Drama en el salvaje K2

Todos los que han escalado las 14 monta?as m¨¢s elevadas del planeta agradecen seguir con vida. Por preparado que uno est¨¦, nadie es capaz de anticiparse siempre a un resbal¨®n, a una grieta, a una roca que se desprende y te apunta, a un despiste que dura una fracci¨®n de segundo y te arrastra. Este s¨¢bado, alrededor de las cuatro de la tarde en Pakist¨¢n (mediod¨ªa en Espa?a), el himalayista catal¨¢n Sergi Mingote perdi¨® la vida a los 49 a?os tras sufrir una ca¨ªda de 600 metros de desnivel. Nadie ha sabido explicar a¨²n, y seguramente nunca se descubra, qu¨¦ provoc¨® el accidente, ocurrido entre el campo 1 (6.200 metros) de la ruta cl¨¢sica del K2 y el campo base avanzado, a unos 5.350 metros. Tuvo que ser un verdadero caso de mala fortuna. En verano, una interminable pero t¨¦cnicamente sencilla rampa de nieve une ambos puntos. En invierno, el escenario cambia radicalmente: el viento barre la nieve y deja aflorar una tremenda rampa de hielo. Toda la parte inferior de la ruta queda expuesta a ca¨ªdas de bloques de roca de todos los tama?os, roca de mala calidad que se desprende bajo el efecto del viento que barre la nieve y el hielo que da cohesi¨®n al espol¨®n. El tramo, no obstante, estaba asegurado por cuerdas fijas, un verdadero cord¨®n umbilical con la vida para los cerca de 70 monta?eros que se hab¨ªan citado este invierno con el ¨²ltimo reto invernal: lograr al fin la primera ascensi¨®n del K2 (8.611 metros, la segunda monta?a m¨¢s alta del planeta tras el Everest), el ¨²ltimo de los 14 ochomiles que a¨²n no hab¨ªa conocido un ascenso en la estaci¨®n m¨¢s fr¨ªa del a?o.

Parad¨®jicamente, una hora despu¨¦s del fallecimiento de Sergi Mingote, 10 himalayistas de Nepal se plantaban de la mano en la cima de una monta?a que hab¨ªa resistido los envites de grandes especialistas occidentales. A falta de conocer los detalles de su impresionante ascensi¨®n, se puede afirmar que Nepal ha logrado una de las mayores gestas de su historia fuera de sus fronteras. Nunca un ¨¦xito semejante se llev¨® menos aplausos: todo el campo base segu¨ªa en un estado de conmoci¨®n sopesando la p¨¦rdida de Mingote, uno que tambi¨¦n conoc¨ªa la cima del K2, lograda en el verano de 2018.

Entonces, el catal¨¢n de Paret del Vall¨¦s, en Barcelona (fue su alcalde entre 2011 y 2018) sufri¨® un calvario para escapar de la monta?a, cegado por el mal tiempo. Muy posiblemente, de no mediar la pandemia del coronavirus, Mingote no hubiese aceptado coliderar este invierno en el K2 una macroexpedici¨®n comercial con la agencia Seven Summits (Nepal). Se trataba de su primera experiencia en el invierno himal¨¢yico. Su proyecto deseado era escalar sin ayuda de ox¨ªgeno artificial los 14 ochomiles pero en un plazo m¨¢ximo de 1.000 d¨ªas, para batir el r¨¦cord del coreano Kim Chang-Ho, que precis¨® 7 a?os, 10 meses y 6 d¨ªas. Mingote sumaba seis ochomiles de esta guisa en apenas 367 d¨ªas cuando la pandemia borr¨® su reto. Antes, entre 1998 y 2003 hab¨ªa escalado el Everest desde el sur y el norte as¨ª como el Cho Oyu y el Shisha Pangma. Tampoco era ajeno a retos de ultrafondo a pie o en bicicleta. Mingote descend¨ªa del campo 2, instalado a 7.000 metros, donde hab¨ªa cerrado su ciclo de aclimataci¨®n antes de lanzar un ataque a la cima en los pr¨®ximos d¨ªas. Le acompa?aba el chileno Juan Pablo Mohr, quien al parecer no fue testigo del accidente y tard¨® 40 minutos en alcanzar el punto donde se hallaba el cuerpo, a los pies del Espol¨®n de los Abruzzos, la hist¨®rica ruta empleada en 1954 por una expedici¨®n italiana para lograr la primera ascensi¨®n de la segunda cima m¨¢s elevada del planeta.

