Bahamontes, el rey de la monta?a
El toledano comenz¨® a llamar la atenci¨®n de los franceses en el Tour de 1954
Dice Bahamontes que fue Coppi el que le cambi¨® la mentalidad; que cuando fich¨® por su equipo, patrocinado por Tricofilina, una marca de brillantina para el pelo, se fueron a cazar por los montes de Toledo y el campeon¨ªsimo italiano, escopeta al hombro, le pidi¨® que se quitara los p¨¢jaros de la cabeza, dejara de aspirar solo a ganar la monta?a del Tour y se dedicara a lo trascendente: a ganar la carrera.
Hasta entonces, al ciclista espa?ol le bastaban con sus ascensiones a la monta?a, en las que humillaba a sus rivales, y algunas espantadas, genio y figura, que llevaban por la calle de la amargura a sus compa?eros de equipo. Fue en 1954 cuando el nombre de Bahamontes empez¨® a sonar con fuerza en Francia. Fue su primer Tour. Se hab¨ªa ido a correr la Vuelta a Asturias, desde Madrid en bicicleta. Al llegar le dijeron que los equipos deb¨ªan tener cinco corredores como m¨ªnimo, y ¨¦l iba solo, pero apareci¨® un tal Moreno, de Albacete, al que le hab¨ªa comprado la bicicleta un amigo al que le toc¨® la loter¨ªa. ¡°?Corres conmigo?¡±, le pregunt¨®, y dijo que s¨ª; luego, la organizaci¨®n le busc¨® otros tres ciclistas de Mieres, que era de donde sal¨ªa la carrera, y ya ten¨ªa equipo. Gan¨® la primera etapa con seis minutos de ventaja. Bernardo Ruiz dec¨ªa: ¡°Este guaje se ha tenido que agarrar a un coche¡±. Pero no. El seleccionador espa?ol era Juli¨¢n Berrendero, le vio y le reclut¨® para el Tour. No ten¨ªa ni ropa, ni maleta. Llam¨® a su madre: ¡°Pero hijo, ?c¨®mo vas a ir si no sabes franc¨¦s?¡±. Le dieron una maleta, una bicicleta nueva y le tranquilizaron cuando le recordaron que iba con los gastos pagados, que a Asturias se hab¨ªa llevado solo 100 pesetas.
Y en el Tour llegaron las monta?as, su territorio, y comenz¨® a subirlas en cabeza, y a sumar puntos, y francos para el bolsillo. En la etapa que finalizaba en Millau, no entr¨® en la escapada inicial, pero coron¨® el primer puerto, la Fontasse, en cabeza del pelot¨®n. Se anim¨®, march¨® a por los fugados, los alcanz¨® y pas¨® el segundo puerto, la Bassine, primero, tras alcanzar a Lazarides y Close. Berrendero segu¨ªa a Federico en el coche. El ciclista vio m¨¢s colinas al fondo, con muchas gente en las cunetas, y pregunt¨® si tambi¨¦n puntuaban, pero no. Era el puerto de La Sie, y tambi¨¦n pas¨® en cabeza, aunque no pudiera sumar. En Tierge otra vez fue el mejor. Para cuando lleg¨® el ¨²ltimo puerto, Montjaux, con un fuerte viento de cara, ya iba solo. Coron¨® con minuto y medio de ventaja sobre el pelot¨®n. ?nicamente quedaban 20 kil¨®metros de descenso hasta Millau, pero se dej¨® cazar. Acab¨® la etapa en el puesto 22?. Lo suyo no eran las etapas, sino las monta?as. Tres d¨ªas despu¨¦s, Bahamontes se comi¨® un helado en la cima de la Romeyere y rubric¨® su reinado de la monta?a en su debut en el Tour. Hasta que lleg¨® Fausto Coppi un d¨ªa de caza, y le pidi¨® que lo ganara.
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