Guillermo Amor: ¡°El distinto era Laudrup¡±
El volante que abri¨® La Masia y sustituy¨® a Maradona en el Miniestadi qued¨® prendado del falso 9 del ¡®Dream Team¡¯ de Cruyff
Un ni?o llegado de Benidorm abri¨® la puerta de La Masia (1979-1980). Tambi¨¦n fue protagonista de la inauguraci¨®n del Miniestadi desde que entr¨® al campo en sustituci¨®n de Diego Maradona (1982). Alcanz¨® el Camp Nou cuando en el banquillo se sent¨® Johan Cruyff (1988). Y si no jug¨® la primera final de la Copa de Europa que gan¨® el Bar?a (Wembley, 1992), el trofeo por excelencia del Dream Team, fue porque en el partido anterior ante el Benfica carg¨® con una tarjeta en defensa de su equipo, jugador y despu¨¦s empleado de club por excelencia como siempre ha sido, incluso despu¨¦s de fichar por la Fiorentina (1998) y acabar en el Villarreal. La figura de Guillermo Amor (52 a?os) se puede asociar al inicio de las mejores vivencias en la historia del FC Barcelona.
A su alrededor se dieron momentos trascendentes y por tanto su recuerdo se detiene en figuras que marcaron ¨¦poca en el f¨²tbol y en el Camp Nou. Amor no olvida el impacto que dejaron tres jugadores que por motivos diferentes acabaron en el Madrid: Bernd Schuster, Luis Figo y Michael Laudrup. La memoria es selectiva y seguramente menos sectaria en los jugadores que en los directivos y aficionados, incluso cuando el relator ejerce de responsable de relaciones institucionales y deportivas del primer equipo como es el caso de Amor. ¡°Hablamos de jugadores con trayectoria y que dejaron huella, sin entrar en los motivos de su salida del Bar?a¡±, puntualiza.
A la mayor¨ªa de centrocampistas azulgrana les gustaba Schuster, sobre todo a los ni?os de la cantera que ejerc¨ªan de recogepelotas y segu¨ªan sus entrenamientos desde la ventana de La Masia. ¡°Me marc¨® porque siendo joven, en 1980, jugaba con la personalidad y jerarqu¨ªa de un veterano y golpeaba al bal¨®n como nunca hab¨ªa visto: en el lanzamiento de faltas, en el pase, en los cambios de orientaci¨®n. El toque y despliegue de Schuster eran especiales¡±, evoca Amor, igualmente prendado del magnetismo del portugu¨¦s Figo: ¡°Futbolista muy especial, era un portento f¨ªsico y t¨¦cnico por su tren inferior ¨²nico, y una persona cercana y cari?osa, especialmente con los chavales de la casa. D¨¢mela, te dec¨ªa si ten¨ªas problemas con la bola. Fue feliz en el Bar?a y en Barcelona¡±.
Hasta que se larg¨® al Madrid, elegido como piedra filosofal de los gal¨¢cticos de Florentino P¨¦rez y fue condenado por el barcelonismo con mucha m¨¢s dureza que Schuster. Mejor parado sali¨® Laudrup, quiz¨¢ porque su desencuentro se produjo con el mismo t¨¦cnico que le encumbr¨®: Johan Cruyff. ¡°Ya no le aguanto m¨¢s¡±, exclam¨® el delantero dan¨¦s tras su suplencia en la final de La Copa de Europa en Atenas (1994), para despu¨¦s a?adir: ¡°El entrenador del que m¨¢s he aprendido es de Cruyff¡±. Hay una generaci¨®n azulgrana que qued¨® marcada por el embrujo de Laudrup. Y, puestos a elegir, Amor tambi¨¦n se rinde al que fue el primer falso 9 del Bar?a, como queda constancia en la final europea de 1992 que Amor vio como espectador en Wembley.
