El busto ca¨ªdo de Avery Brundage y el pasado racista del olimpismo
El movimiento 'Black Lives Matter' obliga al COI a reflexionar sobre su trato a los deportistas negros
Avery Brundage (Detroit, 1887; Garmisch Partenkirchen, 1975), construy¨® rascacielos en Chicago en los a?os 20, fue 20 a?os presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) y casi toda su vida coleccionista de arte asi¨¢tico. Mediados los a?os 60 del pasado siglo su colecci¨®n, de m¨¢s de 7.000 piezas, hab¨ªa crecido tanto que, falto de lugar para almacenarla con seguridad, la don¨® al ayuntamiento de San Francisco con la condici¨®n de que construyeran un museo para albergarla.
Construido el museo, conmemoraron su memoria instalando su busto en bronce en el vest¨ªbulo principal, el mismo busto que la direcci¨®n del museo retir¨® hace unas semanas despu¨¦s de que activistas del movimiento Black Lives Matter les pidieran que leyeran la biograf¨ªa ol¨ªmpica de uno de los dirigentes que m¨¢s contribuy¨® a la construcci¨®n intelectual del COI y decidieran. Le¨ªdas las aventuras ol¨ªmpicas del presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico de Estados Unidos de 1928 a 1953 y del COI de 1952 a 1972, Xu Jay, director del museo, concluy¨® que Brundage era ¡°una persona odiosa por sus ideas racistas y antisemitas¡±. ¡°Todos tenemos que enfrentarnos a la forma en la que nuestro museo se construy¨®¡±, a?adi¨®. ¡°Todos tenemos que empezar a responder a una sociedad estructurada alrededor de la supremac¨ªa blanca¡±.
¡°Tenemos que mirar al futuro pero limpiando los puntos oscuros de nuestro pasado¡±, reflexiona Alejandro Blanco, presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol (COE).
Mientras grandes federaciones internacionales han respondido a las demandas de sus deportistas permiti¨¦ndoles protestar contra el racismo a ra¨ªz del caso George Floyd en canchas y estadios, y hasta la rodilla en tierra en protesta contra la discriminaci¨®n racial durante el himno que le cost¨® la proscripci¨®n al quarterback de los San Francisco 49ers Colin Kaepernick hace unos a?os se ha convertido en un s¨ªmbolo admitido y aplaudido por los mismos dirigentes que lo denostaron entonces, la respuesta del COI ha sido mucho m¨¢s tibia. ¡°Los Juegos son en s¨ª una poderosa demostraci¨®n global contra el racismo y por la inclusi¨®n¡±, respondi¨® el COI en un comunicado. Apoyamos la iniciativa de la comisi¨®n de deportistas de explorar las diferentes v¨ªas por las que los deportistas pueden expresar su apoyo a los principios consagrados en la Carta Ol¨ªmpica y respetando el esp¨ªritu ol¨ªmpico¡±.
Esta respuesta tan pol¨ªtica no les ha valido a muchos deportistas y activistas negros que han exigido al COI que levante definitivamente la prohibici¨®n de las protestas pol¨ªticas durante los Juegos. Que entre los firmantes de esa petici¨®n se encuentre John Carlos cobra, adem¨¢s, un tremendo valor simb¨®lico y sirve para poner m¨¢s en perspectiva a¨²n la figura de Brundage, el presidente que legitim¨® al movimiento ol¨ªmpico ¨C en sus tiempos, un club privado que cooptaba nobles, arist¨®cratas y millonarios ociosos para organizar cada cuatro a?os su gran espect¨¢culo de juventud alegre y deportiva-- convirti¨¦ndolo en una suerte de movimiento religioso por encima de todos los poderes pol¨ªticos del mundo. Brundage mismo expuls¨® a Carlos y a su compa?ero Tommie Smith de los Juegos de M¨¦xico 68 por levantar el pu?o enguantado en el podio de los 200m mientras sonaba el himno de Estados Unidos. Protestaban contra la discriminaci¨®n racial que sufr¨ªan los negros en Estados Unidos, un asunto que no era novedoso para Brundage, quien 32 a?os antes hab¨ªa logrado evitar el boicot de los deportistas negros y jud¨ªos a los Juegos del 36, los del Berl¨ªn de Hitler. Brundage, anticomunista amigo de Charles Lindbergh y del movimiento America First, tan terror¨ªficamente retratado por Philip Roth en su Conjura contra Am¨¦rica, antiintervencionista en la superficie, antisemita, racista, negacionista, supremacista en sus profundidades, dec¨ªa a sus amigos alemanes que los negros proboicot estaban manipulados por los jud¨ªos, y a los negros, como Jesse Owens, la gran estrella atl¨¦tica de la ¨¦poca, que la mejor manera de luchar contra el la idea de superioridad de la raza aria de Hitler era ganando en la pista. Cuando Owens, a quien convirti¨® en la especie de negro bueno que acepta los hechos, gan¨®, Brundage se fue a una fiesta con Goering en la que se entablaban conversaciones que conclu¨ªan que los negros ganaban porque justamente eran diferentes, corr¨ªan m¨¢s porque estaban m¨¢s cerca de los animales salvajes que de los humanos. Con el mismo denuedo luch¨® Brundage por defender que Sur¨¢frica llevara solo un equipo blanco a los Juegos de Roma 60 ya que ¡°los negros no daban el nivel¡±, y, en M¨²nich 72, contra la expulsi¨®n del estado racista y proscrito de Rhodesia (actual Zimbabue): ¡°habr¨ªa que expulsar a los pa¨ªses africanos que politizan los Juegos diciendo que se retiran si se permite participar a Rhodesia, lleg¨® a afirmar. Despu¨¦s, en el memorial por los israel¨ªes muertos en el ataque palestino, pronunci¨® su famoso ¡°Games must go on¡± (Los Juegos deben continuar), una decisi¨®n criticada que defendi¨® afirmando: ¡°hemos perdido la batalla por Rhodesia contra un descarnado chantaje pol¨ªtico, no vamos a ceder ahora¡±. Al d¨ªa siguiente expuls¨® a los atletas norteamericanos Vince Matthews y Wayne Collet, que en el podio de los 400m se pusieron a charlar durante el himno de su pa¨ªs, del que pasaron ol¨ªmpicamente. Y Collett lo explic¨®: ¡°Nuestra actitud indiferente en el podio fue un reflejo de la actitud de los blancos hacia los negros: no existimos a menos que les creemos un problema¡±.
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