Jaime Santos elimina a Sh¨ªrov en un duelo magn¨ªfico
El leon¨¦s, de 24 a?os, se impone en el desempate de la 1? semifinal (3,5-2,5) al hispano-let¨®n, de 48
Quienes conocen al leon¨¦s Jaime Santos desde ni?o saben de su enorme talento, lastrado muchas veces por jugar demasiado r¨¢pido en posiciones muy ventajosas. Pero eso no ocurri¨® hoy, en la 1? semifinal del XXXIII Magistral Ciudad de Le¨®n (torneo r¨¢pido, este a?o por internet, en Chess.com) contra Alex¨¦i Sh¨ªrov, subcampe¨®n del mundo en 2000, a quien super¨® (3,5-2,5) en el desempate rel¨¢mpago. Santos se enfrentar¨¢ el domingo al ganador, el s¨¢bado, de la 2? semifinal, entre el estadounidense Leinier Dom¨ªnguez y el iran¨ª Parham Maghsoodloo.
¡°La clave ha estado en si he sido valiente o temerario en las partidas decisivas con negras. Como he ganado, he sido valiente¡±, resumi¨® Santos en su entrevista con los grandes maestros Julio Granda y Carlos Matamoros, para Chess.com.
Jaime Santos (otra de las j¨®venes estrellas espa?olas es Miguel Santos) se ha criado como ajedrecista en el Ciudad de Le¨®n: desde ni?o era un participante asiduo en el torneo de j¨®venes talentos que suele disputarse el domingo por la ma?ana, en el mismo escenario y con el mismo material que se utiliza unas horas despu¨¦s para la final del Magistral. Entrenado desde entonces por el organizador y principal art¨ªfice el torneo, Marcelino Si¨®n, el gran maestro Santos est¨¢ ya muy bregado en partidas duras para no asustarse por el nombre o el talento de sus rivales.
Todo ello se comprob¨® en el emocionante primer asalto del duelo. Muy conocedor de lo peligroso que es incentivar la infinita creatividad de Sh¨ªrov, el Leonardo da Vinci del ajedrez, el leon¨¦s eligi¨® con blancas la variante m¨¢s aburrida contra la Defensa Eslava. Sin embargo, el hispano-let¨®n encontr¨® la manera de sacrificar algo: la calidad (diferencia de valor entre una torre y un alfil) por un pe¨®n. Y lucha se volvi¨® ardiente, haciendo honor al t¨ªtulo de un excelente libro de Sh¨ªrov, Fuego en el tablero.
Cuando la temperatura alcanz¨® el hervor, Sh¨ªrov sac¨® de su chistera otro bello conejo, que pon¨ªa a su rival contra las cuerdas y muy presionado por el reloj. Pero Santos supo estar a la altura, encontr¨® la ¨²nica respuesta correcta, que le daba ventaja, y aprovech¨® despu¨¦s un error de Sh¨ªrov con precisi¨®n para llevarse el punto.
Como buen y muy brillante veterano, Sh¨ªrov dedujo de inmediato que esa no era la manera de tumbar a Jaime Santos, de modo que en el segundo asalto aparc¨® su eterna b¨²squeda de la belleza y opt¨® para lograr con las piezas blancas una ventaja posicional. A continuaci¨®n, la tradujo en un pe¨®n de m¨¢s y poco despu¨¦s en un final de torres muy favorable, que ejecut¨® en una limpia faena t¨¦cnica de ali?o.
Esa tendencia se vio con m¨¢s claridad a¨²n en la tercera partida. Santos repiti¨® la variante sosa de la primera, pero Sh¨ªrov no entr¨® a la provocaci¨®n. Fue una lucha t¨¦cnica, larga (51 movimientos) y de escaso inter¨¦s, que termin¨® en tablas, un resultado favorable para Leonardo, porque iba a tener las blancas en la cuarta y ¨²ltima al ritmo de veinte minutos m¨¢s diez segundos por movimiento.
Santos fue valiente en ese asalto decisivo, y plante¨® la Defensa Caro-Kann, muy apropiada para que Sh¨ªrov active su volc¨¢n creativo. Por primera vez, el leon¨¦s consumi¨® m¨¢s tiempo que su adversario en los primeros lances. Pero Sh¨ªrov pens¨® mucho el 14?, para incendiar el tablero. Sin embargo, Santos volvi¨® a responder a lo grande, con un bello contragolpe t¨¢ctico. La lucha se convirti¨® en un l¨ªo tremendo, justo lo que enciende todos los mecanismos art¨ªsticos de Leonardo.
Pero el ¨ªdolo leon¨¦s demostr¨® lo que le ha hecho famoso, a pesar de su juventud: una asombrosa rapidez para evaluar y calcular. Par¨® el ataque de Sh¨ªrov y adem¨¢s le sac¨® siete minutos en el reloj (diez contra tres, que luego se convirtieron en uno contra ocho). Sh¨ªrov logr¨® mantenerse en la l¨ªnea de lo correcto con menos de 30 segundos disponibles, pero Jaime tambi¨¦n, y forz¨® el empate por jaque continuo.
Se lleg¨® as¨ª al desempate rel¨¢mpago (cinco segundos m¨¢s tres segundos), modalidad en la que Sh¨ªrov es el mejor espa?ol y aventaja a Santos en 114 puntos. Pero, una vez m¨¢s, ello no arredr¨® al m¨¢s joven, quien insisti¨® en la variante aburrida contra la Eslava, logr¨® clara ventaja, omiti¨® un golpe t¨¢ctico ganador y, aun as¨ª, oblig¨® al hispano-let¨®n a desenfundar el frasquito de las esencias para una defensa numantina, que coron¨® con ¨¦xito para arrancar medio punto.
La presi¨®n segu¨ªa subiendo, pero Santos continuaba manteniendo su espada en alto. En la siguiente partida, sexta del duelo y segunda rel¨¢mpago, sali¨® muy bien con negras de la apertura (Defensa Caro-Kann de nuevo) y demostr¨® su profundo conocimiento de ese esquema en concreto, y tambi¨¦n su enorme intuici¨®n posicional, con un sacrificio de calidad instant¨¢neo, sin pensar apenas, en la jugada 23. No lo ejecut¨® a la perfecci¨®n -omiti¨® otro golpe t¨¢ctico ganador en la siguiente- pero a¨²n as¨ª sigui¨® luchando con una enorme calidad t¨¦cnica, hasta superar a Sh¨ªrov -un insigne especialista en posiciones de pocas piezas- en un dif¨ªcil final de alfiles de distinto color.
Tras un combate tit¨¢nico, aquel ni?o leon¨¦s de enorme talento pero poca serenidad, acababa de tumbar a una leyenda viva del ajedrez.
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