Noche el¨¦ctrica en El Sadar
Osasuna y Sevilla empatan en un duelo de sacudidas y alternativas, con golazos de Munir y ?vila
Sea por lo que sea, Osasuna y Sevilla se miden desde hace a?os a cara de perro y lo de anoche no fue una excepci¨®n. Tensi¨®n y de la buena en El Sadar, que vivi¨® un fabuloso encuentro resuelto con un ¨¢spero apret¨®n de manos, porque otra vez saltaron chispas y ni a unos ni a otros les quedaban aliento ni balas. Se vaciaron ambos, y el f¨²tbol fue justo porque premi¨® la buena voluntad de dos equipos que no escatimaron una sola gota de esfuerzo y gozan de una extraordinaria salud competitiva.
Tiene El Sadar ese aroma identitario de lo aut¨¦ntico, de ese f¨²tbol de antes. Es el estadio una jaula donde en un lapso m¨ªnimo de tiempo pasan siempre muchas cosas y donde todo transcurre a mil revoluciones. Disfruta en su h¨¢bitat Osasuna y tampoco le hace ascos a ese caos organizado el Sevilla, al que tambi¨¦n le estimulan los duelos bravos y de pierna fuerte; asist¨ªa en Pamplona, adem¨¢s, como el mejor visitante de la Liga y con los calientes antecedentes del pasado, de modo que ambos se enzarzaron en el cuerpo a cuerpo sin remilgos ni temores. Desde el principio, a pecho descubierto.
Fue una noche de chispazos, de un toma y daca el¨¦ctrico y continuo. De rifirrafe entre los banquillos. Golpearon primero los de Lopetegui, gracias a un estupendo pase filtrado de Banega que Munir acolch¨® con un control orientado para batir luego con la rosca a Juan P¨¦rez. Inclin¨® pronto el Sevilla a su favor, pero este Osasuna de Arrasate no vuelve la cara ni a tiros, y encima tiene un amuleto de oro en el guerrillero Chimy ?vila. El argentino, una suerte de Che Guevara futbolero, fue un incordio permanente. Pele¨® por encima de los l¨ªmites y a los cuatro minutos avis¨® con un testarazo al travesa?o. A la segunda opci¨®n, no perdon¨®.
En el tiempo a?adido del primer acto, el artillero ¨Cseis dianas hasta ahora y seguramente m¨¢s kilometraje que cualquier otro atacante del campeonato¨C revent¨® el bal¨®n con la derecha y Vaclik ni la oli¨®; como intermediario, el tac¨®n del bregad¨ªsimo Adri¨¢n, que hab¨ªa sustituido a Marc Cardona despu¨¦s de un susto tremendo al quedar emparedado en una acci¨®n a¨¦rea entre dos rocas, Diego Carlos y Kound¨¦, y tener que abandonar el c¨¦sped en camilla rumbo al hospital. Se qued¨® helado El Sadar, pero solo unos pocos minutos. Despu¨¦s, m¨¢s carb¨®n a la caldera, m¨¢s Chimy. La combusti¨®n.
Al partido se le fue poniendo cada vez m¨¢s color rojillo. Al empate se le uni¨® el empuj¨®n an¨ªmico de una grada incombustible y la doble irrupci¨®n de Rub¨¦n Garc¨ªa, futbolista de zurda fina que aparece casi siempre con peligro. Primero roz¨® el poste izquierdo en un sutil golpeo de falta y despu¨¦s despert¨® a la cepa del otro despu¨¦s de acomodar un bal¨®n aparentemente inocuo que hab¨ªa nacido horizontalmente en la banda derecha. Osasuna se relam¨ªa, pero en un abrir y cerrar de ojos el escenario cambi¨®. Su capit¨¢n, Oier, entr¨® ingenuamente cuando ya hab¨ªa sido amonestado y Estrada Fern¨¢ndez, pejiguero toda la noche con el equipo local, le envi¨® al vestuario con media hora a¨²n por delante.
Entonces, el Sevilla se rearm¨® y Chicharito sigui¨® enredando. Primero se encontr¨® en un mano a mano con Juan P¨¦rez que el portero ¨Crelevo circunstancial de Rub¨¦n y Sergio Herrera, lesionados¨C achic¨® como si fuera un veterano, y despu¨¦s volvi¨® a desafiar en una acci¨®n que de entrada el colegiado se?al¨® como penalti. El mexicano cay¨® al verde, pero el meta hab¨ªa tocado el bal¨®n previamente y el VAR enmend¨® el error. A partir de ah¨ª, Osasuna se parapet¨® en su rocosidad y los de Lopetegui ejercieron el acoso. En la recta final, Dabbur lament¨® un tiro al poste y el pulso se cerr¨® con tablas en una velada sin respiro en El Sadar.
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