Los pa¨ªses ricos se comprometen a aportar 300.000 millones de d¨®lares de financiaci¨®n clim¨¢tica
La COP29 cierra un pacto para aumentar el apoyo econ¨®mico al sur global, que critica la cicater¨ªa de las naciones desarrolladas
Ni las guerras ni la pandemia del covid ni las tensiones entre China y Estados Unidos han bloqueado en el convulso ¨²ltimo lustro los acuerdos en las cumbres del clima, de las que siempre se ha conseguido sacar adelante alg¨²n pacto, aunque resultase insuficiente o d¨¦bil y no haya logrado a¨²n que las emisiones caigan a la velocidad suficiente. En la cumbre de Bak¨² la cuerda se ha llegado a tensar tanto que parec¨ªa que esta vez se terminar¨ªa por romper. Pero, de nuevo, los casi 200 pa¨ªses reunidos en la capital de Azerbaiy¨¢n en la COP29, la conferencia clim¨¢tica anual de la ONU, han sacado adelante en el tiempo de descuento un acuerdo sobre la financiaci¨®n, a pesar del entorno internacional tan complicado y del papel un tanto ca¨®tico que ha jugado la presidencia de la cumbre, que reca¨ªa en Azerbaiy¨¢n como pa¨ªs anfitri¨®n. Las negociaciones clim¨¢ticas siguen siendo la aldea gala del multilateralismo.
El acuerdo final de esta COP29 marca como objetivo gen¨¦rico para la lucha contra el cambio clim¨¢tico movilizar con recursos p¨²blicos y privados 1,3 billones de d¨®lares para 2035, aunque sin especificar claramente de d¨®nde saldr¨¢n. Pero la clave de todo, y lo que ha retrasado el fin de esta cita, est¨¢ en cu¨¢nto dinero deben poner sobre la mesa los pa¨ªses desarrollados para ayudar a los Estados con menos recursos. El texto apunta a que las naciones m¨¢s ricas deber¨¢n llegar a una aportaci¨®n de al menos 300.000 millones de d¨®lares anuales para 2035, lo que supondr¨ªa multiplicar por tres la meta actual que est¨¢ en los 100.000 millones. En cualquier caso la nueva cantidad comprometida est¨¢ muy por debajo de las necesidades reales que tienen estos pa¨ªses, que han criticado la cicater¨ªa de los gobiernos occidentales.
En el coraz¨®n de los debates de esta cumbre de Bak¨² ¡ªque arranc¨® el 11 de noviembre pasado y deber¨ªa haber concluido este viernes, no se ha cerrado hasta pasadas las 2.30 de este domingo 24 (hora local)¡ª, estaba la llamada financiaci¨®n clim¨¢tica; es decir, los fondos que deben recibir los pa¨ªses con menos recursos para reducir sus emisiones de efecto invernadero alej¨¢ndose de los combustibles f¨®siles. Ese dinero tambi¨¦n debe servir para que se preparen y protejan de los efectos de un calentamiento del que son los menos responsables.
Hace 15 a?os, en otra cumbre del clima, se acord¨® que esa financiaci¨®n deb¨ªa ser puesta por los pa¨ªses considerados desarrollados y que tendr¨ªa que alcanzar los 100.000 millones anuales en 2020. En Bak¨², tocaba actualizar esa meta, que finalmente se quedar¨¢ en los 300.000 millones, seg¨²n lo acordado en esta COP29.
Esa cifra ha sido uno de los principales motivos de disputa. Porque mientras las naciones desarrolladas, con Estados Unidos y la Uni¨®n Europea a la cabeza m¨¢s visibles, se han resistido hasta el ¨²ltimo instante a aclarar hasta d¨®nde estaban dispuestas a llegar, los pa¨ªses en desarrollo les exig¨ªan que pusieran billones sobre la mesa, algo a lo que no estaban dispuestos a llegar los negociadores del bloque occidental. ¡°Debe ser una cantidad realista y alcanzable¡±, han repetido una y otra vez los negociadores de estos pa¨ªses. En otro borrador del acuerdo de financiaci¨®n difundido el viernes la meta propuesta era de 250.000 millones, con lo que en el texto final se incrementa en 50.000 millones.
La cantidad acordada no ha contentado, sin embargo, a varios de los pa¨ªses llamados a ser receptores, como Cuba, Bolivia y la India, que han reprochado a la presidencia c¨®mo ha llevado las negociaciones y a los pa¨ªses ricos su falta de compromiso. La representante de Nigeria ha calificado de ¡°insulto¡± y ¡°broma¡± la cantidad puesta sobre la mesa por las naciones desarrolladas.
Pero si importante es el cu¨¢nto, no menos es el c¨®mo se movilizar¨¢n esos fondos y quienes los pondr¨¢n sobre la mesa. Respecto al c¨®mo, en el texto se apunta a que la financiaci¨®n de los 300.000 millones para 2035 deber¨¢ venir de ayudas p¨²blicas, pero tambi¨¦n podr¨¢ proceder de cr¨¦ditos. Y de inversi¨®n privada ligada a proyectos y ayudas p¨²blicas.
