Robinho vuelve al Santos, que trata la violencia contra la mujer como jugada de marketing
Condenado en primera instancia por violaci¨®n en manada, el delantero vuelve al club donde fue revelaci¨®n, sin que la grave acusaci¨®n le impida cerrar el negocio
Justo cuando en Brasil se conmemora el D¨ªa Nacional de Combate a la Violencia contra la Mujer, el Santos anunci¨® el fichaje de Robinho, condenado en 2017 a nueve a?os de prisi¨®n por la violaci¨®n en manada de una joven albanesa en Italia. Por m¨¢s que la sentencia est¨¦ a¨²n en fase de apelaci¨®n, no deja de ser una infeliz coincidencia para el club que, recientemente, se enorgullec¨ªa de promover campa?as a favor de las mujeres y apoyaba el combate a la violencia machista.
A fines de agosto, en conjunto con la Asociaci¨®n Fala Mulher y la empresa Sono Quality, el Santos us¨® datos del Tribunal de Justicia de R¨ªo de Janeiro que mostraban que la violencia de g¨¦nero hab¨ªa aumentado 50% durante la pandemia, para divulgar el n¨²mero gratuito 180, que funciona como canal de denuncias y atenci¨®n espec¨ªfica para las mujeres. Ya en noviembre del a?o pasado, el club recordaba que, cada cuatro minutos, una mujer sufre una agresi¨®n en Brasil y afirmaba en una publicaci¨®n que ¡°la culpa nunca es de la v¨ªctima¡±.
Puede alegarse que, en la ¨¦poca de esas campa?as, el Santos era presidido por Jos¨¦ Carlos Peres, apartado del cargo por un proceso de impeachment. Sin embargo, el mismo Peres no pareci¨® avergonzarse cuando le ofreci¨® un contrato de cuatro a?os a Robinho, ni bien fue electo, argumentando que ten¨ªa ¡°inter¨¦s en contar con grandes ¨ªdolos¡±. En aquella ¨¦poca, el delantero acababa de ser condenado en primera instancia por la justicia italiana y formaba parte del Atl¨¦tico MG. En Belo Horizonte, hinchas de ese club protestaron contra el jugador y la dirigencia, que prefiri¨® no pronunciarse sobre la sentencia. Preocupado por las consecuencias del posible fichaje, Peres retrocedi¨®, asegurando que su gesti¨®n valorizar¨ªa a las mujeres y que le gustar¨ªa contar con ¡°atletas de buena imagen¡±.
El expresidente fue sucedido por Orlando Rollo, que celebr¨® el regreso de Robinho este s¨¢bado, reverenci¨¢ndolo como ¨ªdolo. Antes de cerrar el trato, el actual titular del club anunci¨® que los detalles de la negociaci¨®n eran de orden meramente financiera sin citar, en ning¨²n momento, la condena por violaci¨®n contra el jugador. Llama la atenci¨®n que el club, que se posiciona en defensa de los derechos de las mujeres, se sujete a tama?o desgaste, poniendo en jaque su responsabilidad social en nombre de un refuerzo t¨¦cnico para el elenco.
La defensa de Robinho argumenta que a¨²n existe una apelaci¨®n pendiente. ¡°El juicio no acab¨®¡±, dice la abogada del atleta, Marisa Alija. Evidentemente, Robinho debe ser juzgado de acuerdo con el proceso legal, como cualquier otro acusado. Tiene derecho a la presunci¨®n de inocencia hasta que se agoten todos los recursos. Pero no es eso lo que est¨¢ en cuesti¨®n en su vuelta al Santos. Imaginemos, por ejemplo, a una empresa que se dice comprometida con la causa anticorrupci¨®n contratando a un condenado en primera instancia por desv¨ªo de dinero. Aunque se respete su derecho de defensa, el Santos cae en contradicci¨®n al correr el riesgo de arruinar el discurso institucional con la peligrosa pr¨¢ctica de acoger a un atleta sospechoso de violar a una mujer.
A pesar de la condena preliminar por violaci¨®n, Robinho mantuvo su carrera intacta. Despu¨¦s de finalizado el contrato con el Atl¨¦tico, pas¨® tres temporadas en el f¨²tbol turco, la ¨²ltima en la reserva del Istanbul Ba?ak?ehir. A pesar de todo, hab¨ªa m¨¢s clubes adem¨¢s del Santos interesados en contar con el delantero de 36 a?os. En 2009, cuando jugaba por el Manchester City, Robinho ya hab¨ªa sido acusado de agresi¨®n sexual por una mujer a la que conoci¨® en una casa nocturna. La denunciante lleg¨® a presentarse en la comisar¨ªa, en Inglaterra, pero el caso acab¨® archivado.
Si llega a ser condenado en ¨²ltimo grado en Italia, Robinho podr¨ªa apelar a otras instancias para evitar el cumplimiento de la pena en la c¨¢rcel. Por tratarse de un crimen cometido fuera del pa¨ªs, la Constituci¨®n brasile?a no prev¨¦ la extradici¨®n de ciudadanos nacidos en el territorio nacional. Ser¨ªa necesario un nuevo proceso en Brasil, algo que podr¨ªa extenderse por varios a?os, gracias a los recursos y a la lentitud de la justicia. Por la actitud de los dirigentes, acostumbrados a relativizar los casos de violencia contra la mujer en el ambiente del f¨²tbol ¨Ccomo lo prueban las recientes disputas por el fichaje del arquero Bruno, condenado a m¨¢s de veinte a?os de c¨¢rcel, de los que cumpli¨® siete, por el femicidio de su expareja Eliza Samudio, madre de uno de sus hijos¨C, no es improbable que, aun si es condenado de forma definitiva cuando se agoten todos los recursos, Robinho siga jugando normalmente, como si no hubiese pasado nada.
No solo por las campa?as feministas el Santos deber¨ªa ser m¨¢s cauteloso al evaluar la incorporaci¨®n de Robinho, en delicada situaci¨®n jur¨ªdica, sino tambi¨¦n porque el club abriga ya en su comisi¨®n t¨¦cnica a un profesional con una mancha semejante en su curr¨ªculum. Cuando era jugador del Gr¨ºmio, en los a?os ochenta, el t¨¦cnico Cuca fue preso en Suiza, acusado junto a otros tres compa?eros del equipo de violar a una ni?a de 13 a?os. El episodio se hizo conocido como el ¡°esc¨¢ndalo de Berna¡±. Por intervenci¨®n del Gobierno de Jos¨¦ Sarney acabaron liberados despu¨¦s de pasar un mes en prisi¨®n y fueron autorizados a cumplir la pena en libertad. Cuca jam¨¢s sufri¨® da?os en su imagen p¨²blica por la acusaci¨®n. Est¨¢ en su tercer paso por el Santos como entrenador.
El club, que se muestra comprometido en las redes sociales en el enfrentamiento de la violencia contra la mujer, parece ahora tolerarla cuando astros de su equipo son se?alados como agresores sexuales. No se trata de una condena anticipada, en el caso de Robinho, ni de una pena perpetua, en el de Cuca. Pero s¨ª de asumir un compromiso verdadero para que las banderas levantadas por el Santos se reflejen debidamente en las acciones de la instituci¨®n, sobre todo en el f¨²tbol. Lo realmente injusto es explotar el drama de las mujeres como una jugada de marketing.
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