El Legan¨¦s ara?a un punto a una Real que se pone l¨ªder
Los donostiarras dormir¨¢n en cabeza de LaLiga, pero no dieron buena imagen ante el colista
La aristocr¨¢tica silueta de Donostia, oculta tras el temporal que azota el Cant¨¢brico desde hace d¨ªas, se dibuja en la camiseta que estren¨® la Real y que se vend¨ªa como churros en la tienda de Anoeta, enfrente, precisamente, de una camioneta que vende churros y tambi¨¦n ten¨ªa su clientela en una noche desapacible. De elegante azul oscuro, el uniforme le daba un aire serio a un equipo alegre. Y su juego fue serio en la primera parte, casi adusto, contra un Legan¨¦s apelotonado en su ¨¢rea, que estrenaba entrenador, el Vasco Aguirre, pero no mejores costumbres, y que con una l¨ªnea de cinco defensas intentaba frenar a los donostiarras, a los que el equipo madrile?o parec¨ªa tener demasiado temor como para soltarse. La t¨¢ctica dio resultado a los pepineros, que sacaron un empate del nuevo l¨ªder, que lo ser¨¢ al menos durante unas horas. No hubo celebraci¨®n alguna, sin embargo, tras un nuevo tropiezo casero.
Un remate de Merino, que desvi¨® Cu¨¦llar junto al poste, fue el ¨²nico disparo con fuego real que intent¨® el equipo donostiarra, amo del bal¨®n, pero estancado en su juego, en un campo pesado por la lluvia incesante, y que no pod¨ªa sacar partido del dinamismo de Portu y Oyarzabal, que apenas ten¨ªan espacios. La atolondrada zaga visitante caus¨® m¨¢s alerta delante de su propia porter¨ªa que la artiller¨ªa local.
Toda la primera mitad se jug¨® en campo del Legan¨¦s, que cuando se estiraba lo hac¨ªa con timidez, aunque tal vez resulte exagerado calificar de esa forma el juego de ataque del equipo de Aguirre, que se asustaba cada vez que atravesaba el medio campo y que ¨²nicamente inquiet¨® en dos acciones a bal¨®n parado, en las que la pelota se pase¨® por el ¨¢rea de Remiro, pero sin que nadie rematara. El empate sin goles les iba bien, era el mensaje que transmit¨ªa el juego de un equipo apagado.
Pero frente a una Real que tiene amplios recursos atacantes, ese discurso del miedo puede ser peligroso. Pas¨® en un saque de esquina como podr¨ªa haber ocurrido en cualquier otro acercamiento de los que Cu¨¦llar resolvi¨® antes del gol donostiarra. En el minuto 62 no pudo hacer nada con el remate en el primer palo de Mikel Merino, que premiaba el trabajo serio de la Real, aunque su juego no resultara demasiado alegre.
Pero en vez de sentirse segura de s¨ª misma, a la Real le entr¨® la duda. De repente se le observ¨® un punto de fragilidad, en contraste con la solidez que hab¨ªa exhibido hasta ese instante.
El Legan¨¦s dio un peque?o paso adelante, m¨ªnimo, casi imperceptible, o se solt¨®, quien sabe, a sabiendas de estar perdido, y mientras bajaba el tono vital de los donostiarras, sub¨ªan los biorritmos pepineros, que en su ¨²nica acci¨®n l¨²cida de todo el partido, le abrieron el espacio a Roque Mesa para que pusiera el bal¨®n en la cabeza de En Nesyri, que desde el punto de penalti bati¨® a Remiro. Un Legan¨¦s de m¨ªnimos, igualaba el marcador casi sin argumentos y despu¨¦s defendi¨® ese punto con u?as y dientes. Con el empate, la Real duerme como l¨ªder, pero no era eso lo que quer¨ªa. Acabaron serios, sin alegr¨ªa.
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