El Bernab¨¦u declara la guerra al VAR
La afici¨®n del Madrid escenifica con silbidos su desagrado con el videoarbitraje tras lo sucedido en el ¨²ltimo cl¨¢sico
Adem¨¢s del Athletic, en el Santiago Bernab¨¦u hubo otro enemigo, este invisible. Se le notific¨® el desagrado de su presencia cuando fue anunciado por megafon¨ªa, incluso aunque fuera para recordar los motivos de su existencia. Fue m¨¢s silbado incluso que los nombres de los jugadores rojiblancos la emisi¨®n del protocolo de actuaci¨®n del VAR, el anuncio del ¨¢rbitro encargado del VOR y el de los colegiados a pie de campo. Todos fueron recibidos con los reproches sonoros de un p¨²blico que no olvida las dos jugadas del Camp Nou que no fueron se?aladas como penaltis y que generaron un malestar que pudo incluso con el fr¨ªo que se present¨® tambi¨¦n puntual a la cita.
Dej¨® claro el aficionado madridista que cualquier decisi¨®n t¨¦cnica recibir¨ªa su correspondiente sentencia, incluso aunque el partido no generase situaciones desconcertantes e incluso decidiera en favor del Madrid a la hora de anular un gol de Kodro por fuera de juego. No tuvo nada que ve el encuentro de ayer con el del Barcelona, hasta el punto de que Zidane modific¨® la composici¨®n de su once, en el que dio entrada de inicio a Vinicius y Rodrygo.
Los dos brasile?os fueron parte de los cuatro cambios, que introdujo Zidane respecto al equipo que empat¨® en el cl¨¢sico del Camp Nou ¡ªlos otros fueron Milit?o por Varane y Modric por Casemiro¡ª. Si ambos viven permanente unidos a uno comparaci¨®n que no cesa, verlos al mismo tiempo sobre el verde evidenci¨® que se trata de dos futbolistas completamente opuestos. Ante una defensa cerrada como la del Athletic, con Lekue y Yuri incorpor¨¢ndose a la l¨ªnea de tres centrales, una vez detectado el peligro, cada uno emple¨® sus armas para tratar de superar su marca. Vinicius recurri¨® a su explosividad, a ese cohete que encienden sus piernas, para encarar sin temor. Rodrygo, por el contrario, result¨® algo m¨¢s retra¨ªdo en cuanto al enfrentamiento directo y diversific¨® sus recursos. Encar¨® cuando vio campo, pero tir¨® centros con movimientos secos de tobillo y gener¨® superioridad buscando paredes con Carvajal.
Previ¨® un partido al abordaje Garitano y plante¨® como respuesta una especie de red retr¨¢ctil que complic¨® la vida a Benzema. El franc¨¦s trat¨® de ejercer de referencia para sus compa?eros, como un faro cerca de la costa. Invitaba al centro el Athletic, fuerte y preparado para el choque (ninguno de sus jugadores med¨ªa menos de 180 cent¨ªmetros), aunque vivi¨® del ox¨ªgeno que le entregaron las intervenciones de Unai Sim¨®n, capitales para seguir respirando hasta el descanso. Sin embargo, el Madrid trat¨® de adaptarse a la marejada, sumando la mayor cantidad de jugadores al ataque. Sin Casemiro, sancionado por acumulaci¨®n de tarjetas, Valverde ejerci¨® de remplazo del brasile?o, aunque con el ancla libre.
Frente al abotonamiento del espacio del Athletic, Vinicius recurri¨® a ese baile de cintura sin parang¨®n pero sin definici¨®n que levant¨® al p¨²blico incluso con sus errores. El brasile?o vive conectado con el esp¨ªritu de la grada y cambi¨® el pulso de las cr¨ªticas. Suyos fueron los quiebros m¨¢s celebrados del partido, m¨¢s que ning¨²n otro el recorte que tir¨® a un palmo de Sim¨®n aunque fall¨® el remate. Justo al rev¨¦s que Rodrygo, de sangre menos efervescente, pero con la misma capacidad de encontrar agua en medio del desierto. A pesar de esa templanza, Zidane decidi¨® sustituirle por Bale, dando por finalizado el baile entre dos jugadores que pocas veces se observan de cerca sobre el campo. No dur¨® mucho m¨¢s Vinicius, que se retir¨® por unas molestias en los isquiotibiales y que antes de irse tuvo tiempo de levantar los brazos reclamando pasi¨®n al p¨²blico. El problema es que toda esa energ¨ªa ten¨ªa ya un receptor identificado.
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