Vac¨ªo y silencio en el Everest
Un a?o despu¨¦s de la ic¨®nica foto del atasco en el techo del mundo, la pandemia hunde el negocio e impide saber si las medidas para evitar la aglomeraci¨®n ¡®tur¨ªstica¡¯ son efectivas
El 22 de mayo de 2019, hace este viernes un a?o, 234 personas alcanzaron la cima del Everest. Nunca antes en la historia de esta monta?a se hab¨ªa registrado semejante cifra¡ ni un atasco tan absurdo para colarse en el punto m¨¢s elevado de la Tierra (8.848m). 230 alpinistas alcanzaron su objetivo desde la vertiente sur, en Nepal, y solo cuatro (dos gu¨ªas de altura de la etnia sherpa y sus dos clientas occidentales) lo hicieron desde la cara norte, o tibetana. Once de estos monta?eros nunca regresaron: murieron mientras hac¨ªan cola en la bajada debido a fallos multiorg¨¢nicos derivados de la prolongada exposici¨®n a la altitud extrema y al agotamiento.
Aquel d¨ªa, 130 de las personas que alcanzaron la cumbre eran trabajadores nepal¨ªes guiando a sus clientes. Aquel d¨ªa deb¨ªa haber marcado un antes y un despu¨¦s en la historia de la monta?a m¨¢s codiciada que existe, pero esta primavera el coronavirus ha limpiado el escenario de alpinistas y ha impedido comprobar realmente si las medidas anunciadas por el Gobierno de Nepal para sacudirse la verg¨¹enza desatada tras la c¨¦lebre foto del atasco hecha por el alpinista Nirmal Purja ser¨¢n o no eficaces. La abultada cifra de sherpas en la cima del Everest el pasado 22 de mayo explica el negocio de esta monta?a. La inmensa mayor¨ªa de los que aspiran a escalarla desde sus dos rutas m¨¢s accesibles precisan la ayuda y compa?¨ªa de un sherpa (es la forma extendida de calificar al porteador de altura, ya que los sherpas son una etnia procedente de T¨ªbet que pobl¨® hace siglos el valle del Khumbu, el mismo que da acceso al Everest desde Nepal) y algunos de hasta varios porteadores a un tiempo.
En la actualidad, el valle del Khumbu, as¨ª como el resto de valles que figuran en el recorrido de monta?eros y senderistas, vive del trasiego tur¨ªstico, un grifo cerrado por la pandemia. Un porteador de altura sherpa ingresa unos 5.000 d¨®lares por expedici¨®n, mientras que el sueldo medio anual en ese pa¨ªs asciende apenas a 850 d¨®lares. Un gu¨ªa de alta monta?a occidental se embolsa 50.000 d¨®lares por trabajar en el techo del planeta. Ahora, todos est¨¢n en el paro.
El Gobierno de Nepal anunci¨®, semanas despu¨¦s del desastre contemplado hace un a?o, una bater¨ªa de iniciativas destinadas a mejorar la seguridad de los aspirantes a llegar a la cima del Everest: certificado de salud, certificado de aptitud t¨¦cnica, curr¨ªculo de ascensiones, obligaci¨®n de ascender previamente una monta?a de 6.000 metros en Nepal¡ todas estas medidas sencillas de obedecer y que, de paso, permit¨ªan seguir recaudando dinero a las autoridades locales. A d¨ªa de hoy, nadie sabe a ciencia cierta en qu¨¦ quedaron estas intenciones, ni si evitar¨¢n las colas bajo la cima, pero mientras la actividad tur¨ªstica est¨¢ en punto muerto, se espera (y se teme) una afluencia desmedida en la primavera de 2021. La posibilidad de limitar el acceso a la monta?a, como ya se hace por ejemplo en el Mont Blanc, nunca ha sido realmente contemplada por las autoridades locales.
Esta temporada, el Everest quedar¨¢ desierto, salvo que le ponga remedio la ¨²nica expedici¨®n que se mueve por la monta?a. Se trata de un poderoso equipo chino con ambiciones cient¨ªficas y con la idea de medir, una vez m¨¢s, la altura de la monta?a desde la vertiente norte. En occidente, el techo del planeta lleva el nombre del top¨®grafo y ge¨®logo brit¨¢nico George Everest, responsable de la topograf¨ªa de la India entre 1830 y 1843. La primera altitud publicada del entonces llamado Pico XV no lleg¨® hasta 1856, y conced¨ªa a la monta?a 8.840 metros. Aunque George Everest defend¨ªa la idea de otorgar a cada monta?a el nombre local (Sagarmatha en Nepal y Qomolungma en tibetano), su sucesor en el cargo, Andrew Scott Waugh, decidi¨® bautizarlo con el apellido de su mentor. La altitud oficial, hoy en d¨ªa, es de 8.848 metros a instancias de un estudio indio de 1955 posteriormente confirmado tras la colocaci¨®n de un tr¨ªpode chino en 1975.
La expedici¨®n auspiciada por el Gobierno chino acumula ahora mismo en el campo base de la vertiente norte a 53 personas entre alpinistas, cient¨ªficos y top¨®grafos que se apoyan en la red de sat¨¦lites Beidou (equivalente chino del GPS norteamericano) para determinar la altitud exacta de la cima y comprobar los efectos del cambio clim¨¢tico en la zona. De momento, el mal tiempo ha frustrado los dos ataques a la cumbre planteados por el equipo chino. Lo cierto es que la altitud del Everest var¨ªa en funci¨®n de la cantidad de nieve que se acumula por encima del punto donde acaba la roca. La diferencia puede ser de hasta cuatro metros: China defiende que la altura ha de certificarse hasta la roca, mientras Nepal defiende que ha de medirse hasta donde acaba la nieve.
El pasado 14 de mayo se celebr¨® el 40? aniversario de la primera ascensi¨®n espa?ola al Everest, fruto del empe?o de una expedici¨®n vasca que coloc¨® en la cima a Mart¨ªn Zabaleta y a Pasang Temba. Nepal hab¨ªa dejado de ser un reino prohibido para los occidentales, el techo del planeta se hab¨ªa conquistado en 1953 accediendo desde el sur, pero en 1980 todav¨ªa se conced¨ªa un solo permiso de expedici¨®n al a?o en todo el mundo: el equipo que lo consegu¨ªa dispon¨ªa de toda la monta?a en exclusiva, un contraste enorme con la masificaci¨®n en la actualidad.
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