Oselito: ¡°Viva el Betis ¡®manque¡¯ pierda¡±
El conocido lema verdiblanco lo populariz¨® un conocido dibujante en los a?os 30
Era todav¨ªa un ni?o cuando escuch¨¦ por primera vez eso de ¡°Viva el Betis manque pierda¡±, en El Carrusel Deportivo de la SER. Una t¨ªa, medio futbolera porque hac¨ªa quinielas, me lo explic¨®: ¡°Quiere decir aunque pierda, pero dicho a la manera de all¨ª. Quieren tanto al Betis que le quieren aunque pierda, al rev¨¦s que todos, que cuando pierde su equipo se enfadan¡±.
Me fascin¨®. Por eso me gusta que el Betis lo haya puesto en letras grandes en su estadio. El presidente, ?ngel Haro, replica as¨ª un comentario de su ex vicepresidente deportivo, el mallorqu¨ªn Lorenzo Serra Ferrer, que dijo ¡°yo nunca he sido del Manquepierda¡±.
El lema lo puso a circular el genio de un gran artista, pintor, escritor y dibujante nacido en Coria del R¨ªo a finales del XIX: Andr¨¦s Mart¨ªnez de Le¨®n. Escribi¨® libros muy comentados de tono c¨®mico, con sus propias ilustraciones. Comparti¨® el amor por el f¨²tbol y por los toros, cosa no muy frecuente en la ¨¦poca. Y public¨® vi?etas en pr¨¢cticamente todos los diarios sevillanos y m¨¢s de la mitad de los de Madrid.
Poco despu¨¦s de la muerte en Talavera de Jos¨¦ G¨®mez Ortega, Joselito (en cuyo honor cada a?o, en tal d¨ªa como aquel, a¨²n se detiene en mitad de la plaza el pase¨ªllo para un minuto de silencio, en cualquier plaza de Espa?a donde haya toros), lanz¨® un personaje que se le parec¨ªa. Un tipo con buen porte, alto y delgado, chaquetilla blanca y sombrero cordob¨¦s. Sus comentarios sobre cualquier cuesti¨®n eran esencia de sevillan¨ªa. Por su parecido con el torero reci¨¦n desaparecido, empezaron a llamarle Oselito, aspirada la jota por el habla de all¨ª. Mart¨ªnez de Le¨®n acept¨® como bueno el nombre y bautiz¨® as¨ª a su criatura.
En 1931, el autor viaj¨® y se instal¨® en Madrid con Oselito en la maleta. Dibuj¨® para toda la prensa republicana de la capital, lo que hizo a Oselito convertirse en personaje nacional. Viaj¨® a Rusia (Oselito en Rusia, un libro en el que describe el pa¨ªs que vio con ocasi¨®n de su viaje como enviado por La Voz en el 18? Aniversario de la Revoluci¨®n rusa. Luego, Oselito ir¨¢ a la guerra como miliciano, cuyas peripecias se narran en Frente Sur, Frente Extreme?o y Frente Rojo. Con la llegada de los Nacionales a las puertas del Madrid, Mart¨ªnez de Le¨®n se traslad¨® con el Gobierno a Valencia, donde sus art¨ªculos y dibujos en Frente Rojo fueron cada vez m¨¢s radicalizados.
Al final de la guerra, regresa a Madrid, donde es detenido y condenado a muerte por su obra, calificada de propaganda comunista. Aboga por ¨¦l Sancho D¨¢vila, falangista andaluz de primera hora, muy taurino (aunque llegar¨ªa a ser presidente de la Federaci¨®n de F¨²tbol, donde tendr¨ªa el cuajo de nombrar como seleccionador a su dentista) y muy amigo suyo. Le conmutan la pena de muerte por condena perpetua, pero Sancho D¨¢vila sigue abogando por ¨¦l y sale en libertad en 1945. Hasta le dejan publicar en La Espa?a de T¨¢nger y en una revista de humor llamada Don Jos¨¦, con lo que puede mantenerse.
Amigo de Benito Villamar¨ªn, recibe en 1958 el encargo de hacer un libro de sobre la historia del club en su primer medio siglo. El a?o coincidi¨® felizmente con el retorno del club a Primera, de donde faltaba desde 1947. En el libro, el impar Oselito narra las peripecias del Betis durante ese medio siglo. Es un libro hoy f¨¢cil de encontrar, porque la actual directiva del Betis lo reedit¨®, con muy buen criterio y exquisito cuidado con ocasi¨®n del Centenario.
La portada muestra un Oselito con su sombrero, pero camiseta del Betis en lugar de su habitual chaquetilla blanca, saliendo de un huevo. Luego hay un recorrido por los inicios ¨¢speros del f¨²tbol, su concurrencia por los toros, detalles de los grandes episodios de rivalidad con el Sevilla y en un momento dado aparece el manque pierda en la voz de Oselito, durante aquella dura traves¨ªa de siete a?os por la Tercera Divisi¨®n, en la que los b¨¦ticos ve¨ªan a su equipo jugar contra el Algemes¨ª o el Iliturgi, mientras que para ver a Kubala o a Di St¨¦fano ten¨ªan que acudir furtivamente a Nervi¨®n, el viejo campo del Sevilla.
Aunque hay quien presume que la expresi¨®n es de matriz popular an¨®nima, no se conocen, que yo sepa, apariciones escritas anteriores, y de hecho en la presentaci¨®n de la reedici¨®n del libro se reivindic¨® su autor¨ªa con car¨¢cter de verdad hist¨®rica.
Manque, por cierto, no es un vulgarismo, sino un arca¨ªsmo que podr¨ªamos decir hasta culto, que se puede encontrar en el Conde Lucanor, el Arcipreste de Hita, los Hermanos ?lvarez Quintero o ?ngel Ganivet.
Y adem¨¢s dio suerte: Joaqu¨ªn salud¨® el estreno con tres goles en 18 minutos.
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