El f¨²tbol y la tercera juventud
La Superliga argentina es una competici¨®n que, por estrecheces presupuestarias, disputan los muy j¨®venes, los muy mayores y los m¨¢s o menos mediocres
La imagen es frecuente en el f¨²tbol argentino. Un hombre cansado, con las piernas estragadas tras centenares de partidos, vuelve a casa. Se trata de Javier Mascherano: 35 a?os, seis clubes en tres continentes y 143 presencias en la selecci¨®n. El Jefecito quiere acabar su carrera en Argentina y ha elegido (o le ha elegido, porque a ciertas edades uno acepta lo que le llega) Estudiantes de la Plata.
Estudiantes es una instituci¨®n compleja. En tiempos de Juan Domingo Per¨®n, a mediados del siglo XX, sufri¨® represalias pol¨ªticas porque sus directivos se alineaban con el radicalismo y el socialismo, fuerzas opositoras. El gobierno peronista lo intervino en 1953 y le impuso una comisi¨®n gestora ideol¨®gicamente acorde con el justicialismo dominante. Lo siguiente fue el descenso. Y la paradoja: desde la muerte de Evita Per¨®n, en 1952, la ciudad de La Plata pas¨® a llamarse Evita Per¨®n, con lo que Estudiantes tuvo que cambiar su nombre. Hasta 1955 fue Estudiantes de Evita Per¨®n.
Si uno repara en la dinast¨ªa m¨¢s c¨¦lebre de Estudiantes, la compuesta por La Bruja Juan Ram¨®n Ver¨®n y su hijo, La Brujita Juan Sebasti¨¢n Ver¨®n, debe admitir que han contado con jugadores de t¨¦cnica exquisita. Si uno piensa en la filosof¨ªa que le insufl¨® Bilardo como jugador y como t¨¦cnico, la de ganar a cualquier precio sin escatimar los trucos m¨¢s rastreros, y recuerda que cont¨® con tipos tan violentos como Aguirre Su¨¢rez, ha de concluir que Estudiantes lleg¨® a alinear uno de los equipos m¨¢s antip¨¢ticos de todos los tiempos.
La ambig¨¹edad de Estudiantes, a veces elegante, a veces marrullero, se extiende a su apodo. Hay quien llama al club El le¨®n. Pero es mucho m¨¢s usado el calificativo de pincharratas, asumido por todos los seguidores. ?Por qu¨¦ lo de pincharratas? Tambi¨¦n ah¨ª hay dos versiones, la refinada y la gore. Seg¨²n la primera, el nombre se debe a que muchos de sus seguidores eran estudiantes de Medicina y hac¨ªan pr¨¢cticas con roedores. Seg¨²n la segunda (la real), se llaman as¨ª por su primer gran hincha, Felipe Monted¨®nica, un gigante de dos metros que asist¨ªa a los partidos casi desde la fundaci¨®n (1905) y cuyo trabajo consist¨ªa en cazar ratas, pinch¨¢ndolas con un tridente, en el mercado de La Plata.
Juan Sebasti¨¢n Ver¨®n regres¨® a Estudiantes en 2017, con 41 a?os, como presidente y futbolista. Disput¨® su ¨²ltima Copa Libertadores a los 42 a?os. Debe de parecerle que Mascherano, a los 36, est¨¢ a¨²n en la flor de la vida.
En cierta forma, trat¨¢ndose del f¨²tbol argentino, es as¨ª. La Superliga es una competici¨®n que, por estrecheces presupuestarias, disputan los muy j¨®venes, los muy mayores y los m¨¢s o menos mediocres. Este lunes, por ejemplo, Estudiantes se enfrenta a Argentinos Juniors, la sorpresa de la temporada. Es un equipo que corre hasta el agotamiento. Cualquier d¨ªa acabar¨¢ persiguiendo al rival hasta los vestuarios. ?Qui¨¦n tira de Argentinos? El uruguayo Santiago Silva: un tipo que ha cambiado 12 veces de club, que lleva 140 goles en Argentina y cumple 39 a?os.
Argentinos tiene un presupuesto anual de 2,5 millones de euros. Es lo que hay. Hace falta exprimir a los veteranos. Pero con toda esta modestia econ¨®mica, com¨²n a casi todos los clubes argentinos, la Superliga ha tenido en los ¨²ltimos 12 a?os siete ganadores distintos: Racing (2), Boca Juniors (3), River Plate (2), Lan¨²s, San Lorenzo, V¨¦lez Sarsfield (2) y Newell?s Old Boys. Resulta casi imposible encontrar una competici¨®n tan igualada y re?ida como esta.
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