Nadie habla de Molin¨¦s
La primera victoria de un corredor nacido en ?frica, en 1950, fue tapada por otras cuestiones
Nadie habl¨® de Marcel Molin¨¦s (Chibli, Argelia, 1928) cuando gan¨® la etapa entre Perpi?¨¢n y Nimes del Tour de 1950. Era el primer ciclista nacido en ?frica que consegu¨ªa una haza?a as¨ª, pero hubo otras historias que ensombrecieron su conquista de aquel 27 de julio. Molin¨¦s era franc¨¦s, porque Argelia era una colonia de Francia, y corr¨ªa en el equipo regional de ?frica del Norte, que dirig¨ªa el periodista Tony Arbona, jefe de Deportes de Le Journal de Argel y corresponsal de L¡¯?quipe. Aquella jornada el calor era insoportable y casi nadie puso atenci¨®n en la etapa. Se hablaba de la retirada en los Pirineos del equipo italiano comandado por Bartali y Magni, el l¨ªder del Tour. El ambiente con el equipo azzurro se hab¨ªa vuelto insoportable. Lo que sucedi¨® el a?o anterior en el valle de Aosta, cuando los aficionados italianos insultaron a los franceses, no se hab¨ªa olvidado y el p¨²blico franc¨¦s la tom¨® con los ciclistas, que se sintieron v¨ªctimas de un complot y denunciaron varias agresiones. Decidieron marcharse.
En Espa?a hubo quien retorci¨® a¨²n m¨¢s la situaci¨®n. La prensa ultracat¨®lica argument¨® que en Francia no admit¨ªan la fe de Bartali y Magni, que d¨ªas antes hab¨ªan rezado arrodillados ante la Virgen de Lourdes. En un pa¨ªs aconfesional, dec¨ªan, no est¨¢ bien visto que los ases italianos expresen sus sentimientos cat¨®licos. ¡°Un complejo de inferioridad que estall¨® en la bomba del superchauvinismo¡±.
Entre pol¨¦micas, la escapada de dos africanos en una etapa de transici¨®n, apenas llam¨® la atenci¨®n. Se fueron solos Molin¨¦s y Abdel-Kader Zaaf, ambos nacidos en Argelia. Alcanzaron una diferencia superior al cuarto de hora, y en medio de la can¨ªcula, cabalgaban hacia el triunfo, cuando Zaaf, que hab¨ªa consumido varias pastillas de anfetaminas, sufri¨® un desfallecimiento a causa de la mezcla entre el calor y la droga. Se mare¨®, se baj¨® de la bicicleta, volvi¨® a subir y se desmay¨®. Varios viticultores que le auxiliaron lo apoyaron sobre un ¨¢rbol y le echaron por la cara lo que ten¨ªan a mano, una botella de vino. Zaaf intent¨® levantarse de nuevo, pero tom¨® la direcci¨®n contraria de la carrera. Al final, tuvo que subirse a una ambulancia y alcanzar as¨ª la meta, a la que Molin¨¦s ya hab¨ªa llegado para ganar en solitario.
Zaaf ol¨ªa a vino, as¨ª que quienes le rodearon pensaron que, a pesar de ser musulm¨¢n, se hab¨ªa emborrachado. Eso fue lo que se public¨® en la prensa, que dio m¨¢s importancia a su desmayo y la presunta curda que a la victoria de su compa?ero.
Zaaf, adem¨¢s, se present¨® al d¨ªa siguiente en la salida. Quer¨ªa volver a la carrera. Le dijeron que era imposible, porque hab¨ªa recorrido 20 kil¨®metros en ambulancia. Contest¨® que no hab¨ªa problema; que hac¨ªa esos 20 kil¨®metros extra y que sal¨ªa. Al final le convencieron de que no pod¨ªa. Pese a que su religi¨®n le prohib¨ªa beber, Abdel-Kader Zaaf no tuvo reparo en anunciar bebidas alcoh¨®licas en la prensa. Su fama se extendi¨® por Francia. A Molin¨¦s, en cambio, pese a ser el primer africano en ganar una etapa del Tour, nadie le hizo caso. Menos todav¨ªa cuando al d¨ªa siguiente de su victoria, otro africano, el marroqu¨ª Custodio Dos Reis, fue el segundo en hacerlo.
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