Al alicantino le marcaron Schuster, Figo y el dan¨¦s, este por su elegancia. Era nuestro ox¨ªgeno
¡°El ox¨ªgeno se llamaba Michael¡±, evoca Amor. ¡°?ramos un equipo fuerte en el juego posicional, sab¨ªamos siempre donde estaba cada uno, desde el lateral derecho al extremo izquierdo, y progres¨¢bamos con el bal¨®n a base de toques cortos y r¨¢pidos¡±, insiste. ¡°A veces, sin embargo, no hab¨ªa manera de avanzar, ya fuera porque no est¨¢bamos finos o porque el rival nos ten¨ªa muy estudiados. Una situaci¨®n repetitiva y contra la que tambi¨¦n ten¨ªamos una ¨²nica respuesta: busc¨¢bamos a Michael, siempre disponible, por m¨¢s que tuviera que pasase largo tiempo a la espera y se encontrara a 60 metros de donde paseaba el cuero. Aguardaba sol¨ªcito, se ofrec¨ªa, jam¨¢s se escond¨ªa, dispuesto a desequilibrar y a marcar la diferencia en una acci¨®n¡±, remacha Amor.
¡°Nunca hab¨ªa visto un jugador mejor en el uno contra uno¡±, prosigue. ¡°Una cosa es recibir en carrera y otra irse de la marca con la bola quieta, mano a mano con el zaguero y ante una defensa de ayudas. No hay trampa ni escapatoria que valga; quedas retratado. Y, adem¨¢s, era tan regular que sus jugadas se repet¨ªan, de manera que no recuerdo actuaciones ¨²nicas sino que sus gestos t¨¦cnicos y sus pases se suced¨ªan cada partido¡±, contin¨²a. El secreto de Laudrup, recalca Amor, es que ¡°se perfilaba muy bien y ten¨ªa salida por los dos costados, dominaba ambas piernas. As¨ª se explica que su signo de distinci¨®n fuera la famosa croqueta: tac-tac, derecha-izquierda, y adi¨®s. Los delanteros con regate siempre fueron especiales y Laudrup driblaba, pasaba, asist¨ªa y marcaba¡±.
Iniesta y los contextos
¡°No recuerdo a un futbolista que viera la jugada antes que el t¨¦cnico o el aficionado¡±, advierte; ¡°ten¨ªa una visi¨®n ¨²nica que genera situaciones de superioridad¡±. Aunque el Dream Team fue su inspirador, el equipo de Guardiola dispon¨ªa de m¨¢s l¨ªneas de pase que el de Cruyff. ¡°A veces se compara a Andr¨¦s Iniesta y a Laudrup. El contexto, sin embargo, era distinto. Uno ten¨ªa a Messi o a Xavi. Michael, en cambio, era nuestro jugador diferente: ¨²nico en el campo y fuera porque nadie ten¨ªa su elegancia. Era un se?or y un profesional impecable, con un gran coraz¨®n, siempre agradecido. La verdad es que nos lo pas¨¢bamos bien en el entrenamiento, en el campo, en el vestuario, en la calle, en el d¨ªa a d¨ªa; disfrut¨¢bamos, nos divert¨ªamos tanto dentro como fuera del Camp Nou¡±, valora.
Amor so?¨® con Maradona, despu¨¦s admir¨® a Schuster, m¨¢s tarde presumi¨® de ser compa?ero de Figo y ahora se acuerda de Laudrup, ¡°por ser como era como futbolista y como persona, por distinto y distinguido, por su responsabilidad en el campo y por su saber estar en el banquillo, incapaz de poner mala cara¡±, incluso cuando fue descartado en la final de Atenas, una decisi¨®n que Fabio Capello celebr¨®: ¡°?No juega Michellino? Hemos ganado¡±. El 9 de aquella final contra el Milan fue el propio Amor. Una mala noche para aquel ni?o de Benidorm que el d¨ªa despu¨¦s se vio fuera de la lista del Mundial de 1994. Quiz¨¢ porque aprendi¨® de Laudrup, no se quej¨® sino que se remiti¨® a su curr¨ªculo: 421 partidos con el Bar?a, 17 t¨ªtulos, marc¨® el gol 4.000 en la Liga y fue internacional 37 veces.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.