Dopaje para subir el Mont Blanc
Uno de cada tres alpinistas se automedica camino del techo de los Alpes pese a las advertencias de los doctores
Entre julio y septiembre de 2013, un estudio dirigido por el m¨¦dico franc¨¦s Paul Robach pudo recoger para su posterior an¨¢lisis, 430 muestras de orina en los refugios de Cosmiques y de Go?ter, que dan acceso a las dos rutas m¨¢s empleadas para escalar el Mont Blanc (4.808 metros, en los Alpes franceses e italianos). En el origen de semejante trabajo (financiado por la agencia gala antidopaje, la fundaci¨®n Petzl y la federaci¨®n francesa de monta?a) se hallaba una sospecha: los aspirantes a conquistar la cima usaban medicaci¨®n con o sin receta, no solo para prevenir los efectos del mal de altura sino para mejorar sus capacidades f¨ªsicas y psicol¨®gicas. Una sospecha justificada.
Los an¨¢lisis persegu¨ªan un amplio espectro de medicamentos, especialmente diur¨¦ticos, glucocorticoides, estimulantes, hipn¨®ticos e inhibidores de la fosfodiesterasa. En las puertas de los ba?os de los refugios se colocaron carteles en franc¨¦s e ingl¨¦s avisando de que la orina pod¨ªa ser analizada, aunque sin mencionar el prop¨®sito. ?nicamente se controlaron muestras de varones puesto que el sistema de recogida resultaba m¨¢s sencillo gracias a los diferentes colectores autom¨¢ticos escondidos que separaban la orina del agua de la cisterna. El 35,8% de las 430 muestras analizadas conten¨ªan, al menos, un tipo de droga. Los diur¨¦ticos (22,7%) y los hipn¨®ticos (12,9%) fueron las m¨¢s habituales. A?os despu¨¦s, la pr¨¢ctica se reproduce y los m¨¦dicos alertan del peligro de este dopaje de alta monta?a.
La doctora Anna Carceller (Barcelona, 35 a?os), especializada en medicina deportiva y alpinismo, explica las razones de tan importante presencia de diur¨¦ticos, como la acetazolamida: ¡°Act¨²an en el ri?¨®n eliminando bicarbonato. Esto provoca una leve acidosis metab¨®lica, que a su vez hace que respiremos m¨¢s veces, mejorando la oxigenaci¨®n¡±. Hasta 33 muestras conten¨ªan la combinaci¨®n de un diur¨¦tico y un hipn¨®tico, o somn¨ªfero, mientras que la presencia de glucocorticoides (3,5%) o de estimulantes (3,1%) era modesta. Tres muestras presentaban coca¨ªna.
En otro estudio publicado, el 33% de las muestras tomadas a los aspirantes a pisar la cima africana del Kilimanjaro (5.895 metros, en Tanzania) presentaba acetazolamida para prevenir el mal de altura. En las grandes cumbres, las drogas preventivas est¨¢n a la orden del d¨ªa sin apenas control m¨¦dico. Y esto es algo sabido, lo que no significa que sea necesaria su ingesta para escalar monta?as.
El estudio del Mont Blanc tambi¨¦n refleja la peligrosidad de los hipn¨®ticos, que pueden alterar el estado de vigilancia. Uno de los problemas de la altitud es que no se duerme bien. De ah¨ª que muchos los usen para conciliar el sue?o. El d¨ªa previsto para hacer cima en el Mont Blanc, lo com¨²n es salir de la cama entre la 1.00 y las 3.00 de la madrugada. ¡°Cada f¨¢rmaco tiene una vida media diferente, por lo que en funci¨®n de la hora a la que se inicie el ascenso puede ser que los efectos sigan estando presentes, con la peligrosidad que ello implica para la velocidad de reacci¨®n, la alerta o la toma de decisiones¡±, dice Carceller. Y todo esto en un medio hostil que exige concentraci¨®n y t¨¦cnica.
El estudio dirigido por Robach recuerda que el alpinismo no est¨¢ sujeto a las leyes antidopaje. Cada cual decide en funci¨®n de su ¨¦tica si se medica para mejorar sus prestaciones o no, pero resulta evidente que recurrir a este tipo de f¨¢rmacos equivale a hacer trampa. El mismo estudio alerta especialmente de los peligros que asumen en este caso uno de cada tres alpinistas, y de facto aquellos que se encuerdan con ellos. ¡°Tener s¨ªntomas derivados de la altitud es el mecanismo que tiene nuestro cuerpo para decirnos que necesita m¨¢s tiempo de aclimataci¨®n, o que simplemente no est¨¢ preparado para esa altitud. Y parece que no estamos dispuestos a escuchar nada que se?ale nuestros propios l¨ªmites¡±, lamenta Carceller.
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