Garazi S¨¢nchez, del surf a velar por los oc¨¦anos
La campeona de Espa?a, que super¨® una grave lesi¨®n de espalda, rueda el documental ¡®Verg¨¹enza¡¯ para concienciar sobre la conservaci¨®n del mar
A Garazi S¨¢nchez (Getxo, 1992) las olas no le dejaban ver el mar. La ni?a ¡°rebelde y trasto¡±, la ¡°rara¡± de la ikastola, hija de padres monta?eros, se lanz¨® a surfear con apenas 7 a?os, comenz¨® a recorrer mundo subida a la tabla con 14 y se proclam¨® campeona de Espa?a y subcampeona de Europa con 25. Pero la vida la fren¨® una tarde de julio de 2018 mientras entrenaba en la playa francesa de Casernes, cerca de Hossegor. Una mala rotaci¨®n del torso la devolvi¨® ex¨¢nime a la orilla. Salv¨® la m¨¦dula y la movilidad, pero se embarc¨® en una tortuosa recuperaci¨®n de 10 meses. De la convalecencia naci¨® un esp¨ªritu nuevo, una mirada m¨¢s honesta hacia su h¨¢bitat natural y un documental para remover conciencias sobre la conservaci¨®n de los oc¨¦anos: Verg¨¹enza.
Un viaje de la cresta de las olas a las profundidades del mar; un proyecto que tuvo su g¨¦nesis en el rubor. ¡°Justo el d¨ªa del accidente iba a grabar un peque?o v¨ªdeo promovido por Ocean52. En una reuni¨®n previa con ellos, conoc¨ª al bi¨®logo marino Pelayo Salinas, colaborador de National Geographic, que comenz¨® a hablarme de una problem¨¢tica que va mucho m¨¢s all¨¢ de los pl¨¢sticos. Yo llevaba casi 20 a?os surfeando y ¨¦l dio por hecho mi conocimiento del ecosistema marino, ¡®es su medio¡¯, pensar¨ªa. Sent¨ª tal verg¨¹enza ante mi ignorancia... Ah¨ª naci¨® la idea. Y por eso el t¨ªtulo. Siempre hab¨ªa mirado para otro lado ante un problema que sab¨ªa que exist¨ªa¡±, explica Garazi, art¨ªfice, productora y codirectora del documental, junto a Iker Elorrieta.
¡°De peque?a, en mi primer viaje a Maldivas, que era uno de mis destinos so?ados, sol¨ªa decir ¡®que guay que el coral est¨¦ muerto, porque as¨ª no nos corta¡¯. Con el tiempo me di cuenta de la atrocidad que supon¨ªa aquello¡±, confiesa Garazi, que creci¨® buscando olas perfectas, descubriendo pa¨ªses y gentes, e intentando convertir la competici¨®n en aventura. El v¨¦rtigo que no sinti¨® de cr¨ªa lo descubri¨® a los 18 a?os. ¡°Comenc¨¦ a estudiar una ingenier¨ªa y dej¨¦ el surf. Lleg¨® un punto que no lo disfrutaba. Era una relaci¨®n t¨®xica que necesitaba sanar para redescubrir las olas con el mismo brillo en los ojos que ten¨ªa de ni?a¡±. Tard¨® un tiempo, pero Garazi recuper¨® la frescura infantil de aquellos fines de semana en la playa de Laga junto a su hermano mayor, Ager, ¡ªall¨ª donde despu¨¦s ella ense?¨® el mar a su hermana Andrea¡ª. Y abraz¨® una certeza: ¡°la ingenier¨ªa no me mov¨ªa nada por dentro y el surf me hac¨ªa feliz. Del agua siempre sal¨ªa m¨¢s feliz de lo que entraba¡±. A sus padres, Ainhoa y ?ngel, les llamaron ¡°locos¡± por alentar el imaginario surfista de su hija mediana. Pero la ni?a hizo carrera sobre la tabla.
Superado aquel abismo adolescente, Garazi cogi¨® vuelo en el surf, vio c¨®mo su deporte consegu¨ªa adem¨¢s la escarapela ol¨ªmpica en 2016 y c¨®mo, con ese ¡°salto gigante¡±, llegaba la profesionalizaci¨®n, al poder acceder a ayudas y becas. ¡°Estaba en un momento muy bueno, persegu¨ªa el sue?o de los Juegos. Pero lleg¨® el accidente, la lesi¨®n y la incertidumbre de no saber si podr¨ªa volver a competir¡±, cuenta la surfista vizca¨ªna, que, a la espera del preol¨ªmpico que la permita sellar el billete a Tokio, entrena en la playa La Salvaje de Getxo, su casa, adem¨¢s de las temporadas que pasa en Australia, la meca del surf.
Garazi super¨® la adversidad ¡ª¡°el ser humano es siempre m¨¢s fuerte de lo que cree¡±, dice¡ª, gestion¨® los miedos y, mientras se enderezaba, tuvo tiempo de hacer cosas ¡°ex¨®ticas¡± para ella, como crearse unas ¡°rutinas tradicionales¡± y ¡°visitar museos¡±. Tambi¨¦n para profundizar en el conocimiento del mar. ¡°Cuanto m¨¢s conoces m¨¢s amas y, cuanto m¨¢s amas, m¨¢s respetas¡±, proclama casi como lema del documental que puso en marcha.
Al tiempo que ella se recuperaba descubri¨® las heridas del mar: los 8 millones de toneladas de residuos que se arrojan cada a?o a los oc¨¦anos, las 700 especies marinas amenazadas por los pl¨¢sticos... ¡°Pero quer¨ªa ir m¨¢s all¨¢ de los datos. Entender porque mir¨¢bamos para otro lado¡±, desarrolla Garazi. ¡°Entrevist¨¦ a gente del medio marino, pero tambi¨¦n a soci¨®logos, psic¨®logos... La clave es que se genere un cambio interno, m¨¢s all¨¢ del reciclaje o la recogida de pl¨¢sticos. Concienciar, consumir menos y mejor, sentir que, aunque parezca un problema inabarcable y nos invada la desesperanza, nuestros actos tienen peso. A la espera de las decisiones de los de arriba, tenemos poder e impacto individual. La sociedad la creamos los individuos¡±, prosigue.
El proceso del documental cambi¨® la relaci¨®n de Garazi con el mar. ¡°Me ayud¨® como liberaci¨®n y tambi¨¦n para aceptar las contradicciones¡±, se?ala. ¡°Sentir la hipocres¨ªa es bueno porque nos lleva a la acci¨®n. No hay que agachar la cabeza sino tener la valent¨ªa de cambiar, de echar el freno de mano o de recalcular el proceso de la vida¡±, a?ade antes de poner un ejemplo pr¨¢ctico. ¡°Yo cojo una barbaridad de vuelos para hacer mi trabajo. Tengo la opci¨®n de no cogerlos o compensarlo con otras muchas acciones¡±. Verg¨¹enza se estren¨® hace justo una semana, coincidiendo con el D¨ªa Mundial de los oc¨¦anos, y nace para ¡°generar un debate social¡± y ¡°para ense?arse en las aulas¡±. Como mensaje de amor, respeto y cuidado. ¡°El mar ha sido mi salvaci¨®n. Me da mucha paz y me aporta la sensaci¨®n de pertenencia al mundo¡±, cierra Garazi.
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