Ferm¨ªn Cacho: ¡°Con El Guerruj se corr¨ªa a tope siempre¡±
El campe¨®n ol¨ªmpico de 1.500m pas¨® de su admiraci¨®n por Gordillo a competir con el marroqu¨ª en Juegos y Mundiales
Ferm¨ªn Cacho, nacido en febrero del 69, todav¨ªa era un ni?o que dorm¨ªa con un bal¨®n y so?aba con Gordillo subiendo y bajando eternamente la banda con las medias en los tobillos cuando estall¨® la revoluci¨®n cultural de los 1.500m. Coincidiendo con el apogeo del llamado entrenamiento cient¨ªfico-m¨¦dico, la prueba fetiche del atletismo occidental dejaba de ser anglosajona y blanca. El 23 de agosto de 1985, el marroqu¨ª Said Aouita bati¨® el r¨¦cord del mundo (3m 29,46s): la distancia que hab¨ªan glorificado H?gg, Andersson, Lovelock, Bannister, Landy, Elliott, Snell, Ryun, Walker, Coe, Ovett o Cram ya no era asunto del Viejo imperio brit¨¢nico, de las universidades o de Escandinavia, sino de las gentes del Magreb, de las monta?as del Rif, del Atlas y de la Kabila.
¡°Y yo no pensaba todav¨ªa mucho en el atletismo, ni lo segu¨ªa ni me fijaba¡±, cuenta Cacho, infancia feliz correteando por las calles de un pueblo de Soria, en el p¨¢ramo. ¡°Dej¨¦ el bal¨®n y me hice atleta, y ya me entrenaba con Enrique Pascual, y entre los dos decidimos que me dedicar¨ªa a los 1.500m. ¡®Es la distancia que m¨¢s gusta a la afici¨®n en Espa?a¡¯, me dijo Enrique. ¡®La distancia a la que m¨¢s caso se hace en todas partes, la distancia de Abascal y Gonz¨¢lez¡¡¯ Yo hab¨ªa o¨ªdo hablar de ellos, claro, de la medalla de Gonz¨¢lez en los Mundiales del 87 y de la de Abascal en los Juegos de Los ?ngeles, pero no so?aba con ser como ellos. No eran Gordillo, pero acab¨¦ siguiendo su senda¡±.
Despu¨¦s de Aouita, el r¨¦cord mundial de la distancia pas¨® al argelino Noureddine Morceli y despu¨¦s al marroqu¨ª Hicham el Guerruj, y contra ellos le toc¨® pelear en el tart¨¢n a Cacho, y entre ellos se col¨® para, excepcionalmente, convertirse en 1992, a los 23 a?os, en el ¨²ltimo no africano campe¨®n ol¨ªmpico de la distancia. ¡°Y, de todos, el que m¨¢s me impresion¨® siempre fue El Guerruj¡±, dice Cacho, y habla de la final ol¨ªmpica de Atlanta 96, de sus estrategias y de la maldici¨®n de su querido El Guerruj, tan amigo. ¡°Y, siempre lo hablo con Hicham, si no se hubiera ca¨ªdo cuando o¨ªmos la campana, habr¨ªa ganado el oro en Atlanta¡±.
Quiz¨¢s Cacho lo sepa mejor que nadie porque aquella tarde de agosto ¨¦l termin¨® segundo detr¨¢s de Morceli, y estaba detr¨¢s de El Guerruj, tan cerca que lo esquiv¨® de milagro, con un salto hijo de unos reflejos innatos de chico de pueblo, cuando el marroqu¨ª se cay¨® ante sus narices. ¡°Me acuerdo de que para hacerle dudar y desconcentrarle, cuando nos presentaban en la l¨ªnea de salida, le dije a Morceli que se fijara, que a m¨ª me hab¨ªan citado como campe¨®n ol¨ªmpico en el marcador electr¨®nico y que ¨¦l no era nada. Y seguro que eso le tuvo que perturbar un poco al comienzo de la carrera¡±.
