LaLiga para el mejor, con o sin VAR

LaLiga la va a ganar el mejor, por m¨¢s que el Real Madrid est¨¦ en racha con el odioso VAR. Y por m¨¢s que el maldito VAR sirva de coartada a oportunistas presidentes como el del Bar?a, Josep Maria Bartomeu. Con o sin este chismoso gran hermano no conviene el victimismo conspiranoico. Lo mismo que, en su d¨ªa, solo con ¨¢rbitros a pie de campo, resultaba inveros¨ªmil la pataleta del Madrid con una presunta conchabanza entre el Bar?a y la federaci¨®n. Tan viejo como el f¨²tbol son los subterfugios presentes de Piqu¨¦ como los de no hace mucho de Sergio Ramos. Saben el t¨®pico: nadie habla de los ¨¢rbitros hasta que no para de hablar de los ¨¢rbitros. La repentina credibilidad absoluta que el ganador otorga al sistema frente el socorrido berrinche del perdedor.

Por desgracia para el f¨²tbol, el engorroso VAR solo ha llegado para desnaturalizar este juego. Hoy pretenden que sea microsc¨®picamente verificado un deporte que tiene un reglamento con much¨ªsimo margen de interpretaci¨®n. Ante los rob¨®ticos defensores de una supuesta justicia sin tacha cabe preguntarse. ?Con el entrometido VAR, qui¨¦n ojea por la mirilla? Un ¨¢rbitro. ?Y qui¨¦n interpreta esa cantinela de revisar lo flagrante? ?Qu¨¦ es flagrante? Lo que diga un ¨¢rbitro. En definitiva, es una decisi¨®n humana, salvo cuando los delineantes tecnol¨®gicos se ufanan al creer demostrado que el dedo gordo de juanito est¨¢ una falange por delante del de fulanito.

Es el ¨¢rbitro de turno el que, a su criterio, condena o no un fuera de juego posicional de Maxi G¨®mez o Merino. Esta regla del offside m¨¢s o menos relativo siempre ha estado expuesta al discernir de los colegiados. Hoy y antes del VAR. S¨ª, ahora pueden rebobinar, incluso en c¨®nclave arbitral, pero rara vez hay uniformidad.

Es el juez el que decide hacerse el lonchas o no dar relevancia a una clavada de Messi a Yeray, o a una pisada de Ramos a Ra¨²l Garc¨ªa. Hasta puede ser el mismo colegiado quien sancione otro pisot¨®n que le parece m¨¢s pisot¨®n, aunque el VAR, de momento, no mida la profundidad de los tacos en el empeine. Tampoco psicoanaliza, que se sepa, la voluntariedad del futbolista.

Tambi¨¦n los hay que decretan penalti, parecen corroborar en el monitor que han acertado. Resulta que cuando le van a aplaudir opinadores, jugadores, t¨¦cnicos, hinchas y dirigentes, dan marcha atr¨¢s. Vaya usted a saber la causa. Ocurri¨® en el Celta-Betis de esta jornada, no en el pleistoceno. No solo Gonz¨¢lez Fuertes neg¨® a Gonz¨¢lez Fuertes. Lo habitual es que en esa industria cada vez m¨¢s pujante de los ex¨¢rbitros medi¨¢ticos cueste encontrar a dos que sentencien o enmienden igual.

El VAR no solo no ha sacado al f¨²tbol del eternamente asumido debate arbitral, sino que lo ha embarrado m¨¢s. Ahora se maldicen ¨¢rbitros y vares sin que nadie ¡ªesc¨¦pticos o incondicionales del v¨ªdeo arbitraje¡ª tengan claro a qu¨¦ atenerse. Lo de toda la vida, salvo para el ganador o el perdedor, veletas lectores de resultados. Lo mismo da Piqu¨¦ que Sergio Ramos.

Lo que tampoco precisa el infalible VAR es que LaLiga es para el mejor.