La otra gran cuesti¨®n de esta cumbre era el qui¨¦n debe aportar. Porque estas negociaciones se realizan sobre la base de una Convenci¨®n Marco de Cambio Clim¨¢tico de la ONU, de 1992, que se?ala que son los considerados entonces pa¨ªses desarrollados los que deb¨ªan realizar los mayores esfuerzos. Se trata de EE UU, la Uni¨®n Europea, Canad¨¢, Suiza, Australia y Jap¨®n. El peso de la financiaci¨®n clim¨¢tica con ayudas p¨²blicas y cr¨¦ditos de todo tipo ha reca¨ªdo hasta ahora sobre sus hombros. Pero fuera se han quedado otros pa¨ªses de altos ingresos, muy emisores y que no han estado hasta este momento obligados a aportar fondos; se trata de naciones como China, Arabia Saud¨ª, Rusia y Corea del Sur.
En el texto se alienta a que otras naciones que no est¨¢n consideradas desarrolladas en el contexto de la ONU ¡°hagan contribuciones adicionales¡± para lograr los objetivos de financiaci¨®n, aunque se trata de una invitaci¨®n no de una obligaci¨®n.
La clave est¨¢ en los bancos de desarrollo multilaterales, donde no existe esa divisi¨®n de pa¨ªses desarrollados y el resto, y cuentan con aportaciones tambi¨¦n de China y otros Estados. El empe?o del bloque del llamado norte global ha sido desde el principio que todos los proyectos clim¨¢ticos financiados por estas entidades se contabilicen en la meta global de los 300.000 millones para reducir la presi¨®n sobre ellos, y as¨ª se refleja en el acuerdo final. Adem¨¢s, en el texto se reitera la importancia de ¡°reformar la arquitectura financiera multilateral¡± y se aboga por eliminar los ¡°obst¨¢culos¡± que se encuentran los pa¨ªses en desarrollo para poder recibir inversiones y transformar sus sistemas energ¨¦ticos, como ¡°los niveles de deuda insostenibles¡±.
La cumbre ha llegado en un momento de convulsi¨®n internacional que no ha favorecido tampoco las negociaciones. EE UU est¨¢ a pocas semanas de asistir a la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, que ya sac¨® a su pa¨ªs del Acuerdo de Par¨ªs. El presidente argentino, Javier Milei, orden¨® a los negociadores de su pa¨ªs la primera semana de cumbre que regresaran a casa. Y en el coraz¨®n de la Uni¨®n Europea el avance de la ultraderecha tambi¨¦n est¨¢ debilitando las pol¨ªticas clim¨¢ticas.
Muchos de los negociadores han sentido la presi¨®n por cerrar el acuerdo de financiaci¨®n en esta cumbre, ante la perspectiva de que el a?o que viene sea todav¨ªa m¨¢s complicado afrontar este dif¨ªcil debate. ¡°La gran lucha es la cifra, pero no nos podemos ir de Bak¨² sin un acuerdo. Bak¨² no se puede convertir en Copenhague [en referencia a la fracasada conferencia de 2009 en la ciudad danesa] porque ser¨ªa una herida fatal al multilateralismo¡±, resum¨ªa durante las horas m¨¢s tensas el representante paname?o, Juan Carlos Monterrey. ¡°La COP29 se llev¨® a cabo en circunstancias dif¨ªciles, pero el multilateralismo est¨¢ vivo y es m¨¢s necesario que nunca¡±, ha se?alado tras el pacto Laurence Tubiana, consejera delegada de la European Climate Foundation y una de las arquitectas del Acuerdo de Par¨ªs. ¡°La gran mayor¨ªa de los pa¨ªses y sus ciudadanos quieren que se tomen medidas en¨¦rgicas, y los gobiernos deben seguir avanzando como parte de una coalici¨®n mundial por el clima¡±.
¡°Hab¨ªa esperado un resultado m¨¢s ambicioso, tanto en materia financiera como de mitigaci¨®n, para estar a la altura del gran desaf¨ªo que enfrentamos, pero el acuerdo alcanzado proporciona una base sobre la cual construir¡±, ha sostenido por su parte Ant¨®nio Guterres, secretario general de la ONU, a trav¨¦s de las redes sociales.
Mercados de carbono
Unas horas antes de cerrarse el acuerdo sobre financiaci¨®n, la tarde de este s¨¢bado, la presidencia de la cumbre ha convocado un plenario, en el que la buena noticia para los pa¨ªses que negocian ha sido que se ha cerrado el acuerdo sobre mercados de carbono, que despeja el camino para que pueda crearse un sistema internacional para comerciar.
Con todo, todav¨ªa deben desarrollarse por completo en 2025 las reglas t¨¦cnicas. Pero la aprobaci¨®n de este punto de la agenda, que se lleva retrasando a?os, es una buena noticia para los defensores de este sistema de compra y venta de derechos, que en los ¨²ltimos a?os ha estado envuelto en la pol¨¦mica y en las dudas sobre su efectividad real para la reducci¨®n de las emisiones.
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