El despiste le dura poco a Morceli, que toma el mando de la carrera y acelera a falta de 600m, y tras ¨¦l, solo aguantan El Guerruj y Cacho. Tan cerca va el marroqu¨ª, y con tanta velocidad, y le cuesta contener la fuerza y el deseo, que a falta de 420 metros, su rodilla roza los clavos de Morceli, y este trastabilla un poco en el paso siguiente, cuando, ya desequilibrado, El Guerruj le pisa el tal¨®n. El que cae al suelo es el marroqu¨ª, y Cacho pierde unos metros decisivos con Morceli, quien acelera como alma que lleva el diablo. ¡°Yo fui plata por todo ello, pero El Guerruj tendr¨ªa que haber sido oro¡±, dice el soriano, que pasa el confinamiento en su segunda patria, entre los olivos de And¨²jar, con su mujer y sus hijos. ¡°Y de Hicham siempre me encant¨® que quer¨ªa que todas las pruebas, aun siendo finales, se corrieran a tope, a toda velocidad, sin m¨¢s pejiguer¨ªas t¨¢cticas¡±.
Dos a?os m¨¢s tarde, en 1998, El Guerruj rebaj¨® 1,37s el r¨¦cord mundial de Morceli, dej¨¢ndolo en unos intocables 3m 26s (y en 1999, le rebaj¨® tambi¨¦n m¨¢s de un segundo al r¨¦cord de la milla, y lo dej¨® en 3m 43,13s, y hasta ahora, tambi¨¦n). Gan¨® cuatro Mundiales consecutivos el marroqu¨ª nacido en 1974 entre los mandarinos de Berkane, aprendiz en un taller mec¨¢nico desde los 15 a?os y atleta forjado en los bosques de cedros de Ifrane, en el coraz¨®n del Atlas, pero la maldici¨®n ol¨ªmpica en los 1.500m no la rompi¨® hasta Atenas 2004, en su ¨²ltima oportunidad. Pudo entonces, a los 30 a?os, olvidar el llanto que le asalt¨® en el t¨²nel del estadio ol¨ªmpico de Atlanta despu¨¦s de quedar ¨²ltimo, tras la ca¨ªda, en la final. Aquel llanto lo sec¨® casi de ra¨ªz una llamada telef¨®nica del rey Hassan II, que le hizo sentir que pese a la derrota su figura segu¨ªa siendo admirada en Marruecos. Puedo solo ocho a?os m¨¢s tarde, despu¨¦s de una derrota m¨¢s dolorosa a¨²n en Sidney, v¨ªctima de su af¨¢n, de su deseo y de su sobreentrenamiento, emular completamente a su ¨ªdolo verdadero, el australiano Herb Elliott, y su carrera favorita, la final de los Juegos de Roma 60.
Que El Guerruj siempre compet¨ªa a tope lo prueba que hasta que las condiciones especiales de Doha 19 permitieran a Cheruiyot correr la final en 3m 29,26s, las tres finales de Mundial m¨¢s r¨¢pidas fueran tres del marroqu¨ª. ¡°Pero donde corri¨® r¨¢pido de verdad fue en Sevilla 99¡±, dice Cacho, sin aliento pensando en aquella noche de v¨¦rtigo. ¡°Solo tengo recuerdos agradables de aquello. Yo me encontraba muy bien pero hubo tres que corrieron m¨¢s. El Guerruj gan¨® con unos impresionantes 3m 27s y yo fui cuarto con 3m 31s¡ eso lo dice todo¡±. Solo cinco atletas en la historia han bajado de 3m 28s.
La mejor colaboraci¨®n de la pareja especial El Guerruj-Cacho se hab¨ªa producido antes, sin embargo, en Z¨²rich en agosto de 1997. Pegado a la zancada de El Guerruj, veloc¨ªsimo como siempre, y sin desfallecer, Cacho acab¨® segundo con una marca tan extraordinaria (3m 28,95s) que no solo sigue siendo a¨²n r¨¦cord espa?ol sino la mejor marca jam¨¢s conseguida por un atleta no nacido en ?frica. ¡°Y a esa marca le doy un valor extraordinario, casi el mismo que al oro ol¨ªmpico de Barcelona 92¡±, dice Cacho. ¡°Se me resist¨ªa lograr una buena marca, y esta demuestra que yo no solo era bueno compitiendo, sino que pod¨ªa correr muy r¨¢pido. La marca es lo que arropa las medallas¡±.
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