Kobe Bryant, el elegido que sucedi¨® a Michael Jordan
No solo no huy¨® nunca de esa apuesta, sino que siempre se sinti¨® con la energ¨ªa para aceptar ese ¨®rdago a la grande
El impacto de una noticia como la muerte de Kobe Bryant, con todas las televisiones mundiales, las redes sociales, los peri¨®dicos, las radios¡ mandando parar m¨¢quinas, nos da la idea de la dimensi¨®n que alcanzan actualmente los deportistas m¨¢s reconocidos. Y no cabe duda de que Kobe ha formado parte de esos aut¨¦nticos h¨¦roes de nuestro tiempo.
La historia de Kobe Bryant como deportista se sali¨® un poco de los cauces habituales de las m¨¢ximas estrellas NBA. Kobe pas¨® varios a?os de su infancia en Italia. Su padre, Joe Bryant, era una de aquellas figuras con pasado en la liga norteamericana, que aterrizaban en aquel pallacanestro de los a?os ochenta atra¨ªdos por buenos contratos y una liga muy atractiva. De alguna manera, la figura de Kobe se nos hac¨ªa algo m¨¢s cercana, a los seguidores del baloncesto europeo, cuando lo escuch¨¢bamos hablar un fluido italiano, siendo capaz adem¨¢s de situarnos a todos en el mapa sin pesta?ear. El remate a esa especial cercan¨ªa primero fue su confesada pasi¨®n por el f¨²tbol, por nuestro f¨²tbol, y algunos a?os despu¨¦s su declarada debilidad por nuestro m¨¢ximo h¨¦roe de la canasta, aquel Pau Gasol en el momento ¨¢lgido de la carrera, que iba a ser uno de sus mejores compa?eros en su persecuci¨®n de los t¨ªtulos y de la gloria, y probablemente siguiera siendo hasta hoy uno de sus mejores amigos.
Kobe no pas¨® por la Universidad. Su brillantez lo llev¨® directamente desde el baloncesto de High School a la NBA. Jerry West, el hombre en el que se inspira la silueta de uno de los logotipos m¨¢s reconocidos del planeta, m¨ªtico jugador de Los Lakers en los a?os sesenta y por entonces general manager del equipo, apost¨® por ¨¦l en el draft de 1996, negociando con los Charlotte Hornets, que lo hab¨ªan seleccionado en la posici¨®n n¨²mero 13, y aguantando las presiones que predec¨ªan el fracaso de los jugadores que daban ese salto demasiado pronto, sin medirse frente a otros universitarios primero. Su caso, y posteriormente el de LeBron James, se sigue recordando como los ¨²ltimos ¨¦xitos de una oportunidad que posteriormente ese baloncesto profesional decidi¨® cerrar para siempre.
El tr¨¢gico fallecimiento de Kobe coincide con el inicio de la carrera profesional de Zion Williamson, otro de esos jugadores elegidos para la gloria. En las ligas profesionales norteamericanas, el concepto del jugador destinado a marcar una ¨¦poca es algo que forma parte de la cultura, del juego de los fans y los medios de comunicaci¨®n, aunque l¨®gicamente no siempre se acierta. A Kobe le toc¨® ocupar un lugar especialmente delicado en ese juego. Por el momento de su aterrizaje en la NBA, era el elegido para ocupar el lugar nada menos que de Michael Jordan. Toda la carrera de Kobe se vio mediatizada por esa apuesta de los aficionados. Y ¨¦l no solo no huy¨® de ella, sino que siempre se sinti¨® con la energ¨ªa para aceptar ese ¨®rdago a la grande. Nadie hab¨ªa jugado a este juego como el n¨²mero 23 de los Chicago Bulls. Subir hasta esa dimensi¨®n era un reto de proporciones gigantescas.
En este d¨ªa tan duro para los aficionados al baloncesto, y sin entrar en detalles sobre una carrera deportiva plagada de ¨¦xitos, podemos decir que Kobe Bryant ha sido sin duda uno de los grandes embajadores de nuestro deporte. Fue un chaval con el talento y la ambici¨®n para cumplir unos objetivos que lo sit¨²an al nivel de los m¨¢s grandes de todos los tiempos, y adem¨¢s supo entender lo que un entorno profesional tan exigente, una liga en permanente expansi¨®n mundial, le ped¨ªa en cada momento.
Hace una semana compart¨ªamos con los lectores ese movimiento tan especial, ese fade away jumper, que ¨¦l y Michael Jordan ejecutaron como nadie y que formar¨¢ parte de nuestra memoria como amantes del deporte. Descanse en paz, Kobe.
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