o 70, la madre de todas las infamias en la memoria cul¨¦. Una fuerte indignaci¨®n invade la grada y a los jugadores, cuatro de los cuales son tarjeteados. Brito se mantiene inflexible, Polster lanza el penalti y marca el 3-2.
Todo queda tan turbulento y afectado que ya nadie piensa en otra cosa salvo los jugadores sevillistas, que a r¨ªo revuelto marcan dos goles m¨¢s en muy poco tiempo. El partido acabar¨¢ 3-4, pues. El Madrid, por su parte, gana a Osasuna. Ya est¨¢ a seis puntos. Otra Liga se iba. Desde 1960, el Bar?a s¨®lo hab¨ªa ganado las del 74 y el 83, Dos en casi 30 a?os.
El habitualmente bondadoso Nicolau Casaus estalla en santa c¨®lera: ¡°Ha sido algo premeditado, perpetrado con nocturnidad y alevos¨ªa. Nos han robado el reloj, la cartera y hasta los tirantes. Que no vuelva nunca por aqu¨ª, ni siquiera de visita.¡±
Brito llega al hotel convencido de que era dentro, porque as¨ª se lo asegura su linier Juan Gregorio Hern¨¢ndez. Cuando ve la tele, ¡°sent¨ª el suelo hundirse bajo mis pies¡±. Se justifica: era una jugada r¨¢pida, la sigui¨® con toda su joven velocidad, pero le pill¨® lejos. El linier llor¨® tras verlo.
El revuelo es tal que hasta Jos¨¦ Plaza, el jefe de los ¨¢rbitros, tenido por el barcelonismo como brazo armado del Madrid, se quita pulgas de encima. Critica a Brito por ese penalti, por el que pit¨® antes de mirar la bandera del linier y por no poner en el acta los insultos de los jugadores del Bar?a, que se jactaron de ello. Hab¨ªa un tr¨ªo designador, que compart¨ªa con S¨¢nchez Arminio y P¨¦rez Benegas, y asegura que ¨¦l no ve¨ªa a Brito para este partido, y que se le concedi¨® por insistencia de S¨¢nchez Arminio, que a su vez se justifica diciendo que hab¨ªa que foguearle, ¡°porque el grupo de internacionales es viejo¡±.
El Bar?a emite una nota pidiendo su suspensi¨®n a perpetuidad, pero la retira a las pocas horas. Hace otra ofreci¨¦ndose a abordar y resolver de una vez por todas el problema arbitral. Pero N¨²?ez pide que ¡°no nos arbitre nunca m¨¢s, y tampoco al Madrid¡±.
Ram¨®n Mendoza hace chanza: ¡°Es lo m¨¢s grave que ha pasado desde la Guerra Civil¡±. Y recuerda que hac¨ªa poco el Madrid hab¨ªa ca¨ªdo en la Copa de Europa ante el Mil¨¢n por un penalti pitado fuera del ¨¢rea. ¡°Esas cosas pasan¡±.
Brito dice que pedir¨¢ excedencia mientras est¨¦ Plaza, porque se sinti¨® abandonado por ¨¦l, al contrario de lo que hizo con Guruceta. Tambi¨¦n que se querellar¨¢ contra Casaus y ¨¦ste replica. ¡°Como si se querella contra la Santa Sede. Yo le he puesto dos querellas a Garc¨ªa con m¨¢s motivo y las dos murieron en los juzgados.¡±
La intriga es si habr¨¢ o no sanci¨®n a Brito. El comit¨¦ dilata la decisi¨®n. Falla el 8 de enero y le declara inocente, lo que el Bar?a considera una burla sobre el agravio. En el siguiente partido en el Camp Nou correte¨® por el campo un cochinillo vestido con una tela en la que figuraba el nombre de Brito.
No fue sancionado, pero se evit¨® que arbitrara al Bar?a hasta octubre de 1992 en la que iba a ser la tercer Liga del ¡®Dream Team¡¯. El Bar?a gan¨® 1-2. El tiempo todo lo borra.
Brito sigui¨® arbitrando y lleg¨® a internacional con 27 a?os. Pero la vida se le torci¨® a los 37, por malas inversiones y peores socios. Pidi¨® la excedencia del arbitraje y cuando quiso volver no le dejaron. Todo lo que pudo salirle mal le sali¨® mal.
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