El Valencia contra el mejor ataque de Italia

El Valencia se medir¨¢ esta noche al Atalanta de B¨¦rgamo en la ida de los octavos de final de la Champions y es dif¨ªcil imaginar un contraste m¨¢s tajante entre dos clubes. El partido se jugar¨¢ en campo neutral, en San Siro (21:00 horas, Movistar), porque el peque?o estadio de B¨¦rgamo, el Atleti Azzurri, est¨¢ en obras. Parece claro que en el plano econ¨®mico el Valencia goza de una ventaja. Esta superioridad se difumina en el terreno de juego.

Dice Alejandro G¨®mez, el capit¨¢n del Atalanta, que una de las razones que hacen de su club una referencia administrativa es la presencia constante de Antonio Percassi, el presidente, y su hijo Luca, el director deportivo, en las instalaciones de la ciudad deportiva de Zingonia. Adem¨¢s de tener un recorrido empresarial prestigioso, ambos fueron jugadores nerazzurri de nivel profesional. El Atalanta es una sociedad provincial de propiedad familiar. En su modestia reside su fuerza, que se transmite con naturalidad al equipo, el m¨¢s divertido de la Serie A, a juzgar por la insolencia de su juego y el impacto abrumador de sus cifras. La creaci¨®n de Gian Piero Gasperini, un t¨¦cnico brillante, se traduce en goles a morterada. El Atalanta fue el equipo m¨¢s goleador de la pasada Serie A y este a?o se mejora con 63 tantos a favor, 17 m¨¢s que la Juventus de Cristiano. Las andanadas le han llevado a debutar en Champions por primera vez en su historia.

Enfrente, el Valencia se define por oposici¨®n. No es un debutante en Champions sino un experto de larga trayectoria. No es un club de provincias sino de capital, y su propietario no es un paisano con ra¨ªces en la casa sino un capitalista de ultramar, el singapurense Peter Lim, a quien los jugadores no solo no ven, sino que adem¨¢s perciben como un agente tan remoto como desconcertante. Al frente del equipo tampoco hay un entrenador que lleve a?os dirigiendo un proyecto de autor sino un t¨¦cnico fichado para reemplazar al que despidieron de improviso. Celades ha hecho un buen trabajo, pero solo ha tenido tiempo de serenar al vestuario. La organizaci¨®n del equipo es su cuenta pendiente, lastrada por tres bajas pesad¨ªsimas: Rodrigo en ataque, y Paulista y Garay en la zaga.

La inestabilidad marca el juego del Valencia, capaz de lo mejor y de lo peor, sobre todo cuando intenta afirmarse en su defensa como hac¨ªa el a?o pasado. Mangala y Djakhaby, los centrales suplentes, a?aden incertidumbre a una estructura que tiembla cada vez que Parejo duda. De la pericia del capit¨¢n para soslayar la inseguridad defensiva depender¨¢ buena parte de la suerte de una eliminatoria a la que el Atalanta llegacon aire festivo.