El Atl¨¦tico atormenta al campe¨®n
El conjunto rojiblanco se adelanta en el minuto cuatro con un gol de Sa¨²l y defiende su renta con u?as y dientes ante un Liverpool sorprendido por la intensidad de su rival
Un gol de ventaja y un partido para la memoria emocional de la era Simeone. Una vez m¨¢s, cuando se le daba por finiquitado, el Atl¨¦tico se levant¨® con una epopeya muy suya. Defensa, esfuerzo y una fe inquebrantable para sujetar y desquiciar al todopoderoso Liverpool, que se fue incr¨¦dulo y atormentado, con su marcador a cero y sin chutar entre los tres palos de Oblak. El Atl¨¦tico vivir¨¢ un infierno ambiental en Anfield, pero el campe¨®n ha conocido antes el del Metropolitano. Nunca, desde la existencia del nuevo estadio, la avenida Luis Aragon¨¦s se hab¨ªa colapsado ni se hab¨ªa te?ido del rojo y blanco centelleante de la humareda las bengalas. Los d¨ªas previos al partido desde todas las instancias del club se hab¨ªa instado a generar una caldera para recibir al campe¨®n de Europa.
Parec¨ªa ser tan trascendental la atm¨®sfera como la pizarra de Simeone para combatir a un equipo que se presentaba como inalcanzable. Por el momento en el que se encontraban uno y otro, para el Atl¨¦tico el duelo era una de esas citas imposibles. Una quimera de esas en las que la fe parece contar tanto como el f¨²tbol o las alineaciones. En esto ¨²ltimo, Simeone sorprendi¨® con la inclusi¨®n de Lemar y su renuncia al cuatrivote. Por la envergadura del duelo, no apunt¨® a ser una mera oportunidad. En la cabeza del entrenador rojiblanco pareci¨® haber dos partidos. Uno para cada tiempo. Renunci¨® a Llorente y a Vitolo, dos de los futbolistas m¨¢s meritorios en las ¨²ltimas semanas. Thomas y Sa¨²l se apuntalaron en el medio. La presencia de Koke y Lemar apunt¨® a un intento de tener buen pie en los costados. Menos forraje y m¨¢s atrevimiento del esperado. El once y la disposici¨®n de los futbolistas para desafiar al burbujeante equipo de J¨¹rgen Klopp fue una apuesta clara de Simeone.
De inicio, el rock and roll no fue de los muchachos de Klopp, que parecieron sorprendidos tanto de la salida a toda mecha de los rojiblancos como de los decibelios que emanaban de las gradas. Se jaleaba todo. Un saque de banda, una recuperaci¨®n o una mala entrega de Liverpool. En ese ritmo desgarrador, Lemar puso una rosca que Morata solo acert¨® a conectar con el flequillo. El arre¨®n madrugador le dio al Atl¨¦tico para provocar un saque de esquina. Lo ejecut¨® Correa y la pelota le cay¨® muerta a Sa¨²l sin que ninguno de los defensas del Liverpool hubiera acertado a despejarla. Sa¨²l remat¨® a Alisson a bocajarro con un tiro cruzado. En cuatro minutos el Atl¨¦tico ten¨ªa el marcador donde nadie esperaba.
El madrugador tanto med¨ªa las hechuras del campe¨®n, obligado a ir a remolque ante un equipo que se ha hecho un hueco en la ¨¦lite desde la defensa de un r¨¦dito por m¨ªnimo que sea. El gol dio paso a un dominio terrenal del Liverpool. El partido pas¨® a jugarse en campo del Atl¨¦tico. Replegado, pareci¨® querer invitar al campe¨®n a que mostrara su repertorio sin espacios para correr. Fabinho barr¨ªa cualquier intento del equipo de Simeone de pasar del centro del campo y a partir del brasile?o se afilaba con sus laterales. Sobre todo con Robertson, que pareci¨® tener una cilindrada m¨¢s que cualquiera de los futbolistas sobre el campo.
El Atl¨¦tico despleg¨® un ejercicio defensivo de los suyos. Gremial e inteligente para no picar en los arrastres y en las provocaciones sin bal¨®n de Salah, Firmino y Man¨¦. Tampoco los intentos de ruptura por dentro de Henderson fueron una soluci¨®n. En medio de ese dominio, el Atl¨¦tico pudo estirarse un par de veces para inquietar. Un inusual mal despeje de Van Dijk puso a Morata contra Joe G¨®mez y Alisson, y el delantero resolvi¨® con un recorte y un disparo fuerte, pero inocente.
Sin noticias del tridente ¡®red¡¯
Pasada la media hora, Oblak estaba in¨¦dito. Sin noticias ofensivas del tridente red. Maniatado hasta que entre Man¨¦ y Robertson ligaron una jugada que Salah no convirti¨® en gol porque su remate dio en la espalda de Savic. Ese fue el ¨²nico chispazo de un equipo que no daba con la tecla para desenmara?ar el entramado rojiblanco del Atl¨¦tico, que se fue al descanso jaleado por su hinchada.
El cambio de Llorente por Lemar certific¨® que Simeone ten¨ªa en su pensamiento dos partidos. Con el marcador a favor, blind¨® el centro del campo y lo reforz¨® con el despliegue y las revoluciones del volante madrile?o. Klopp tambi¨¦n oper¨® en la caseta. Sent¨® al desdibujado Man¨¦, amonestado, y se fio a la potencia de Origi. La salida torrencial del Liverpool apenas le dio para un cabezazo de Salah que se fue por poco. Tanto sometimiento sin perturbar a Oblak incluso anim¨® al Atl¨¦tico a estirarse. Ah¨ª Lodi firm¨® una de sus mejores actuaciones. Una cabalgada suya de ¨¢rea a ¨¢rea rompi¨® al Liverpool. Y no termin¨® de liquidarle porque Morata se trastabill¨® al armar la pierna. El propio Lodi prob¨® fortuna con un misil lejano y cruzado que acongoj¨® a Alisson.
La respuesta del Liverpool fue una llegada de Henderson finalizada con un toque picudo. El doble cambio de Vitolo por Morata y Diego Costa, que reaparec¨ªa, por Correa fue la ¨²ltima maniobra de Simeone para tratar de que el equipo no terminara aculado en su ¨¢rea, y lo consigui¨®. Ya sin Salah, el Liverpool sigui¨® frustrado en su intento por asaltar a un equipo al que nunca supo c¨®mo tumbar.
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