La agencia Seven Summits emiti¨® un comunicado en el que explicaba c¨®mo la italiana Tamara Lunger y el rumano Alex Gavan, que se encontraban al pie de la monta?a, hab¨ªan acudido en auxilio de Mingote mientras desde el campo base se enviaba material m¨¦dico: nadie pudo hacer nada por reanimarlo. Mingote era uno de los escasos 10 alpinistas presentes a los pies del K2 que manten¨ªa la ilusi¨®n de escalarlo en invierno sin ayuda de ox¨ªgeno artificial, cuesti¨®n de ¨¦tica.

El K2 recoge muchos de los momentos m¨¢s tr¨¢gicos del himalayismo espa?ol desde la muerte ag¨®nica del vasco Atxo Apellaniz en 1994 cuando trabajaba para el programa de TVE Al filo de lo imposible. La tozudez suicida de su compa?ero y amigo Juanjo San Sebasti¨¢n y la ayuda impagable del resto del equipo que acudi¨® desde la parte baja de la monta?a no evitaron la muerte por agotamiento de uno de los himalayistas m¨¢s brillantes del panorama nacional. La tragedia dio paso, a?os despu¨¦s, a uno de libros de monta?a m¨¢s sinceros, vibrantes y bellos que pueden encontrarse en las librer¨ªas: Cita con la cumbre, por supuesto escrito por Juanjo San Sebasti¨¢n.

Apenas un a?o despu¨¦s, una enorme tragedia sacudi¨® de nuevo la monta?a: los aragoneses Javier Escart¨ªn, Javier Oliv¨¢n y Lorenzo Ortiz fueron literalmente arrancados de la monta?a por un viento huracanado poco despu¨¦s de lograr la cima. Sin las precisas mediciones meteorol¨®gicas actuales (las mismas que han hecho posible que el K2 sea al fin conquistado en invierno), los tres espa?oles jam¨¢s tuvieron la opci¨®n de anticiparse al cataclismo que se les ven¨ªa encima. Nunca m¨¢s se les volvi¨® a ver, ni a sus acompa?antes, entre las que figuraba la brit¨¢nica Alison Hargreaves, la gran dama del alpinismo.

Ese mismo a?o, Jordi Angl¨¦s sufri¨® una ca¨ªda mortal despu¨¦s de abandonar a 8.300 metros en la cara sureste. En 2004, uno de los hitos del himalayismo espa?ol qued¨® aturdido por la muerte de Manel de la Mata. Afectado por una peritonitis falleci¨® cerca del campo base cuando su compa?ero de expedici¨®n, Jordi Corominas, ajeno a la tragedia, lograba en solitario la primera repetici¨®n de una de las rutas m¨¢s comprometidas del K2: la Magic Line. Una d¨¦cada m¨¢s tarde, Miguel ?ngel P¨¦rez fue hallado muerto en su tienda, a 8.000 metros, horas despu¨¦s de alcanzar la cima. Su desaparici¨®n deja hueco ahora a la de Sergi Mingote, v¨ªctima de una monta?a mucho m¨¢s salvaje que el Everest, la cima del mundo con sus 8.848 metros, y que apenas cuenta con 355 ascensiones estivales y una, la de ayer, tremendamente especial y agridulce. Mientras la monta?a permit¨ªa que 10 alpinistas de Nepal pisaran por primera vez su cumbre en invierno, un accidente se cobraba la vida del monta?ero espa?ol. A cambio de todas las conquistas que ha vivido el segundo gigante del planeta, 83 personas han perdido la vida en sus laderas. Es el drama y la ¨¦pica, la vida y la muerte.